Tras 36 meses de deliberaciones, decenas de mesas de trabajo y las opiniones de más de 300 investigadores, cámaras y empresarios; la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Lino Barañao, presentaron en sociedad el Plan Argentina Innovadora 2020 en ciencia y tecnología el martes en la Casa Rosada. “El objetivo de este documento es tener una guía para poder implementar diferentes acciones, con un objetivo: articular la producción de nuevos conocimientos científicos y el desarrollo económico productivo y social, como también lograr un crecimiento que sea inclusivo y sustentable. Queremos que la ciencia ayude a la economía”, le resumió a PERFIL la doctora Ruth Ladenheim, secretaria de Planeamiento y Políticas del Ministerio.
En el texto del plan figura –como hipótesis de máxima–que en el año 2020 la inversión total en ciencia y tecnología (C&T) de la Argentina alcance el 1.65% de su PBI. Y, según las autoridades del área, su ambición es llegar a ese número con el Estado y el sector privado aportando conjuntamente. Vale aclarar que hoy esa meta parece lejana, ya que el Estado pone el 74% del 0.64% del PBI dedicado a C&T (ver infografía).
Para alcanzar estas mejoras, los responsables afirman haber armado un plan dinámico, que incluye objetivos, acciones y los instrumentos financieros y regulatorios necesarios para cumplirlos. También dijeron que es flexible, para poder sumar eventuales futuras innovaciones tal como pasó hace dos décadas con la aparición de internet.
“Por otra parte para no quedarse en una mera enunciación de objetivos, las mesas de trabajo con expertos, que suelen ser interdisciplinarias, también están diseñando “hojas de ruta”. Estas marcan los pasos concretos para desarrollar –científica y tecnológicamente– los sectores identificados como los más deseados y competitivos para cada región del país”, aseguró Ladenheim.
Seis segmentos. Los grandes sectores para ser estimulados desde el Ministerio de Ciencia incluyen: Agroindustria, Salud, Desarrollo Social, Energía, Industria, Ambiente y Cambio Climático. De esos se desprendieron 34 Núcleos Socio-Productivos Estratégicos (NSPE) que son bien específicos e incluyen temáticas tales como mejoramiento de semillas, nueva maquinaria agrícola, energías alternativas y uso racional, desarrollo de componentes electrónicos, innovaciones en equipamiento médico, bioingeniería de tejidos y avances en fito y nanomedicina, entre los principales.
Si dentro de un lustro el plan 2020 es exitoso será, en parte, gracias a que el sector privado aumente sensiblemente su participación. “Coincido con la idea de que ese segmento debe invertir más en ciencia”, dijo Graciela Ciccia, una profesional que suma experiencia como ex directiva del Conicet, actual directora de Innovación y Desarrollo de Insud, grupo privado que actúa en el mercado de biotecnología. Ciccia propone “que el sector privado de la economía incorpore más doctores en ciencias a su staff. Y también necesitamos estimular el emprendedorismo entre los científicos jóvenes, para que creen empresas sobre nuevas ideas”.
Finalmente, la experta recordó que “habría que desarrollar instrumentos financieros y subsidios específicos para empresas “grandes” en términos de la economía argentina, pero que resultan “pequeñas” cuando salen a competir en un mundo de multinacionales.
El desafío para dentro de siete años no es menor. Como resumió el ministro Lino Barañao durante la presentación del martes: “Buscamos un verdadero cambio cultural que permita ir superando la desconfianza que alejaba a los científicos de la industria y a las empresas del laboratorio”.