Estas elecciones serán recordadas por esa caricatura de nuestras frustraciones nacionales que expresa “Gran Cuñado”, por la diferencia abismal e ilegal de propaganda que hubo entre casi todos los partidos y la fortuna que gastaron la billetera estatal de Kirchner y la privada de De Narváez, y porque van a marcar el final de época del kirchnerismo. Hay otras certezas que aparecen, más allá de los datos duros del resultado que arrojarán las urnas en una semana y en las que coinciden la mayoría de los sondeos serios:
* El kirchnerismo va a perder alrededor de 15 diputados y en consecuencia el quórum propio. Será la fuerza que más cantidad de votos saque en la sumatoria del país y la que ganará largamente en la mayor cantidad de provincias. Lo nuevo de la situación es que los obligará a un ejercicio de negociación y búsquedas de consensos en el que no tienen antecedentes y se sienten muy incómodos. La primera gran prueba que deberán sortear será el intento de consagrar a Néstor Kirchner como presidente de la Cámara baja para que quede expectante en la línea sucesoria.
*Francisco de Narváez se consolidará como un jugador de las ligas mayores, algo que, según los que lo han padecido, será sólo el comienzo de sus ambiciones. Ya confesó que, al igual que Kirchner, aspira a presidir la Cámara de Diputados, y que además de gobernador quiere ser presidente del Partido Justicialista. Se reserva para una próxima etapa una presentación en la Justicia para que lo habiliten a ser candidato a presidente de la Nación pese a haber nacido en Colombia. Las prohibiciones legales no suelen detenerlo tan fácilmente. Ya lo demostró con sus maniobras judiciales, con las que consiguió la autorización para ser candidato a gobernador y que, en su momento, serán miradas con una lupa mayor por los medios.
*Pueden sucumbir algunos liderazgos y aparecer otros de acuerdo al respaldo que consigan el domingo que viene. En Santa Fe se está librando una de las batallas más electrizantes entre dos hombres moderados que hablan poco, pero que nunca hablaron como ahora. Hermes Binner y Carlos Reutemann se cruzaron chicanas impensadas porque ambos comprendieron que se estaban jugando su futuro político. Binner fue la locomotora que llevó al tren de Rubén Giustiniani por encima de Reutemann en las encuestas. Si consigue el triunfo, se garantizará cierta tranquilidad para culminar su mandato sin grandes obstáculos a la vista y con la mejor gestión posible, y eso lo convierte de inmediato en candidato a presidente de la Nación para 2011. Reutemann quedaría, en ese caso, herido de muerte política para alegría también de Agustín Rossi y Néstor Kirchner. Si por el contrario, Reutemann logra acelerar en la última curva y ganar la carrera, quedará en la pole position para suceder a Néstor Kirchner.
*En Córdoba, la figura de Luis Juez saldrá muy robustecida como un senador en tránsito a gobernar la provincia y como un dirigente de proyección nacional más cercano al Partido Socialista de Binner que a la Coalición Cívica de Lilita Carrió. Su lenguaje humorístico y filoso levanta el rating, y ésa es una de las formas de certificar que despierta expectativas. Ese capital es importante y tiene que aprender a administrarlo.
*En Mendoza, el vicepresidente opositor Julio Cobos también se juega a todo o nada. Por eso no se moverá de su provincia, donde esta semana ofrendará una foto a su matriz radical junto a Ricardo Alfonsín. Un triunfo cobista, y mucho más si es contundente, le daría al radicalismo algo que no tiene: un candidato presidencial. Y alrededor de Cobos se va a poder organizar la reconstrucción del viejo partido de Alem.
*En Capital Federal, Carrió, quien peleará por ese mismo espacio, está en un momento complicado. No sólo porque hay encuestas que muestran al fenómeno de estos comicios, Pino Solanas, por encima de la lista de Alfonso Prat Gay, sino porque la diferencia que les saca Gabriela Michetti es demasiado amplia. Si este escenario se verifica en las urnas, por errores de construcción política, Carrió va a quedar más lejos de cumplir su sueño presidencial. Sobre todo porque la lista que encabeza Margarita Stolbizer también aparece muy debilitada por la brutal polarización bonaerense. Mauricio Macri, por el contrario, tiene mucho para ganar. Mas allá de que su ingenuidad lo lleve a plantear debates a destiempo y casi a pedido de los Kirchner, como en el caso de las privatizaciones, los vientos de las elecciones europeas que favorecieron a la centroderecha parecen empezar a soplar por estas pampas. Si Macri ratifica su estrella en la Ciudad de Buenos Aires y tanto Reutemann como el combo Kirchner-Scioli pierden en sus provincias, quedará casi como el único político conocido que el peronismo histórico puede llevar como candidato en 2011.
*Eso, sin contar a los caudillos provinciales que también quieren sentarse a esa mesa de amplios ganadores, como Mario Das Neves, José Alperovich y Alberto Rodríguez Saá, entre otros.
*Buenos Aires será la llave de todas las puertas. El final es muy parejo y nadie se atreve a vaticinar un ganador claro. Esta realidad ya es preocupante para los Kirchner y motivó de festejo para De Narváez. Es una elección compleja, con final abierto, porque hay varias situaciones muy difíciles de controlar por los aparatos y de medir por las encuestadoras. La primera tiene que ver con la verdadera magnitud de lo que los veteranos de ese distrito llaman “el fraude chico”. Es decir, el aprovechamiento de la ausencia de fiscal de algún partido que permite trampas acordadas entre los representantes del resto de las agrupaciones. Hay toda una logística dispuesta a reemplazar de inmediato a las autoridades de mesa que no cumplan su compromiso cívico, y eso facilita la posibilidad de rapiñar alrededor de 3% de los votos. Tampoco está claro en las mediciones qué puede ocurrir con el votante que ya había decidido a favor de Luis Patti. Es también un porcentaje cercano al 3% y puede dividirse en dos sectores: los admiradores del autoritarismo y la mano derecha dura y el vecino común despolitizado, que tiene pánico por la inseguridad. Ese voto podría ir para De Narváez pero tambíén para los intendentes que apoyan a Kirchner. Y finalmente, ya hemos comentado el truco de los dos sobres. Es algo absolutamente legal, y muchos barones del Conurbano aprovechan el clientelismo para fortalecer su propio poder y quedar menos prisioneros de Kirchner, de Scioli o de De Narváez. Los que más votos suelen sacar en los distritos les entregan dos sobres a sus punteros. En uno está la boleta del kircherismo completa y en el otro, la de Unión-PRO junto a la boleta del intendente del lugar, cortada. Vamos a ver muchos resultados que mostrarán intendentes con porcentajes cercanos al 50% y la lista de diputados nacionales que no supera el 35%.
Hasta aquí los análisis que se pueden hacer con ciertas evidencias empíricas. Pero el voto popular, como suele ocurrir, va a despejar muchísimas incógnitas más estratégicas que coyunturales que se pueden formular como preguntas:
*¿Cómo reaccionarán los Kirchner frente al resultado electoral y, en consecuencia, qué tipo de segunda mitad de mandato de Cristina será la que viene?
*Si triunfan por arriba de los tres puntos, es probable que vuelvan hacia el primer kirchnerismo. Hacia la racionalidad fingida de los dos primeros años, cuando tenían a Roberto Lavagna. A reconstruirse con las mismas armas con las que superaron rápidamente su debilidad de origen debido a la huida de Carlos Menem de la segunda vuelta. Quedaría mucho espacio para relanzar el gobierno con cambios de gabinete, sinceramiento de las encuestas malversadas, fomento a la inversión extranjera y freno a los sectores más combativos que quieren ir por Techint, Clarín, Telecom y todo lo que se ponga adelante.
*¿Pero qué pasa si pierden?
Es la situación más imprevisible y preocupante de todas. El rencor y el despecho podrían potenciar esa capacidad autodestructiva y autodestituyente que Mario Llambías puso en términos psicológicos y llamó “la lógica del psicópata acorralado”. El que es capaz de cualquier cosa. Uno puede decir con el Talmud que si algo ya ocurrió es más probable que ocurra, y pensar en una amenaza de renuncia tal como ocurrió después de la paliza del voto no positivo. Sería un frente de tormentas y turbulencias terrible para el país, pero también para un matrimonio que no podría caminar fácilmente por las calles y que empezaría a transitar con mucha frecuencia por Tribunales.
*¿Tratarán de controlar más medios de comunicación? Sólo en una situación de victoria. De todos modos, deberían hacerlo menos burdamente que en los últimos tiempos, donde todo se les vino en contra. Revistas, diarios, radios, canales de cable y productoras de televisión abierta pagaron carísima en términos de audiencia e impacto de venta su obsecuencia expuesta y su oficialismo ramplón. Kirchner suele disfrutar muchísimo con las operaciones castigo que esos medios desatan sobre ediciones o periodistas independientes, pero a esta altura son pan para hoy y hambre para mañana porque caen en un sectarismo blindado masturbatorio. Esa obsesión de Kirchner por darles su merecido incluso a quienes intentaron mantener posturas de máximo profesionalismo no hizo otra cosa que empujar a esos periodistas a una crítica más descarnada, producto de la humillación a la que fueron sometidos.
*¿Cuál es la verdadera dimensión y explicación de la catarata de votos que, según parece, puede recibir Pino Solanas? Muchos consultores lo ubican por arriba del 15% superando a Heller e, incluso, al Acuerdo Cívico. ¿Será realmente así? Se convertiría en la gran revelación. Para todo el espectro que va del centro a la izquierda, que en Capital nunca baja del 30%, se ha convertido en una opción a la que muchos no le encuentran contraindicaciones. Claudio Lozano demostró que se puede trabajar con eficiencia y con independencia del Poder Ejecutivo en Diputados, y eso hace que muchos quieran aumentar ese bloque. Solanas transmite con vehemencia y personalidad una postura coherente en el tiempo, fama de honestidad y se ofrece como el único candidato peronista de izquierda no kirchnerista. Por eso Daniel Filmus dijo que le hacían el juego a la derecha. Pero expresa una realidad que contrasta con el pensamiento K y que demuestra que no todos los que se oponen a ellos son gorilas, oligarcas o destituyentes.
*¿Sirve satanizar el lugar en donde uno estuvo? Daniel Scioli salió con los tapones de punta contra Macri cuando habló de volver a privatizar Aerolíneas Argentinas. Cristina llamó “señor gordito y calvo” a Domingo Cavallo. Néstor Kirchner aprovechó la pelota que le dejó picando Macri y dijo que esa postura confirmaba su idea de que el neoliberalismo noventista se disponía a volver. Sería una caricatura nefasta que Macri y De Narváez se dispusieran a volver a los dogmas de la revolución conservadora y financiera de Bush y Menem, principales culpables del desastre social argentino y del tsunami internacional. Demostrarían no haber aprendido nada de la historia ni de la revolución democrática y productiva encabezada por Obama y Lula. Pero también suena ridículo querer renegar del pasado sin hacerse cargo, aunque sea de una cuota parte de responsabilidad. ¿O Daniel Scioli no apoyó fervorosamente las privatizaciones? ¿O Cristina no consideraba un muy buen compañero peronista a Domingo Cavallo cuando peleaba la interna del PJ Capital con Gustavo Béliz e Irma Roy? ¿O Néstor no recuerda las flores que se tiraban con el Mingo mientras recorría vestido con guardapolvo y gorro blanco los frigoríficos de corderitos patagónicos? ¿O no fue Oscar Parrilli, el actual secretario general de la Presidencia, el miembro informante y la principal espada defensora de la privatización de YPF? Cambiaron y están en su derecho, como cualquier ciudadano. Pero una cosa es reconocer que en aquel momento creyeron y respaldaron un modelo que les parecía positivo y que luego cambiaron al comprobar su fracaso, y otra muy distinta es levantar el dedito y prender el ventilador contra los noventa como si ellos no hubieran sido protagonistas. ¿O Néstor Kirchner no fue siete veces en las mismas boletas que Carlos Menem? ¿O no lo comparó con Perón?
Finalmente, el mayor de los peligros reside en que tanta crispación y zancadillas se transformen en violencia. Néstor Kirchner también imitó a Carlos Menem cuando dijo que el 28 de junio les ganarán a los medios de comunicación. Pero fue mucho más allá con sus mensajes intimidatorios que pueden incitar a la agresión de los grupos de choque. “Vamos a darle una lección a esa prensa que compromete la paz social y la estabilidad institucional de la Nación”, exageró Kirchner, en forma irresponsable. Al día siguiente los blogs más fanáticos de los K empezaron a convocar a una concentración para dedicarle el triunfo a Clarín en las puertas de Canal 13. No se debe ser agorero ni dar malas ideas, pero sí advertir en forma responsable sobre posibles peligros antes de que sea demasiado tarde para lágrimas. Más vale prevenir que curar. ¿Qué pasaría si algunos muchachos más kirchneristas que Kirchner lo interpretan como una orden y en el medio de la euforia por la victoria o la tristeza por la derrota le dan una paliza a algún periodista o destruyen un edificio? ¿Quién sería el autor intelectual de semejante locura?