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ELECCIONES 2011

Catamarca y después

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Se ha dicho mucho esta semana sobre la elección en Catamarca. El resultado, aunque estaba lejos de ser previsible, no debería haber sorprendido tanto. Algunos de los más sorprendidos son quienes no aceptan las evidencias de que la Presidenta inicia la carrera hacia la elección de octubre próximo con gran ventaja en la opinión pública: una tasa de aprobación que supera el 50 por ciento, una abrumadora superioridad en las intenciones de voto. Se discute más de lo razonable si Cristina de Kirchner tiene efectivamente tanto apoyo o no tanto, pero la pregunta que los dirigentes opositores al Gobierno deberían estar tratando de responder es por qué lo tiene. Mientras no lo entiendan difícilmente podrán acertar con una estrategia adecuada.

Hay dos planos desde donde mirar la elección del domingo: qué se votó en Catamarca, quién ganó realmente la elección. Son dos preguntas mucho más relevantes para los opositores al Gobierno nacional que para el Gobierno; éste se siente ganador con toda razón, pero los opositores no parecen coincidir en sus diagnósticos de lo que sucedió.

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El Gobierno nacional está ganando una batalla en la opinión pública: mucha gente en la Argentina cree que le está yendo bien. Es ridículo tratar de convencerla de que está equivocada; lo importante es entender por qué. En Catamarca se votó y el rédito político es para el Gobierno. Además, se votó por motivos de esa provincia. No es solamente que la soberbia y la idea de perpetuarse en el poder del gobernador Brizuela del Moral generaron rechazo en la sociedad. El voto castigo al gobernador tiene otras raíces. El estilo de “la vieja política” también es rechazado. El mayor derrotado en la elección del domingo pasado es precisamente esa vieja política. Los dirigentes de la UCR siguen sin percatarse de ello, por eso cargan con el peso de la derrota.

Ninguno de los tres precandidatos presidenciales de la UCR ha logrado despojarse de esa imagen. Catamarca cargó de peso negativo la mochila que cargan –a lo que se sumaron las elecciones internas radicales en Río Negro y San Luis, con el mismo efecto. Si esos dirigentes están tratando de diferenciarse de lo que muchos votantes perciben como vieja política, la conclusión es que lo que están haciendo no es efectivo. No pueden diluir esa imagen si siguen tratando de hacerlo desde adentro de la estructura de un partido que es visto como viejo; o logran transformar el partido o la suya será una causa perdida.
De esto no se sigue que el Frente para la Victoria represente efectivamente algo nuevo. Pero los resultados de su gestión le bastan para lograr el apoyo y los votos necesarios para sus objetivos. En Catamarca, la candidata Carpucci aportó algo de “nuevo” –aunque demostró su propensión a borrar esa imagen de un plumazo al asociarse de inmediato a su pariente Ramón Saadi, lo viejo por antonomasia.

Cómo sigue la historia de Catamarca es todavía incierto. Los catamarqueños lo irán advirtiendo dentro de algunos meses. Para la provincia, la elección del domingo 13 dio vuelta una página de su historia; para el Gobierno nacional, fue no más que una incidencia exitosa en un proceso electoral que recién comienza; y para la oposición al Gobierno, un primer fracaso ruidoso.
En la perspectiva de ese proceso que desembocará en la elección de octubre, el Gobierno nacional está logrando formar un polo electoral sin que enfrente exista otro polo.
Es evidente que la única posibilidad de enfrentarlo con éxito dependerá de la formación de una coalición opositora. La elección de Catamarca sirvió para reforzar lo que ya parecía evidente: la oposición está lejos de eso. Cada posible candidato insiste en ratificar su propio proyecto, ninguno se mueve hacia una convergencia; los votantes siguen desorientados.
El Gobierno nacional camina por un territorio donde casi no tiene rivales –los que cree percibir son más bien sus propios fantasmas–; cuenta, además, con viento a favor, no sólo por los precios de los commodities sino también porque la sociedad está más optimista.
Algo fundamental deberá cambiar en las estrategias opositoras si se busca construir otro escenario.

*Rector de la Universidad Torcuato Di Tella.