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Panorama // Hacia un hecho historico

China, a punto de recuperar Taiwán

La arrolladora victoria de los candidatos del Kuomintang, el antiguo Partido Nacionalista Chino que liderara Chiang Kai Chek, contra el oficialista Partido Demócrata Progresista (PDP), encabezado por el actual presidente, Cheng Shui-bian, partidario de la independencia de Taiwán, en las recientes elecciones legislativas preanuncia el resultado de los próximos comicios presidenciales del 22 de marzo, cuando Ma Ying -jeou, candidato del Kuomintang, compita con el candidato oficialista, Frank Hsie.

Jorgecastro150
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La arrolladora victoria de los candidatos del Kuomintang, el antiguo Partido Nacionalista Chino que liderara Chiang Kai Chek, contra el oficialista Partido Demócrata Progresista (PDP), encabezado por el actual presidente, Cheng Shui-bian, partidario de la independencia de Taiwán, en las recientes elecciones legislativas preanuncia el resultado de los próximos comicios presidenciales del 22 de marzo, cuando Ma Ying -jeou, candidato del Kuomintang, compita con el candidato oficialista, Frank Hsie.
El Kuomintang, cuyo nombre significa Partido Popular de China y fue fundado en 1911, gobernó Taiwán desde 1949. Sus dirigentes, derrotados en la guerra civil que azotó a China durante décadas, tuvieron que abandonar Beijing, ocupada por Mao Tse Tung, creador de la República Popular China. Hasta 1971, el gobierno de Taiwán contó con el respaldo de Estados Unidos. La ruptura entre los comunistas chinos y la Unión Soviética modificó esa situación. Primero fue la visita de Richard Nixon a Beijing en 1971. Un año después, China desplazó a Taiwán en las Naciones Unidas.
En 1975, un año antes que Mao, falleció Chiang Kai Sek. Lo sustituyó su hijo, Chiang Ching-yuo, quien gobernó hasta su muerte, en 1988. Allí comenzó un proceso de apertura política, que culminó con la victoria del PDP en los comicios presidenciales de 2000. Fundado en 1986, el PDP es un partido de honda raíz localista, que reivindica la identidad insular de Taiwán. Los dos períodos presidenciales de Chen Shui-bian estuvieron signados por el axioma de que “Taiwán y China son dos países diferentes”.
Mientras, la integración económica entre la isla y el continente, que comenzó con la apertura internacional impulsada por Deng en 1979, avanza a pasos acelerados. Las inversiones taiwanesas en China continental superan los 60.000 millones de dólares. Es más del 60% de las inversiones taiwanesas en el exterior. También aumentó vertiginosamente el comercio bilateral. El continente es el principal socio económico y comercial de la isla. En ese contexto, resultaba previsible un vuelco político a favor de un cambio en la relación con Beijing.
Para China, la cuestión de Taiwán es una reivindicación fundamental. Su reincorporación supone la coronación del proceso de recuperación de la integridad territorial china, iniciado con la devolución de Macao y de Hong Kong. Pero también representa el reconocimiento oficial por parte del Kuomintang de la legitimidad del gobierno del Partido Comunista Chino.
Hace ya veinticinco años, en un histórico discurso, Deng Xiaoping señalaba que “la reunificación pacífica ha pasado a ser el lenguaje común entre el Partido Comunista de China y el Partido Kuomintang. Sin embargo, eso no significa la anexión de ninguna de las dos partes por la otra. Esperamos que los dos partidos aúnen sus esfuerzos para hacer realidad la reunificación nacional”. Con asombrosa clarividencia, Deng agregaba: “Es preciso buscar una vía apropiada. Por lo tanto, proponemos que los dos partidos celebren negociaciones en pie de igualdad, a fin de alcanzar una tercera cooperación, en lugar de plantear la celebración de conversaciones entre las autoridades centrales y las locales. Una vez que se logre acuerdo, lo haremos público de manera oficial”.
Es probable que eso esté ocurriendo ya. En consonancia con el criterio expuesto hace un cuarto de siglo por Deng, China ofrece a Taiwán un estatuto de autonomía aún más amplio que el concedido en su momento a Macao y Hong Kong, fundado en el principio de “un país, dos sistemas”.
La propuesta incluye hasta la posibilidad de que Taiwán mantenga sus propias Fuerzas Armadas. Implicaría el reconocimiento del Kuomintang como una fuerza política legalizada en el territorio chino, la modificación del nombre de la República Popular China por el de República China, que era la denominación oficial durante la época de Chiang Kai Sek, y hasta la cesión de una vicepresidencia de la República para un dirigente de ese partido. El probable triunfo del Kuomintang en marzo puede entonces transformar a esa premonición de Deng en uno de los hechos políticos más importantes de los próximos años.