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Alianzas que supimos conseguir

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Pichetto. “No suma votos, ni aliados políticos. Apenas se representa a sí mismo”. | prensa gobierno de la ciudad

Conoce la lógica del poder, aunque sigue ignorando algunas reglas elementales de la política. Frente a votos que parecen esquivos y una maratón sucesiva de derrotas, Mauricio Macri trata de inclinar la cancha buscando el beneplácito de un “círculo rojo”, exiguo en votos y prolífico en influencias. Es la teoría del “derrame” aplicada a las urnas, del peso de las decisiones de una pequeña élite imponiéndose sobre la voluntad de una ciudadanía que acata indiferente.
Miguel Angel Pichetto no suma votos, ni territorio, ni aliados políticos. Apenas se representa a sí mismo. Su función electoral consiste en denostar aquellos espacios de los que alguna vez formó parte y tratar de mostrar “amplitud” ante la cerrazón y el aislamiento del Gobierno.
El “amigo peronista” provoca rechazo y desazón en cierto núcleo duro que ha hecho del “amor a los primates” la esencia de su identidad política. Poco importan sus parrafadas “conversas” o que arríe las “banderas históricas” tratando de explicar su anacronismo. Son solo amagues. En las razones de su incorporación como precandidato a vice pesa mucho menos su origen político que las afinidades ideológicas que comparte con Macri en su derechización creciente.
 Las recientes visitas de Jair Bolsonaro y el presidente colombiano Iván Duque sellaron un modelo regional en el que la alineación con Donald Trump es el Norte, y la xenofobia, el racismo, el machismo, la restricción de derechos, la concentración económica, el desprecio a los pobres y el castigo a los sectores medios la impronta de gobierno.
Ni  Bolsonaro ni Duque parecen ser profetas en sus tierras. Sus economías trastabillan y sus imágenes decrecen aceleradamente. Tal vez por ello probaron suerte como jefes de campaña y voceros de Macri. La injerencia en los asuntos internos es de por sí grave, pero aun más lo son sus “consejos”. 
Hay otras alianzas, sin embargo, que terminaron de conformarse el miércoles y, aunque esperables, removieron la arena política. La fórmula Roberto Lavagna-Juan Manuel Urtubey puede recoger algunos de los muchos heridos de Cambiemos que quedaron en el campo de batalla. El PRO ha hecho del destrato y el ninguneo a sus aliados una marca de origen. La frustración de los radicales no redundará en una diáspora de dirigentes, más preocupados por defender sus espacios que en rescatar sus principios. La deserción es individual y masiva. En-globa a los desencantados de sus políticas y golpeados por la crisis. La dupla se alzará con parte de los votos no peronistas, con los de los socialistas y los del GEN de Stolbizer. Este domingo el Gobierno continuará sumando preocupaciones y derrotas. Santa Fe, San Luis, Formosa y Tierra del Fuego se suman a la lista de las provincias que están rechazando un modelo que solo promete más ajuste.
El armado electoral del peronismo –una unidad largamente acariciada y concretada en sus tres dimensiones: territorial, sindical y política– empieza a barajar, desde proyecciones realistas, triunfar en primera vuelta. Erigida como la principal coalición opositora, hoy aparece como un espacio en el que a los votos se le suma militancia, gobernadores, intendentes, legisladores, pluralismo y proyección de triunfo. Con la reciente incorporación del Frente Renovador liderado por Sergio Massa, el Gobierno deberá redoblar sus esfuerzos. La alianza encabezada por Fernández-Fernández aparece como electoral, de gobierno y programática. Las prioridades son el trabajo y la producción, los humildes y la clase media, los comerciantes y los emprendedores, los que enseñan y los que aprenden. Se plantea salir de la lógica de la especulación y construir la agenda de desarrollo. Nada será fácil.
Se aproxima una elección largamente esperada y temida para oficialistas y opositores. Aún resta una tarea dificil: definir posiciones en las listas, incorporar nombres y acotar egos. George Bernard Shaw decía que “la democracia es el proceso que garantiza que no seamos gobernados mejor de lo que nos merecemos”. Ojalá demostremos que estaba equivocado.  
 
* Politóloga. Experta en Medios, Contenidos y Comunicación.