CIENCIA
biologIa computacional

Un software ya permite revelar enfermedades psiquiátricas

El físico argentino Guillermo Cecchi trabaja en el laboratorio Watson de IBM en los EE.UU. para desentrañar el funcionamiento del cerebro en los pacientes.

Futuro. De acuerdo con las expectativas de los científicos, los próximos diez años serán fascinantes y reveladores para la neurociencia.
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Hace 19 años, el científico argentino Guillermo Cecchi dejó el país para capacitarse en los Estados Unidos. No sabía entonces que nueve años después ingresaría como investigador a uno de los principales laboratorios del mundo: el Watson Research de IBM, en New York. Hoy, este marplatense licenciado en Física de la Universidad de La Plata trabaja junto a otros 1.500 científicos de todo el mundo para desentrañar los misterios del cerebro humano. Su campo es la biología computacional, que busca transformar a la biología en una ciencia predecible y manipulable mediante el uso de herramientas de computación de alta performance.
En el laboratorio Watson utiliza el poder de cómputo y análisis teórico matemático para hacer diagnósticos psiquiátricos sobre la base del discurso de los pacientes. Se busca entonces “emular” el diagnóstico tradicional, aumentarlo y hacerlo más eficiente. “Hemos logrado reproducir los diagnósticos de los psiquiatras con una precisión del 93%. La idea es poder hacerlo en tiempo real y poder proveerle al profesional de nuevas herramientas que hagan más eficiente su trabajo y le permitan ser más analítico. En síntesis, le da al médico una realidad aumentada de ese paciente al cruzar la información suministrada por la persona con millones de casos parecidos y bases de datos sobre salud y enfermedades de todo el mundo”, explicó Cecchi, que también colabora con proyectos en la Argentina (ver recuadro).

Otra de las investigaciones del físico se centra en entender cómo funciona el cerebro en enfermedades complejas. “Nos enfocamos en patologías que cuesta entender, como la esquizofrenia o el autismo. A estas enfermedades es muy difícil aplicarle una causa mecánica o biológica. También, buscamos comprender enfermedades que parecen más sencillas, pero no lo son, como la depresión o la ansiedad, que tienen un impacto social inmenso”, sostuvo Cecchi.
Tradicionalmente, la esquizofrenia se estudia analizando estímulos externos hacia el cerebro. En el laboratorio de IBM buscaron medir cómo las partes del cerebro están relacionadas entre sí y descubrieron, a través de los métodos que combinan teorías matemáticas con procesamiento computacional, que en la esquizofrenia la correlación entre ambos hemisferios está fallando.

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“La respuesta al mundo exterior es prácticamante la misma, pero cambia mucho cómo el cerebro está dialogando consigo mismo. Esto no sólo tiene un valor clínico que favorece diagnósticos precoces, sino que aporta un nuevo entendimiento a la base de la enfermedad. Si vos sabés por qué alguien tiene esquizofrenia, estás más cerca de entender cómo podés evitarlo. Al cerebro no hay otra manera de abordarlo que no sea con la aplicación de estas teorías multidisciplinarias”, aseguró Cecchi.

Agua y proteínas. Entre los proyectos del científico, se destaca una investigación acerca de la posibilidad de imitar, a través de las computadoras, las tareas que realiza el cerebro de manera eficiente y única, como por ejemplo el reconocimiento de rostros. Esta tarea es algo que a una máquina le lleva muchísimo trabajo realizar y lo hace de manera muy errática todavía. “El cerebro es agua, proteínas y consume el equivalente a una lamparita de 100 watts y es mucho más eficiente que las computadoras más potentes del mundo para muchas cosas. Con simulaciones muy precisas de grupos grandes (millones) de neuronas estamos intentando imitarlo. Queremos emular sus mecanismos, su gran poder de procesamiento, pero con poco consumo de energía”, dijo.

El avance y la multiplicación del poder de cómputo hacen que el trabajo en el laboratorio Watson sea cambiante y desafiante semana a semana. “Sabemos que vamos a tener datos sobre el cerebro que jamás tuvimos, todas las semanas aparecen técnicas nuevas. Los próximos diez años serán fascinantes y reveladores para la neurociencia y las ciencias en general”, concluyó.