El jueves, el directorio del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom) decidió otorgar a Editorial Perfil dos licencias de Televisión Digital Abierta. Son las mismas que se comprobó que había ganado en la evaluación técnica cuando se abrieron las ofertas de los concursos el año pasado, pero que habían sido negadas por el kirchnerismo con la excusa de declarar fracasados los concursos llamando a nueva licitación. Lo que finalmente se impidió gracias a una medida cautelar que la Justicia le concedió a Perfil cuando aún gobernaba Cristina Kirchner.
Previamente, el 7 de diciembre de 2012, por entonces promocionado como el 7D, el kirchnerismo, también a través de la Afsca de entonces, rechazó la compra por parte de Editorial Perfil de la Radio Amadeus y tampoco aprobó nunca la compra en 2014 de la radio FM 91.1.
El kirchnerismo persiguió a Perfil desde que asumió, en mayo de 2003. Primero, excluyéndola de la publicidad oficial desde el inicio. Luego, creando en 2004 un competidor sostenido artificialmente con fondos públicos, el conocido como Grupo Szpolski, que durante los primeros cinco años se dedicó a atacar sistemáticamente a Perfil con decenas de tapas, carteles en vía pública y publicidad en los medios audiovisuales oficiales. A partir de 2009, el llamado Grupo Szpolski se convirtió en un atacante no sólo de Perfil sino de todos los medios críticos. También el kirchnerismo promovió desde el Ministerio de Trabajo continuos conflictos sindicales en Perfil con cualquier excusa (este diario soportó una huelga a los seis meses de haber comenzado) y haciéndole perder por cifras ilógicas y exorbitantes todas las demandas en los tribunales laborales donde el actual jefe de la bancada de diputados kirchnerista, Héctor Recalde, ejerce influencia dominante.
El colmo fue la no aceptación del kirchnerismo del fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que obligaba al Estado a devolver la indemnización que Menem le había cobrado a Perfil siendo presidente. Había sido resultado de un fallo de la Corte Suprema de los 90 que, tras años de litigio internacional, el tribunal de la OEA declaró nulo en 2011. La solicitada reconociendo el error del Estado argentino recién la publicó el actual gobierno después de estar demorada en la Cancillería casi cinco años.
Resulta paradójico ver hoy a la distancia lo que terminó sucediendo con el llamado Grupo Szpolski y su derrumbe a pocas semanas de la salida del kirchnerismo del gobierno. Sus dos medios más emblemáticos, el diario Tiempo Argentino y el canal de noticias CN23, con sus empleados sin cobrar los sueldos y ambos medios sin aparecer.
No resulta difícil relacionar la publicidad oficial que se les negó a los medios de Perfil, las radios a las que no se autorizó a transmitir y las licitaciones de los canales de televisión que se le negaron a lo largo de todos estos años, con el espejo invertido de toda la publicidad oficial que recibió el Grupo Szpolski, todas las radios y canales de televisión que se le concedieron. Como si se tratara de un juego de suma cero.
Editorial Perfil perdió durante doce años la natural y lógica posibilidad de ingresar a los medios audiovisuales. Doce años y un enorme daño económico con el cual muy pocas organizaciones podrían sobrevivir. Ahora sólo queda recuperar el tiempo perdido construyendo futuras radios y canales de televisión que aporten una verdadera diversidad. El primer paso fue construir los estudios en el nuevo edificio del Distrito de Edición y Diseño, en el barrio de Barracas. Los próximos pasos serán ir poblándolos de energía, creatividad y talento. No será de un día para el otro, habrá una necesaria curva de aprendizaje, pero el otorgamiento de las dos licencias de Televisión Digital Abierta y luego la autorización de su equivalente en radios son el paso esencial para comenzar a recorrer ese camino.
La era K en los medios deja una enseñanza. A futuros gobiernos que crean que con fondos públicos en manos de privados amigos pueden crear sus propios medios para que sean medianamente sustentables. Para el periodismo, el distinguir rápidamente lo que pretende presentarse como periodismo militante y en realidad no es más que una máquina de quedarse con fondos públicos sin ninguna ideología ni sistema de valores que defender.
La diversidad en medios de comunicación es esencial para el desarrollo democrático. Pero esa diversidad, para ser sustentable y genuina, se debe lograr promoviendo la creación de medios profesionales que les den continuidad a sus realizaciones y construyan una identidad duradera.
Hay una diferencia entre una empresa y un negocio. Un negocio siempre persigue maximizar su beneficio. Tiene su mira puesta en el corto plazo. Una empresa, para sobrevivir, precisa poder soportar pérdidas, tomar decisiones que no siempre maximicen su beneficio. El mundo de los negocios se asimila a la caza; el de las empresas, a la agricultura.
Editorial Perfil sembró durante el kirchnerismo y antes durante el menemismo, una forma de hacer periodismo que ahora espera aplicar progresivamente en los medios audiovisuales. Habrá mucho que aprender, errores que corregir, capacidades técnicas que incorporar y fracasos que superar, como también los hubo en el periodismo gráfico, pero contando con la guía que nos permitió cruzar varios desiertos: hacer puro periodismo.