Uno de los recursos del humor es jugar con la contradicción de aquello que nos es cotidiano (muchas veces en su aspecto más vulgar) haciéndolo convivir en mundos y ámbitos más prestigiosos, célebres, poderosos, tradicionales y por lo tanto lejanos. Un sifón y un choripán en el Olimpo. La reina de Inglaterra pidiendo un balde porque el botón del baño se rompió.
Si a eso le sumamos “lo argentino”, serán nuestras supuestas características las que entrarán en contraposición. Con Bergoglio nombrado papa, todo aquello que funcionaba en el mundo de la imaginación, de lo potencial, estalla con el hecho inaudito, lo inconcebible, eso que nos permitía hacer humor basado en “si el papa fuera argentino…”. Todo esto se termina.
En los medios y en las redes sociales, entonces, ante la sorpresa y el impacto, se soltaron todas las amarras del humor con el nuevo papa.
En tiempos de secularización, con más herramientas de burla a mano, con menos censura y menos prejuicio, con más soltura, incluso, de los católicos y de los propios miembros (por lo menos en forma personal), la cantera de chistes se abrió de golpe, para pronto agotarse, ya que pasaron de habitar el mundo de lo que podía ser al mundo de lo que es.
En un par de semanas estos chistes aburrirán, básicamente porque se contaron todos juntos. Ya no es la gracia de lo que pudiera suceder.
Hoy sucede. Entonces aparecen todos los chistes juntos.
Puede quedar alguna categoría afuera, pero básicamente los chistes se refieren o se referirán a:
Lo político. Más allá de la discusión acerca de cuánto influirá el nuevo Papa en la política doméstica (en todo caso será cuánto influirá el Vaticano, ya que ahora Bergoglio está a cargo del mismo. Y esto sin saber cuál será su margen de maniobra allí). En estos casos cuentan el enfrentamiento con Cristina, el catolicismo de Carrió y Michetti, que al Papa lo puso Magnetto, que ahora va a ser “el Vaticano Miente” y así sucesivamente.
El Papa peronista. La Marcha Peronista cantada en latín, cardenales tocando el bombo, las pinturas de Miguel Angel en la Capilla Sixtina incorporando a Perón y a Evita, los fieles que van por la hostia y la coca, la Guardia Suiza haciendo un asado, etc. Con más sutileza, la antigua cercanía del Papa a Guardia de Hierro (se puede hacer algo acá con la Guardia Suiza).
Lo argentino propiamente dicho. De vuelta acá con el asado, familiares de Bergoglio acomodados en puestos como cardenales, la instalación de un buffet con metegol, y luego sus derivados a:
Bergoglio hincha de San Lorenzo. Dios que se mete para que no se vaya a la B, Tinelli, Viggo Mortensen, los hinchas pidiendo que el Gasómetro se mude a la Plaza de San Pedro, Dios contra Carrefour, etc.
Los argentinos que trascienden. Messi, Maradona (acá volvemos a “lo argentino”, la mano de Dios, Bergoglio con una banda de amigotes como el Morsa acompañándolo todo el tiempo, que los ateos y los agnósticos la sigan chupando, la tenés adentro, etc.).
Referencias irónicas, chistes sutiles en pocos casos, guarangos la mayoría, sobre los casos de pederastia en los que se han visto envueltos algunos sacerdotes. En ese ítem va el juego sobre la palabra “pebete” (“van a festejar comiéndose un pebete”, volvemos al buffet, donde se pueden comprar alfajores Jorgito y pebetes, etc.).
Chistes gruesos apelando a las consonancias de su apellido con formas vulgares de mencionar el pene (en este caso, la empresa de mudanzas Verga Hnos. debe tener gran experiencia en cuanto a bromas telefónicas). De éstos, pueden tener una variante con los escándalos antes mencionados.
De esto se tratará el humor en los próximos días. Combinación de la trascendencia del hecho, de su enorme peso en la historia y del narciso argentino básico, que se alegra por tener papa propio, y lo sumará a Maradona, el Che, Ginóbili, Leloir, Borges, Fernando Lamas, la novia de Matt Damon, Porcel trabajando con Al Pacino, y todos aquellos que nos dan la referencia, la idea de que el resto del mundo nos mira un rato.
En las redes sociales y en los medios hay también discusiones interesantísimas que trascienden lo vecinal del asunto: la relación entre religión y política, el respeto por la fe de los que la tengan, el peso de las instituciones eclesiásticas sobre las libertades, la posibilidad sobre la existencia o no de Dios.
Pero parece que el humor se refería no tanto a la existencia de Dios. Se recostará más en una satisfacción: que todo el mundo sepa que la Argentina existe.
*Productor y guionista de radio, teatro y televisión. Autor de Peter Capusotto y sus videos.