Dos corporaciones se arrogan el derecho de opinar sobre la sexualidad humana y los derechos inalienables de las minorías sexuales, orientando las decisiones de los incompetentes y malintencionados representantes senatoriales: los cristólogos y los científicos, y uno no sabe si es más penosa la asepcia de quienes localizan el deseo sexual en malformaciones de las circunvalaciones cerebrales o en déficits hormonales, o el olor a azufre e incienso que se despide de las polleritas de los cardenales y pastores protestantes.
Afortunadamente, YouTube nos trae consideraciones menos deprimentes, la de los poetas (es decir los sabios). En un tramo del documental Comizi d’amore (1964), Pier Paolo Pasolini encuentra al gigante Giuseppe Ungaretti en la playa y le pregunta si existe “la normalidad y la anormalidad sexual”. Ungaretti, que no se toma a la ligera la pregunta, contesta que “todo hombre ha sido hecho de manera diferente.., digo, en su estructura física, pero también en su combinación espiritual. Todos los hombres son, a su modo, anormales. Todos los hombres están, en cierto sentido, en contraste con la naturaleza. Y esto, desde el primer momento.., el acto de civilidad, que es un acto de prepotencia humana sobre la naturaleza, es un acto contra natura”.
El poeta civil se excusa por la indiscreción, pero se atreve a preguntarle a Ungaretti sobre su propia experiencia íntima y personal en lo que se refiere a “la norma” y a la “transgresión de la norma”. Y el alejandrino, le contesta: “Yo, personalmente, soy un hombre, soy un poeta, o sea que desde el comienzo transgredo todas las leyes haciendo poesía. Ahora soy viejo, y no respeto más que las leyes de la vejez que son, también, las leyes de la muerte”.
Más cerca de nosotros, Manuel Puig también sostuvo que el matrimonio heterosexista era la primera escuela de la explotación (sexual), que luego continuaba en el universo del trabajo. Pero los carcamanes y señoras frígidas del Senado de la Nación se obstinan en ignorar las voces de los sabios y consideran dueños de la verdad humana sólo a los sectores más comprometidos con las fantasías de exterminio (todas ellas).