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Bala perdida

Es una cuestión de género: un “bala perdida” es una persona de conducta errática, incorregible, en quien no se puede depositar confianza alguna.

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Es una cuestión de género: un “bala perdida” es una persona de conducta errática, incorregible, en quien no se puede depositar confianza alguna. Una bala perdida, por el contrario, es la que acabó hace dos semanas con la vida de Fabio Franco. un portero carioca que tomaba una cerveza en la vereda de un bar. Los enfrentamientos entre grupos de narcotraficantes o, lo que para el caso es lo mismo, narcos y policías en las favelas del Morro do Cantagalo (entre Copacabana e Ipanema) agregan a la belleza siempre sobrecogedora de una de las ciudades más lindas del mundo, un ruido de fondo al que cada mañana hay que interrogar en sus efectos (¿quién murió?) pero también en sus orígenes: ¿fueron fusiles? ¿Ametralladoras? ¿O granadas?

Las fuerzas de seguridad compiten en salvajismo con las bandas narcos (y muchas veces por las mismas razones). En lo que va del año habría habido 634 víctimas de balas perdidas, de las cuales 67 murieron.

Fundida, la ciudad no atina a dar una respuesta a la escalada de violencia que la domina. El bondinho del Complexo do Alemão, que alguna vez fue ejemplo para el mundo, continúa sin funcionar por falta de presupuesto y porque no hay condiciones de seguridad que permitan ponerlo en movimiento.

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Naturalmente, en Brasil hay balas perdidas del otro tipo, también. En el marco del Lava Jato. el ex presidente Lula da Silva fue condenado a nueve años y medio de prisión por haber aceptado dádivas de la constructora OAS. Si bien seguirá en libertad hasta que su sentencia sea confirmada por las cámaras de segunda instancia, su futuro es tan impredecible como el del actual presidente Michel Temer, denunciado por corrupción pasiva en el marco del escándalo de sobornos del mayor frigorífico del Brasil, asunto por el que podría perder el cargo si avanza la demanda presentada por la Procuraduría General de la República ante la Cámara de Representantes, donde el relator  de la comisión de la cámara baja recomendó que el proceso continuara (“existen sólidos indicios de práctica delictiva”, dijo).

“342 agora” es la consigna de los intelectuales y artistas de izquierda convocados por Caetano Veloso. El número se refiere a la cantidad de votos necesarios en la Cámara de Representantes para continuar con el proceso de juicio político contra Temer. La burguesía de Brasil, que alguna vez pudo darse el lujo de ser reconocida como la más progresista del continente, contempla atónita el juego que ella misma creó: balas perdidas de las bandas Comando Vermelho, Amigos dos Amigos y Terceiro Comando Puro o de las Unidades de Policía Pacificadora (UPP). Balas perdidas de la casta política brasileña, se trate de la derecha o de la centro-izquierda.

En todos los casos, los que pierden la vida (las condiciones de una vida posible, o lisa y llanamente el último suspiro) son los sectores populares.