Hugo Tempesta es fotógrafo y desde hace décadas se encarga de documentar la vida de su localidad, Avellaneda. Semanas atrás, recorriendo los trabajos del Camino de la Ribera se sorprendió al encontrar un cardumen en las aguas del Riachuelo. “Fue en la zona cercana al Club Regatas”, le detalló a PERFIL. Los ejemplares fueron identificados como Cnesterodon decemmaculatus (popularmente conocidos como “Madrecitas”), miden unos cuatro centímetros y habitan en arroyos y lagunas de la provincia de Buenos Aires y los ríos de la Plata, Uruguay y Paraná.
La noticia fue celebrada por Acumar, el organismo gubernamental encargado de la limpieza del Riachuelo. Andrés Carsen, coordinador de Calidad Ambiental en Acumar, dijo a través del sitio web del organismo que “sin dudas, un incremento en la presencia de peces era un indicador de una mejora de la calidad del agua”. Sin embargo, su optimismo contrastó fuertemente con la opinión de expertos y ONGs que siguen de cerca la evolución ambiental de la cuenca.
Para Nora Gómez, investigadora del Conicet “la presencia de estos peces, que son considerados tolerantes a la contaminación, no resulta un hecho extraño en la desembocadura del Riachuelo donde existe una importante influencia del Río de la Plata a través de las mareas”. Esta experta en recursos hídricos, contaminación y saneamiento le explicó a PERFIL que “para decir que es un hecho alentador tendríamos que comprobar que estas poblaciones de peces se observan con frecuencia y que no resulten ocasionales. Además de analizar su condición, también deberíamos comenzar a ver especies menos tolerantes a la contaminación, lo que significaría un avance estable en los niveles de oxígeno disuelto requeridos para demostrar una mejoría ambiental del Riachuelo”.
Por su parte, los responsables del tema en ONGs especializadas fueron más allá. Lorena Pujó, coordinadora en Greenpeace, aseguró que “el hallazgo es anecdótico” y recordó que su ONG acaba de publicar un completo informe que analiza la evolución de los parámetros publicados por Acumar entre 2008 y 2012. Este análisis se resume en el título: “Las aguas siguen bajando turbias”. Pujó detalló que “la calidad de las aguas superficiales no ha tenido avances concretos, ni una tendencia que evidencie mejoramiento. Los cursos superficiales presentan altos niveles de concentración de contaminantes lo que contradice las supuestas mejoras anunciadas por las autoridades”.
Lo mismo destacó Andrés Nápoli, director de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, que acaba de publicar su propio informe: “El Riachuelo en su hora más crítica”. Allí, luego de reconocer el gran avance que significó el fallo de la Corte Suprema de 2006, y algunos puntos positivos como la remoción de barcos y la limpieza de los basurales de la rivera, también señala muchos hechos negativos. “Varias acciones han resultado parciales o fueron insuficientes y otras directamente necesitan ser revisadas”. Y recordó la falta de ejecución de obras, pese a haber –incluso– créditos ya otorgados. “A cinco años de su creación, Acumar continúa sin poder coordinar fondos entre Ciudad y Provincia”, concluyó.