La detección verifica en forma directa la existencia de las ondas gravitatorias ya que antes habían sido vistas en forma indirecta al observar cómo estrellas de neutrones iban perdiendo energía por la emisión de ondas gravitatorias. Otro punto muy interesante es la observación más directa de un agujero negro. Uno puede calcular con las ecuaciones de Einstein la emisión de ondas gravitatorias y la forma detallada de estas ondas nos permite comprobar que el espacio-tiempo se comporta efectivamente como Einstein dice, incluso en regiones muy cercanas al horizonte de un agujero negro, en donde las distorsiones del espacio tiempo son grandes.
Mirando hacia el futuro, lo más interesante es que se abre una nueva ventana para observar el Universo. Hasta hace unos cien años la única manera de recibir señales de fuera de la Tierra era por medio de la luz. Primero con los ojos y luego con telescopios. En el siglo veinte se comenzaron a recibir otras señales: rayos cósmicos, distintas ondas electromagnéticas: ondas de radio, infrarrojo, rayos X, rayos gamma y, en forma más reciente, neutrinos.
Cada vez que se exploró el Universo con un nuevo tipo de radiación o partículas, se vieron cosas nuevas. Ahora comienza la era de la astronomía de ondas gravitacionales, con ellas podremos explorar estas colisiones de estrellas de neutrones o de agujeros negros. Son uno de los procesos más violentos del Universo. Son procesos donde la estructura del espacio-tiempo cambia en forma bastante drástica. Este descubrimiento es sólo el comienzo. Es como haber construido el primer telescopio y descubrir las lunas de Júpiter (lo que hizo Galileo). A esto lo siguieron telescopios más poderosos. Muy probablemente lo mismo ocurra con las ondas gravitacionales. Este resultado, si se confirma, demuestra que hay señales interesantes. ¡Todo un nuevo Universo por explorar!
*Físico argentino del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton (EE.UU.)