Lo que separa la recesión en Estados Unidos, la Unión Europea y Japón –que en el primer caso parece ocurrir a partir de finales del tercer trimestre (septiembre 2008), y en los otros dos desde comienzos del segundo trimestre (abril-junio 2008)– de una recesión global es lo que sucede con los países emergentes, en primer lugar China.
El año pasado y en los primeros seis meses de 2008, más del 80% del crecimiento de la economía mundial ha sido obra de los países emergentes. China sola, considerada como país individual, fue responsable del 27% del crecimiento de la economía mundial en 2007, y de un porcentaje similar en los primeros ocho meses de 2008.
Es una ecuación simple: la recesión en la tríada del capitalismo avanzado (EE.UU./UE/Japón) no implica necesariamente recesión mundial; pero, con carácter inverso, la recesión en el mundo emergente se traduce inexorablemente en recesión global, probablemente con características de depresión en el largo plazo.
En el primer trimestre de 2008, la economía china creció 10,6% anual y el PBI industrial aumentó 16% anual en los dos primeros trimestres. En tanto, las exportaciones se debilitan: crecieron 18% (en dólares corrientes) en 2007; y sólo 12% en los primeros nueve meses de 2008 (World Bank Office, Quarterly Update, Beijing, junio de 2008).
Casi 60% del comercio internacional chino son “transacciones procesadas” (processing trade): importación de bienes fragmentados que se ensamblan en China y se reexportan al mercado mundial. Por su propia naturaleza, siguen el ciclo de la economía global; y el comercio internacional ha declinado de un crecimiento de 7,5% en 2007 a un nivel proyectado de 4,5% en 2008.
La otra causa de la desaceleración de las exportaciones es la caída de la demanda en los dos principales mercados del comercio internacional chino: UE y EE.UU. –en ese orden–, sumergidos en la recesión. El comercio bilateral China-EE.UU. ascendió a 302 billones de dólares en 2007 (fueron 102,6 billones en 1997).
Esto ha llevado a que el Banco Mundial prevea una disminución del crecimiento chino este año, que se expandiría sólo 9,8%. Aun así, se mantendrían los niveles de auge de las últimas tres décadas (9,6% anual promedio). Entre 2003 y 2007, China ha crecido por encima del 10% anual (11,9% el año pasado); y se desaceleró en el primer trimestre de 2008 (10,6% anual).
La caída de la demanda externa debe disminuir el superávit de cuenta corriente, que ascendió a 372 mil millones de dólares en 2007 (11,3% del PBI), y también frenar el extraordinario nivel de crecimiento de sus reservas, que aumentaron 462 billones de dólares en 2007 (sin contar los 250 billones transferidos al fondo de inversiones en el exterior / China Investment Corporation).
El resultado es que las reservas alcanzaron 1,76 trillón de dólares en abril de 2008, con un crecimiento de 227 billones en los primeros cuatro meses del año. El Banco Mundial estima que, no obstante la desaceleración de las exportaciones y la disminución del superávit de cuenta corriente, las reservas superarán 2 trillones de dólares al concluir el año.
Guangdong es la provincia de mayor crecimiento económico y más elevada potencia exportadora. Situada al norte de Hong Kong y con eje en la ciudad de Shenzhen, han cerrado allí cientos de empresas exportadoras por la caída de la demanda externa y las pérdidas crecientes. Sin embargo, las ventas externas aumentaron 16% anual en los primeros cuatro meses de 2008, y la inversión extranjera directa (IED) trepó 21%.
China parece compensar la desaceleración de las exportaciones –como factor de crecimiento del producto– con un aumento de la demanda interna (consumo e inversión) y un incremento del sector servicios por encima del PBI industrial. La República Popular enfrenta la recesión del G-7 con el auge del mercado interno.
La decisión de transformar el agro –otorgando a los campesinos la libre disposición de sus derechos de uso sobre la tierra–, adoptada hace dos semanas por el Comité Central del PCCh, asume esta tendencia y la profundiza. El objetivo del nuevo régimen agrario en los próximos 12 años es llevar de 600 a 1.200 dólares anuales el ingreso per cápita de los 780 millones de campesinos y, de esta manera, duplicar el mercado interno en ese período.
Por naturaleza, los pronósticos tienen un carácter azaroso y bordean –y hasta se internan– en la provincia vecina del pálpito; por eso importan primordialmente los diagnósticos, que procuran responder a la pregunta sobre cuál es la tendencia principal del presente. Optimismo y pesimismo son categorías ajenas al análisis político y económico, nacional e internacional.