Repetidamente se escucha decir que usted está deprimido. Mejor que así sea, porque lo contrario sería una negación que haría más difícil adecuarse a la realidad que enfrenta. Si ése es su estado de ánimo es porque debe hacer ya varios meses que inició el período de duelo por la muerte de aquel De Vido poderoso, que no existe más. La negación es la primera reacción al comienzo de un duelo, la última es la elección de un sustituto de lo perdido, que en su caso sería crearse otro De Vido con el que pueda convivir más en paz consigo mismo y los demás.
Aproveche la oportunidad y cree un De Vido que se arrepienta de lo que hizo. Más allá de las “campañas mediáticas”, del revanchismo anti K y todos los justificativos a los que pueda apelar, si usted está en la situación en que está es porque hizo bastantes cosas mal. Usted tiene razón en que no es el único ni el principal responsable. Que la sociedad, los medios, los políticos, los empresarios son hipócritas: hace unos años todos le pedían “favores” y ahora hacen que se escandalizan de lo mismo en que participaron.
Aproveche y hable, desenmascare a todos, no sólo a sus jefes políticos sino también a los empresarios que benefició mientras hoy usted solo está pagando las consecuencias. A los dueños de medios que le iban a pedir pauta publicitaria y apoyaron al kirchnerismo como mínimo los primeros seis años, y que hoy lo critican como si usted pudiera haber hecho todo lo que hizo sin la cobertura de ellos. A los jueces que hicieron con usted mientras estaba en el poder, y muy especialmente los primeros años, lo mismo que ahora hacen con el gobierno de turno.
Mire estas siete tapas de la revista Noticias de 2003 a 2007, donde se lo denunciaba mientras todos ellos lo aplaudían; no pueden hoy decir que no lo sabían y que usted hizo solo todo lo que hizo.
Hable, haga catarsis, practique la cura por la palabra. No crea que con su silencio va a salvar a su mujer y a sus hijos. No le irá peor por autoincriminarse, probablemente tampoco mejor; en cualquier caso, aquel De Vido poderoso ya está enterrado. Pero se sentirá mejor si no carga usted solo con la culpa de tantos que compartieron los provechos. Imagínese el último día de su vida: ¿se arrepentirá de por lo menos no haber hecho algo justo cuando ya casi no tenía nada que perder? Este es su momento para hacer algo diferente, que en el futuro le sirva de consuelo.
Mire la primera tapa del diario PERFIL en 2005: el entonces ministro de Justicia, Horacio Rosatti, se negó a firmar el sobreprecio aprobado por usted en las cárceles que iban a construir. Y lo echaron, pasó 11 años de ostracismo público, pero ahora Rosatti es juez de la Corte Suprema de Justicia. Fíjese qué paradójicas su situación y la de Rosatti: ambos cosechan ahora lo que sembraron entonces. Siembre usted una vez algo verdadero para su futuro. Y mire la segunda paradoja: hubiera podido construir mejores cárceles sin sobreprecios, las que usted hoy no puede usar como detenido. En su caso, pareciera haber un orden de la fortuna, apueste a ella haciendo algo bueno hoy que quizá pueda cosechar dentro de diez años. Mire que la vida se ha estirado y quizá le queden décadas aún por vivir.
Un último argumento: en el gobierno de Macri no quieren un Lava Jato, dicen que podría afectar la economía, como sucedió en Brasil, pero probablemente t¿Vio que Carrió dijo que el hecho de que estuviera preso usted era “más importante” que que lo estuviera Cristina Kirchner porque usted era “el operador”? O sea: parece que con usted “alcanza”, tampoco les dé el gusto. Cuando usted quiso renunciarle a la ex presidenta, ella le dijo que debía seguir siendo ministro o enfrentar la cárcel. Usted siguió, ¿ahora va a enfrentar la cárcel solo?
Hable.