Vamos de nuevo: ah, el cine, su negocio y su futuro. Pocas cosas sobre las que haya menos certezas, sobre las que sea más difícil hacer futurología. No, no es un error de impresión: esta columna empieza igual que la de la semana pasada porque trata del mismo tema. Aunque difiera en su contenido. Hablábamos, con una amiga neoyorquina que trabaja en una productora de cine en Manhattan, de cómo Internet afecta al cine. Le contaba que por lo que podía inferir de la situación en la Argentina y en España, ir a ver una película se estaba convirtiendo en una salida de lujo, que pocas veces las salas a las que iba cubrían su capacidad.
Mi amiga, que entre los 21 y los 23 años trabajó en Wall Street, es una experta en finanzas que se hartó de la vacuidad de los derivados y las cifras de seis ceros y pensó que sus conocimientos podrían ser de alguna utilidad para la industria cinematográfica. Es pragmática, como suelen ser los estadounidenses, fanática de las comedias y, en materia de películas, tiene buen gusto: los hermanos Cohen, Wes Anderson, Monty Python, Tarantino, Kubrick. Precisamente fue ella la que me recomendó un extenso artículo sobre The shining (El resplandor), la célebre película de Kubrick basada en la novela de Stephen King. Allí, el autor del ensayo asegura que se trata de la película más compleja realizada nunca, que Kubrick sólo utilizó el libro como disparador y se propuso desafiar nuestro poder de observación creando un nuevo género, una mitología privada, y un film que puede verse tanto de adelante para atrás como de atrás para adelante, plagada de símbolos, guiños y extrañas simetrías. Vale la pena leerlo: http://www.mstrmnd.com/log/802.
Pragmática, decía, porque mi amiga leyó la columna donde se insinuaba que el cine podría haber entrado en una fase terminal debido a las estocadas de las descargas en la Web y la piratería, y me envió una serie de artículos del mes de julio de la revista Variety donde, con cifras y estadísticas, se asegura lo contrario: que al menos en Europa, durante la primera mitad de 2009, el repunte en la venta de entradas alcanza picos notables. Veamos. En Francia, la asistencia a salas creció un 2,6 por ciento con respecto al año pasado y la recaudación está un 56,1% arriba con respecto a julio de 2008. En España, después de cuatro años de caídas consecutivas, la asistencia subió un 7,9 por ciento y un 13% la recaudación. En Alemania, los números son parecidos: 13,5 por ciento más de facturación que en 2008. El mayor crecimiento se registró en China, que sigue desafiando a la crisis económica mundial: en 2009 se prevé un aumento de caja de alrededor del 40 por ciento. Es interesante leer las explicaciones del fenómeno: el aumento en el precio de las entradas, la mayor cantidad de estrenos comerciales y la actual revolución del cine 3D.
Pero hay un dato fundamental que hay que saber leer: los títulos que sostienen estos números son Angeles y demonios, La era de hielo 3, Harry Potter, Terminator Salvation, Transformers, Una noche en el museo 2. Fuera de estos tanques, ni noticias de otro tipo de cine. Algo similar ocurre con la industria editorial, donde los títulos de bestsellers como Paulo Coelho e Isabel Allende sostienen los planes de negocios de los sellos y subsidian las ediciones de otro tipo de libros (es decir, de la literatura). Saque usted sus propias conclusiones acerca del gusto de la gente en general, y del futuro de estas dos industrias.