La mentira gruesa o la distorsión burda prosperan en la Argentina. Se advierte sencillamente sin salir del país, pero cuando los cruzados de la democracia mediática argumentan sus razones con los antecedentes y experiencia de los Estados Unidos, una escapada a esta ciudad permite constatar la cínica utilización de munición fraudulenta, rasgo recurrente del oficialismo.
Sin ruborizarse, los paladines de la ley kirchnerista de medios insisten en que el órgano de aplicación que reemplazaría al Comfer sería copia fiel del actual modelo norteamericano. Lo dicen para protegerse y acallar críticas que se centran, entre otras cosas, en ese organismo, que, si el Gobierno impone su voluntad, reiteraría lo que terminó siendo el Consejo de la Magistratura, herramienta de control del Ejecutivo.
En cuanta ocasión se le presentó, el jefe del Comfer ha dicho, como si fuera un avezado conocedor de la legislación y antecedentes de los Estados Unidos, que ese organismo post Comfer sería igual a la Federal Communications Commission (FCC, Comisión Federal de Comunicaciones) de este país. Lo vocalizan muy convencidos de que mentar a los norteamericanos cierra bocas de “liberales” angustiados por el evidente intento oficial de controlar a los medios.
¿Es un argumento serio y plausible el que enarbolan los funcionarios oficiales? ¿Proponen para la Argentina un modelo horizontal, tolerante, moderno y –sobre todo– funcional, que asegure derechos, libertades y competencia profesional?
La FCC es una agencia independiente del gobierno de los Estados Unidos, creada en 1934 por la ley de comunicaciones durante la administración de Franklin D. Roosevelt. Es dirigida por cinco comisionados designados por el presidente, pero que deben ser confirmados por el Senado, y por términos de cinco años (el mandato presidencial es de cuatro).
El presidente elige como titular de la FCC a uno de los cinco comisionados. Lo que la ley dice aquí no es que tres de los cinco “tienen” que pertenecer a la mayoría del Congreso (versión rústica iletrada del oficialismo en la Argentina), sino que –literalmente– “sólo tres comisionados pueden pertenecer al mismo partido político”, además de establecer que “ninguno de ellos puede tener intereses financieros en ninguna actividad comercial relacionada con la esfera de alcance de la FCC”. Como CEO de la FCC, su presidente delega el gerenciamiento y responsabilidad administrativa en un director gerente.
El actual presidente de la FCC se llama Julius Genachowski. Vale la pena subrayar que, designado por Barak Obama el 3 de marzo de este año, juró recién el 29 de junio, aún cuando en el Congreso hay mayoría demócrata. En los Estados Unidos, a diferencia de la Argentina, hay separación de poderes.
Genachowski no es un puntero político. Trabajó antes para dos jueces de la Corte Suprema de los EE.UU. (David Souter y William J. Brennan, Jr.) y fue dirigente de Common Sense Media, prominente organización no gubernamental que procura mejorar la vida de los niños y sus familias a través de los medios de comunicación. ¿Peón de Obama? Genachowski es doctor en Leyes por la Facultad de Derecho de la Universidad de Harvard, que lo gradúo con máximos honores (magna cum laude).
Michael J. Copps fue designado por el presidente George W Bush para ocupar un segundo período el 9 de noviembre de 2005, y asumió el 3 de enero de 2006. Tiene mandato hasta el 30 de junio de 2010. Pese a ser nombrado por Bush, Copps vino a Washington en 1970 como asesor del senador demócrata Fritz Hollings, de Carolina del Sur. Tampoco es un perejil político: es doctor en historia por la Universidad de Carolina del Norte en Chapell Hills.
Robert M. McDowell, el tercero de los cinco, fue inicialmente designado por el presidente Bush y confirmado por unanimidad por el Senado en 2006. Obama lo designó para un segundo mandato el 2 de junio de 2009, el primer republicano designado para dirigir una agencia gubernamental independiente por el presidente demócrata. Confirmado por unanimidad por el Senado el 25 de junio, McDowell es, como los otros dos comisionados mencionados, abogado graduado con honores por la Universidad de Duke en 1985
Mignon L. Clyburn fue designada por Obama el 25 de junio de este año y asumió el 3 de agosto de 2009, para un período que finaliza el 30 de junio de 2012. Conocida activista negra de toda la vida, Clyburn exhibe una dilatada trayectoria de servicio público y dedicación a los intereses sociales. Fue durante 14 años la editora de The Coastal Times, semanario publicado en Charleston, consagrado básicamente a los problemas de la comunidad afro-americana, tras graduarse en la Universidad de Carolina del Sur como Bachelor of Science con especialidad en sistema bancario, finanzas, y economía. Miembro vitalicia de la mítica NAACP, la Asociación Nacional para el Avance del Pueblo de Color, y de la Comisión de los Estados Unidos sobre Derechos Civiles, fue dirigente feminista de su ciudad natal.
Finalmente, la quinta es Meredith Attwell Baker, nombrada por Obama el 25 de junio y que juró el 31 de julio, tras haber sido, bajo el presidente Bush, subsecretaria de Comercio de la Administración Nacional de Telecomunicaciones e Información (NTIA), principal agencia asesora de la Casa Blanca en esa materia. Con vasta trayectoria privada, esta mujer es abogada por la Universidad de Houston in 1994.
Algo falta en el debate que la Argentina viene contemplando en materia de medios. Escasean la seriedad y el conocimiento verdadero de los temas. Pero me animo a proponer al Gobierno lo que se deriva de la línea “bajada” para vender la nueva ley. Si los Kirchner se animan a impulsar como organismo de aplicación algo verdaderamente idéntico a la FCC norteamericana, compro.
Es sencillo: control auténtico del Congreso, carácter técnico y solvencia profesional de los funcionarios y auténtica búsqueda de consensos multipartidarios. ¿Se animan a eso, o lo de la FCC es pura charlatanería subdesarrollada, comida chatarra para giles?
*Desde Washington.
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