CIENCIA
mario sebastiani, medico obstetra

“Ser padres es una gran alegría pero también una desventura”

El especialista del Hospital Italiano está en contra del discurso almibarado de la paternidad. “En el nacimiento de un hijo no todo es maravilloso”, dice.

Provocador. Sebastiani asegura que los hijos no siempre vienen a fortalecer la pareja.<br>
| Néstor Grassi<br>

Aunque no cree en las vocaciones, siempre dijo que iba a ser médico. Mario Sebastiani solía acompañar de chiquito a su papá a ver a su clínico, y se dejaba fascinar por el guardapolvo blanco y las muestras gratis. También siempre supo que quería trabajar con mujeres. Y aunque se codeó con distintas especialidades, eligió la obstetricia: se formó en el Hospital Italiano –donde aún trabaja– de la mano del doctor Omar Althabe.

Con cuarenta años de profesión y más de 10 mil partos asistidos, Sebastiani es una de las voces más respetadas cuando de hablar de gestación se trata. En su último libro, Embarazado. Mitos y verdades del hombre que espera un hijo (Paidós), el médico obstetra propone una visión no almibarada de la paternidad: “En el nacimiento de un hijo no todo es maravilloso. Ser padres es una de nuestras mayores alegrías pero también una de nuestras mayores desventuras. La crianza no es una tarea sencilla, y uno a veces se pregunta si los niños vienen a fortalecer la pareja o a debilitarla. No estamos preparados para tener hijos, nos contaron sólo el aspecto bello”.

—Existe un cambio de rol en el hombre del “mi mujer está embarazada” al “estamos embarazados” de hoy...
—Antes el hombre era el proveedor y la mujer quien se encargaba de cuidar la casa y los hijos. Hoy, una pareja analiza cuál es el salario de cada uno y decide cuál de los dos va a dejar de trabajar. O si ambos saldrán de casa. Antes el embarazo y la crianza eran territorios exclusivamente femeninos. Hoy, en cambio, estamos en un nuevo paradigma. La sociedad nos exige presencia. Ahora, una cosa es la dialéctica de la sociedad con los hombres y otra el hombre en sí. La dialéctica te dice: ‘Nació el chico, sos padre’. Pero la paternidad es un rol que se aprende. No es un título, es una construcción permanente. Hay que trabajar para incorporar psíquica y emocionalmente a un niño. En cambio, las mujeres nos llevan la ventaja de gestarlo. Nosotros debemos incorporarlo y, para ello, nada mejor que involucrarse, acompañar y comprender cuáles son los cambios que vive la mujer que está gestando.

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—Vayamos a algunos de los mitos. ¿Hay cambios en el hombre en el embarazo?
—Sí, hay algo que se llama síndrome de Couvade, que no es más que la mimetización de algunos comportamientos. La mujer tiene un antojo de helado, por ejemplo, y el hombre va y compra un cuarto para ella y otro para él. De hecho, es muy común en el consultorio los hombres que dicen “estamos engordando”, que aumentan de 4 a 5 kilos durante el embarazo.

—¿Se pierde la sexualidad?
—No se pierde, se modifica. Primero porque tanto mujer como hombre se autoexcluyen porque tienen miedo de dañar al bebé. Ahí es importante que entre la medicina para explicar que no hay abortos por coito y no hay parto prematurto por coito. Otra cosa que sucede es que la pareja no está igual: ella no quiere y él sí. A ella le duele, tiene contracciones, está distraída, hay una disminución de la libido. Y el hombre se enoja, es un inmaduro. Es bueno que la pareja dialogue sobre sus miedos y necesidades. Durante la gestación, las mujeres necesitan más muestras de afecto, más caricias y menos estimulación erótica.

—Existe miedo entre los hombres de que su hijo no sea realmente suyo. ¿Es común?
—Hay un chiste que dice que lo nuestro es un acto de fe y la mujer Mater semper certa est (La madre siempre es conocida). En la maternidad, cuatro o cinco veces por mes aparece una mujer que dice: “Tengo un problema, a la tarde tuve relaciones con mi compañero de oficina y a la noche con mi marido. ¿De quién es el bebé?”. Con lo cual, efectivamente, el hombre tiene esa cruz que es la duda. En esos casos, hay que resolver la situación. Si no se puede tratar en la intimidad de la pareja, hay que buscar ayudar. Lo ideal es que el bebé nazca y en ese momento hacer un test de paternidad. Tiene que quedar claro que hay más hombres que dudan que padres que no lo son.

—Usted fue padre a los 50 años. ¿Es diferente la paternidad a esa edad que a los 30?
—El hombre que empieza una paternidad a los 50 es un hombre con mucho miedo, miedo a morirse. Sabe que tiene un acto de gran responsabilidad. El de 50 es un hombre preocupado pero, como está preocupado, también es un hombre más presente, que está más sólido económicamente y maduro para comprender que la reunión del jardín de infantes para hacer avioncitos de papel es un momento bárbaro, que no se cambia por nada. ¿Fomento que los hombres tengan hijos a los 50? No. Fomento la madurez para tener hijos.

Por el derecho a decidir. Mario Sebastiani confiesa que tiene un tema que lo obsesiona y del que tratará su próximo libro: la despenalización del aborto. Cuenta que conoció los estragos de la ilegalidad en el Hospital Larcade, en San Miguel, cuando estudiaba Medicina: una mujer murió ante sus ojos por una falla orgánica múltiple desencadenada por una infección tras un aborto clandestino. “La mujer que aborta no es que no le gusten los bebés, la mujer que aborta no puede en ese momento de su vida tener un hijo. El 70% de las mujeres que tienen un aborto ya tiene hijos, con lo cual sabe perfectamente a lo que se enfrenta”, explica el médico obstetra, quien forma parte del grupo promotor de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.

Sebastiani advierte sobre otro problema que enfrenta el país: las alarmantes cifras de embarazo adolescente. “Me duele vivir en un país donde uno de cada cinco chicos nace de una mamá de menos de 19 años y que tengamos cuatro mil, cinco mil chicos por año de mamás que tienen menos de 15. ¿Qué se está haciendo para evitar esto?”, cuestiona.