Hay un cambio grande sobre cómo la gente obtiene las noticias. Los lectores piden las noticias, tienen un rol activo. Antes, todos recibían el diario en el mismo momento. Los periodistas estaban acostumbrados a esa situación. Ahora, si quieren leer sobre algo, van a un buscador, definen palabras clave, y leen sólo lo que les interesa.
El 15% de las personas en EE.UU. recibe las noticias en un celular. La “geolocalización” de las noticias o de los contenidos digitales es la clave. Esto va a cambiar las cosas. Por ejemplo, cuando pasemos con un dispositivo móvil por McDonald’s, éste emitirá un cupón de descuentos.
Los periodistas tienen que pensar en las audiencias y en los formatos. En lo que quiere el público y en qué forma desea recibir la información. Una de las preguntas básicas es “qué están haciendo nuestros lectores cuando reciben las noticias” y “qué se preguntan”.
Hay que pensar diferentes contenidos para la web de los que son para dispositivos móviles. Porque la pantalla es más chica y las conexiones son más lentas. Hay que pensar distinto. Todavía no hay casos en los que se asigne un editor para esta tarea, pero la nota que se publica en la web no debe ser la misma que se envía a los dispositivos móviles. Hay que hacer una adaptación de los contenidos, pensar en lo que la gente puede ver. Los textos largos no van; y los videos a través de celulares implican plataformas muy costosas. Es un servicio muy caro y no es para todo el mundo, todavía.
En lo que respecta a qué deben hacer los diarios digitales para ser rentables, en este momento hay un debate muy grande en EE.UU., sobre si el diario tendría que dar información gratis o hacer que todo el mundo pague. El temor es por qué van a pagar si pueden ver la misma historia en diferentes sitios.
Hay que hacer algo distinto. Pero los diarios tienen que entender qué sería hacer algo nuevo. Si yo quiero información internacional, compro el diario porque sé que la voy a encontrar. Los periódicos locales, por ejemplo, tienen que abordar más los temas locales. Pero la gente a la que sólo le interesa lo que pasa en una ciudad es mucha menos. La premisa es “haz lo que haces mejor; para lo otro, pon un link”. Es una combinación entre lo global y lo local.
Estamos todos conectados a través de Internet y por eso hacemos foco en cosas muy puntuales.
El problema es que como periodistas debemos conectar a gente que no es igual. Si trabajara en un diario local, escribiría sobre cosas que pasan en la ciudad, pero si por el criterio periodístico entiendo que deben saber lo que pasa en otro Estado u otro país, lo redirecciono a través de un link.
Y con respecto a los periodistas digitales, tienen que tener una mentalidad joven. Los mayores tienden a pensar en el periodismo como una conferencia, que tiene que ver con la autoridad de quien habla. Ahora se tiende a pensar en el periodismo como una conversación, en la que todavía preocupa la verdad y la exactitud de los hechos. La digital es una forma muy diferente de hacer periodismo. Hay un caso muy interesante en The Guardian, el periódico británico. Los periodistas del sitio publicaron una serie de documentos completos para una investigación sobre los sueldos de los legisladores. Los lectores colaboraron en la lectura y en el análisis; y sugerían qué había que investigar y qué era irrelevante. El periodismo tradicional no haría nunca eso, jamás mostraría el backstage de una nota.
A los futuros periodistas hay que enseñarles todo lo básico: apuntar a la verdad, a ser equilibrados y exactos. Pero además, a cómo ser interactivo con la audiencia, cómo contar historias en formato multimedia y a hacer una cobertura –si vamos a hacer texto, video, combinación de ambas, etc. Hay que tratar de entender qué quiere la audiencia y ver qué es lo que pide el usuario. Debería saber cómo editar HTML, cómo editar video, al menos lo básico del lenguaje web. Debería aprender a hablar de todo esto. De todos modos, tiene que ser muy bueno en una cosa, pero tiene que saber pedir una idea y saber qué se puede hacer.
*Periodista norteamericano, ex editor de The Washington Post. Extraído de www.perfil.com