CIENCIA
Consecuencias indeseables

Perder la cabeza por la belleza: botox dañaría el cerebro

Un estudio reciente indica que la toxina usada para borrar las arrugas podría afectar al sistema nervioso central. De comprobarse, ¿quienes serían las víctimas locales? Galería de imágenes. Galería de fotos

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| Cedoc

A veces, el precio que se paga por la belleza y la juventud puede resultar demasiado caro.  Puede llevar incluso a que una persona pierda la cabeza, porque un reciente estudio ha revelado que la toxina botulínica, mundialmente conocida como botox, podría causar severos daños en el cerebro y afectar el sistema nervioso central.

Según la investigación, publicada en el Journal of Neuroscience, el botox puede afectar la capacidad de las células para comunicarse a través de los circuitos de la espina dorsal, aunque aseguraron que esto aún no ha sido corroborado en el cuerpo humano, ya que sólo hicieron pruebas de laboratorio con ratones.

Sin embargo, el estudio no es concluyente ya que no existe una concordancia entre el organismo de los roedores y el de los humanos. Además, los investigadores no inyectaron a las ratas con la versión comercial de producto, sino con diferentes preparaciones de la toxina. No obstante, el próximo paso de la investigación será testear el botox en monos, más parecidos a los seres humanos, para analizar los resultados y ver si, en efecto, es perjudicial para el cerebro.

Alrededor del mundo, el botox se ha convertido en un producto con masiva aceptación para tratamientos cosméticos. El año pasado, solamente, ha registrado ventas por más de mil millones de dólares, lo que convierte a esta droga en la best seller de las cirugías estéticas.

Hoy, amas de casa, profesionales y hasta estrellas de Hollywood recurren al pinchazo para congelar sus arrugas y verse más jóvenes, pero la ciencia no ve con buenos ojos a este producto. En nuestro país, algunos aseguran que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ha recurrido a la aguja en varias oportunidades para verse espléndida a los 54 años. Todas ellas, según este estudio, pueden convertirse en las próximas víctimas.