CIENCIA
Arturo Casadevall, experto en inmunología

"Sería un éxito si logramos que el plasma proteja en cierta medida a médicos y enfermeros"

Lidera el Proyecta Nacional de Plasma de Convalecientes Covid-19 en Estados Unidos que busca probar la efectividad este terapia tanto de manera preventiva como para tratar a pacientes graves.

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Arturo Casadevall trabaja la Universidad de John Hopkins de Baltimore. | Gtlz. Arturo Casadevall

“Hola, soy Arturo”, sorprendió con tono caribeño el Jefe del Departamento de Microbiología Molecular e Inmunología de la Universidad Johns Hopkins de Baltimore, al contestar la llamada de PERFIL. Nacido en Cuba, pero criado en los Estados Unidos, Arturo Casadevall es un reconocido inmunólogo al que le interesa la historia y que, frente al avance de la pandemia provocada por el nuevo coronavirus, se propuso analizar con rigor científico una terapia varias veces utilizada en el pasado: la transfusión de plasma de personas convalecientes de Covid-19, tanto de manera preventiva como para tratar a pacientes graves.

Como nunca se la evaluó con los criterios científicos actuales, Casadevall y un centenar de expertos de 34 instituciones en 17 estados (la Clínica Mayo, el Colegio de Medicina Albert Einstein, la Escuela de Medicina Mount Sinai, entre otras) se unieron para fundar el Proyecto Nacional de Plasma de Convalecientes Covid-19 y ya presentaron ante la FDA, el órgano de control de los medicamentos de EE.UU., tres protocolos de investigación. Una vez que obtengan la luz verde de las autoridades –tendría tratamiento prioritario– demorarán dos semanas en iniciar los estudios y estiman que un mes después podrán tener un panorama más claro sobre el procedimiento.

Casadevall, que conoce el trabajo realizado en el país por Julio Maiztegui para reducir la mortalidad por Fiebre Hemorrágica Argentina  con el plasma de personas recuperadas, celebra que aquí también se vaya a estudiar el procedimiento contra el virus pandémico. “Me parece perfecto. Lo que les voy a pedir es que cualquier cosa que aprendan la compartan, porque todos necesitamos saber qué está pasando. Cualquiera sea su experiencia es importante que la hagan pública de manera inmediata”. Científicos del Reino Unido, España e Italia están iniciando procedimientos similares.

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Uso experimental. Esta  semana, el Hospital Metodista de Houston y el Centro Médico Mount Sinai de New York usaron el plasma de personas que sobrevivieron al Covid-19 en unos cinco pacientes críticos, gracias a que el 24 de marzo la FDA habilitó el uso compasivo de esa terapia. Esto quiere decir que ante una persona en riesgo de vida, un médico puede solicitar a la autoridad sanitaria la posibilidad de aplicarla.

“Trataremos de aprender de esas experiencias. Queremos saber si funciona, qué tan rápido hay que administrarlo, con qué frecuencia se ven mejorías o efectos adversos”, señaló Casadevall, que resaltó que la aplicación compasiva no sustituye a los ensayos clínicos, ya que son éstos los que, al tener grupos control y analizar variables, permitirán determinar con certeza si la terapia es efectiva o no.

Para el experto de origen cubano, la complicación mayor para concretar sus estudios será el de la logística para conseguir los donantes, no porque falten candidatos (hay unas 9000 personas recuperadas en EE.UU.), sino porque una vez que desaparecen los síntomas hay que esperar dos semanas y volver a testearlas para confirmar que siguen negativas. Recién entonces se les puede extraer el plasma para analizar si contiene suficiente cantidad de anticuerpos.

La buena noticia es que desde los propios recuperados comenzó a surgir la necesidad de ayudar a los demás. La fotógrafa Diana Barrent, una de las primeras infectadas en Nueva York, se convirtió en la primera donante del Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, cuyos expertos comenzaron a analizar el plasma de convalecientes para poder ofrecerlo, en primera instancia, a quienes lo requieran para uso compasivo. “Podríamos ser superhéroes”, se entusiasmó Barrent, quien creó el grupo “Survivor Corps” en Facebook, que ya reúne a unos 17 mil sobrevivientes de Covid-19 dispuestos a compartir su inmunidad. Por otro lado, jóvenes de la comunidad judía de New Rochelle, que fue el foco de la infección en ese suburbio neoyorkino, también se ofrecieron como donantes, igual que algunas estrellas de la NBA, la liga de Básquet estadounidense que donó U$S100.000 al proyecto que lidera Casadevall.

El experto no sólo quiere probar la efectividad de la técnica, sino también entender si funciona mejor como tratamiento preventivo, en las primeras etapas de la enfermedad o como un último recurso en pacientes graves.

- ¿A qué consideraría un éxito?

- Si uno tiene una terapia con efectos adversos mínimos que reduce la mortalidad, cualquiera sea su grado, puede considerarlo un éxito. También si conseguimos evitar que la gente llegue a las unidades de terapias intensivas o si logramos que el plasma proteja en cierta medida a médicos y enfermeros, que son quienes tienen que atender a los pacientes.

- ¿Cuáles son los principales riesgos?

- Los mismos que cuando se hacen transfusiones, que son prácticas muy seguras pero se sabe que existe una pequeña posibilidad de pasar algunos agentes infecciosos; por eso se hacen testeos para VIH, hepatitis y muchos otros patógenos. También puede haber una reacción alérgica y existe un riesgo teórico de que los anticuerpos puedan empeorar la infección. Debemos ser muy cuidadosos y por eso hay que hacer los ensayos clínicos. De todas maneras, en este momento creo que los beneficios potenciales son mayores que los riesgos.