“Mucho me temo que los sindicatos aplaudirán con las orejas, ya que son sicarios a sueldo del gobierno, ¿cómo van a morder la mano que les alimenta? Ojalá me equivoque, pero protestarán con la boca pequeña para no poner en riesgo sus multimillonarias subvenciones. ¡Qué vergüenza de país, qué vergüenza de gobernantes!” Tal, el texto literal de uno de los 1.149 comentarios enviados al site español www.intereconomia.com –publicación sobre economía con índices, noticias y entrevistas–, al pie de la nota titulada “Zapatero congela pensiones, suprime el cheque-bebé y recorta el sueldo a los funcionarios”, del día 12 de mayo. En dicha fecha, ante el Congreso de los Diputados, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció la rebaja de una media del 5% en las retribuciones de los empleados públicos para este año y su congelamiento para el 2011, además de la suspensión (durante ese mismo año) de la revalorización de las pensiones. No se descartan nuevas subas de impuestos.
Estas medidas permitirán un recorte del gasto durante 2010 de 5 mil millones de euros (6.300 millones de dólares) y, durante 2011, de 10 mil millones (12.600 millones de dólares), lo que ubicaría en términos de PBI el déficit en 9,3% (2010) y 6,5% (2011). Adicionalmente, a partir del 1º de enero de 2011 será suprimido el llamado “cheque-bebé”, la prestación de 2.500 euros (3.100 dólares) por nacimiento, para terminar situando el déficit público en el 3% del PBI en 2013.
Los sindicatos ni aplaudieron con las orejas ni protestaron con la boca pequeña. Lejos de ello, y aunque la vicepresidenta primera, Fernández de la Vega, los lisonjeó al agradecerles la responsabilidad con la que actuaron en los últimos dos años y que se mantuvieran en el diálogo social a pesar del disenso, convocaron a concentraciones para el 20 de mayo así como a una huelga para los trabajadores del sector público el 2 de junio.
El secretario general de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras, independiente de los partidos políticos pero vinculada en sus inicios al Partido Comunista de España, Ignacio Fernández Toxo, manifestó que las medidas frenarían la recuperación económica y quebrarán la legitimidad social. El mismo 12 de mayo, el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó que España había salido de la recesión al registrar entre enero y marzo un crecimiento del 0,1% con respecto al trimestre inmediato anterior.
Comisiones Obreras se manifestó partidaria de la reforma del sistema financiero y de una fiscalidad progresiva que recobre figuras tributarias tales como el impuesto al patrimonio y el sucesorio, y de una decidida lucha contra el fraude. Cándido Méndez Rodríguez, secretario general de Unión General de Trabajadores (UGT), que comparte su origen histórico con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), se pronunció institucionalmente en el sentido de que el gobierno había cedido a la presión de los mercados financieros e iniciado un camino de recortes sociales que “no se sabe dónde va a acabar”, al tiempo que recordó que las medidas de recorte social afectarán a 9 millones de familias y que, lejos de solucionar el paro, entorpecerán la recuperación económica.
El 10 de febrero de 2010, Paul Krugman afirmó en su blog que el corazón de la crisis europea estaba en España. Y recordó que el quebranto había comenzado con la burbuja inmobiliaria. “Como en otros muchos países, incluido EE.UU., los precios se dispararon a partir del año 2000, lo que trajo mareas de capital. Esto provocó una inflación notablemente más alta respecto a la de Alemania y otros países. Cuando la burbuja estalló, dejó a España con una demanda doméstica mucho más limitada (y muy poco competitiva en la zona euro por el alza de precios y costos laborales).” Sin embargo, a diferencia del furibundo comentarista de Intereconomía, Krugman exculpó al gobierno socialista: “¿De quién es la culpa?”, se preguntó. “En cierto modo, de nadie. Aunque, por otro lado, la responsabilidad es de la élite política europea, que presionó mucho para tener una moneda única, obviando los avisos de que podría pasar algo como esto.”
Menos caritativo fue el presidente venezolano, Hugo Chávez, quien en el contexto de un discurso retransmitido por la cadena estatal VTV dijo que “…los anuncios de España son lamentables, recortando salarios mientras aquí los estamos incrementando”, y defendió los “grandísimos esfuerzos” realizados por su gobierno para “redistribuir el ingreso nacional”.
Antes, a Rodríguez Zapatero lo había llamado Barack Obama. Algunos analistas afirman que, más que para felicitarlo, lo hizo para recordarle que la deuda privada española, aquella que tienen con el exterior entidades financieras, no financieras y particulares españoles, asciende a más del doble de la deuda pública total, junto a la que suman 1,8 billones (millones de millones) de euros. Si la deuda privada cayera en cesación de pagos, el efecto dominó arrasaría con el sistema financiero europeo en su conjunto.
A primera hora del viernes trascendió que Rodríguez Zapatero habría dicho, en la reunión que mantuvo el miércoles con los barones regionales y provinciales socialistas en Ferraz, que recientemente Sarkozy había llegado a amenazar con sacar a Francia del euro. A las pocas horas, fuentes de la presidencia del gobierno español desmintieron que José Luis Rodríguez Zapatero hubiese dicho semejante enormidad. La viceportavoz del gobierno de Alemania, Sabine Heimbach, negó que el presidente galo hubiese dado un golpe encima de la mesa al tiempo que profería su intimidación. El comentarista de Intereconomía no desmintió haber posteado que España era una vergüenza y su gobierno también.
A la caída del sol del día dedicado a Venus, un nuevo terremoto había asolado el mercado español, que entre jueves y viernes perdió casi todo lo ganado el pasado lunes (-14,4% frente a la subida de 14,43%), sufriendo la mayor caída de 2010, que no se veía desde octubre de 2008. “¡6,64% abajo! El Ibex 35 pierde en dos días lo ganado el lunes”, tituló Negocios.com.
“Pero vaya, ¡qué lío!”, concluía el premonitorio artículo de Paul Krugman. O, recurriendo a la canción popular de la Guerra Civil Española, “… pero nada pueden bombas/ rumba la rumba la rumba la/ donde sobra corazón/ ¡Ay, Carmela, ay, Carmela!”.