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Conexiones nerviosas

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Estoy en San Martín y Viamonte, en una reunión de trabajo. Tengo que estar en Puán y Pedro Goyena a las 19, de modo que programo la alarma de mi teléfono molecular para que me avise a las 18. Como considero (equivocadamente) que tengo tiempo suficiente, decido tomar los trenes subterráneos, sobre todo porque todavía no conozco la combinación entre las líneas B y H.

Camino por San Martín hasta Corrientes, doblo hacia la derecha hasta la estación Florida, bajo las escaleras, hago la cola para adquirir mi boleto (observo con estúpida satisfacción que mucha gente usa ese sistema de prepago llamado Monedero que no supone descuentos sobre el valor de los pasajes). Compro mi boleto y, después de un par de intentos fallidos, consigo pasar a través de los molinetes atiborrados de personas apuradas.

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Cuando llego al andén, el tren ya se está yendo y aprovecho los 3,15 minutos de espera para examinar el boleto: pasé a las 18.12 por el molinete, que estampó la leyenda “Boleto con subsidio del Estado Nacional”. Llega el tren, atestado. Comienzo a transpirar copiosamente (en la línea B no hay aire acondicionado). Me bajo en Pueyrredón y combino con la línea H. La estación es preciosa, amplísima y cuenta con aire acondicionado. Pero yo estoy todo transpirado y temo que me haga mal. El tren recién se fue y tengo que esperar 6.30 minutos. Se ve que hay pocas formaciones y las frecuencias (anunciadas en las pantallas) son caprichosas y disparatadas. Al menos hay lugar para sentarme. Me bajo en Humberto Primo para combinar con la E. Cuando llego al andén, corriendo, el tren ya cerró sus puertas. Aquí espero 5.30 minutos (aunque sé que ya no llego: cinco cuadras a pie me separan de mi destino final). El tren viene atestado y vuelvo a transpirar (en la línea E tampoco hay aire acondicionado). Me bajo en José María Moreno porque ya no aguanto más. Tomo un taxi. A las 19.08 consigo llegar a mi destino, más de una hora después de haber comenzado la excursión, empapado, estrujado y de mal humor. Nadie puede jactarse de estar resolviendo ningún problema de transporte en Buenos Aires.