COLUMNISTAS

Copying España

Desde la clandestinidad, la Armada Brancaleone maradoniana es incapaz de dominar su furia ante la intolerable provocación del Interino. ¿Cómo pudo atreverse a citar a esos dos infieles repudiados por el Altísimo? ¡Setenta veces siete maldito será!, se indignan.

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—No quería que lo viera, maestro. Aún no está listo.
—Es bueno. Hay ciertos puntos que necesitan de trabajo, pero en general es muy bueno. Fuerte y conciso, con algo de simplicidad. Sólo hay un problema. Me estás copiando.

Diane Kruger y Ed Harris en ‘Copying Beethoven’ (2006), dirigida por Agnieszka Holland.

Desde la clandestinidad, la Armada Brancaleone maradoniana es incapaz de dominar su furia ante la intolerable provocación del Interino. ¿Cómo pudo atreverse a citar a esos dos infieles repudiados por el Altísimo? ¡Setenta veces siete maldito será!, se indignan. El y los otros ángeles caídos. Porque, escondida en las sombras, advierten la perversa influencia del Doctor Balbuceante, hoy impune gracias a la bendición del Papa de Viamonte. Lejos de ofrecer la otra mejilla, la venganza de los Elegidos de Dios ya está en marcha. ¡Antes de que el cielo se abra y resuene la divina palabra del Señor, la tendreis adentro!, pontifican. Amén.
Por alguna razón, el pobre Checho Batista –que pasaba por ahí, vio luz, subió y ahora quiere quedarse–, pensó que lo mejor era salir a aclarar las acusaciones al aire. Ay. Las citaciones de Zanetti y Cambiasso –aseguró con voz temblorosa–, no fueron hechas solo para diferenciarse y lesionar lo poco que queda del prestigio de Maradona como DT. El razonamiento de Alejandro Fantino, conductor del programa, resultaba asombroso y, para colmo, Batista tomaba muy en serio la provocación. “¡Comprenderás, Checho querido, que si los dos la rompen contra España, después lo van a matar a Diego por no haberlos llevado al Mundial!”, lo desasnaba. Mientras Batista, definitivamente perdido, juraba que Maradona nunca le atendió el teléfono, Ruggeri cerró la charla aconsejándolo con tono perdonavidas: “Deberías ir a la casa y pedirle hablar. Yo, en tu lugar, lo haría”. ¿No es increíble? Todo esto salió por la tele, un domingo a la noche. ¡Only in Argentina, muchachos!

Esas disculpas, afirma el sidieguismo ortodoxo, no alcanzan. Es decir, lo quieren matar. Después de marginarlo por “poco confiable” y “trepador”, y de haber preferido entrenar con Tristán Suárez en lugar de los juveniles seleccionados, Maradona se siente traicionado… ¡por Batista! ¿What? Pura lógica maradoniana.
Dicen –porque él no habla– que está arrepentido de su intransigencia, que ahora sí aceptaría cambiar a sus colaboradores, que está dispuesto a volver. El rumor creció después de la visita de Claudia, su ex mujer y actual mánager, al despacho de Grondona en la AFA. Sea o no cierta la historia, las chances de un retorno son nulas. Ya lo eran, creo, desde el partido final del Mundial. No way. Y está bien.

¿Y ahora? Viene España, nada menos. Este fino equipo de Del Bosque, con Xavi, Iniesta, Cesc, Silva y Villa –confesó Batista– será su norte de ahora en más. El espejo en donde reflejarse. El Fidel de Chávez, el Alfonsín de Ricardito, el Reagan de Menem, la Paris Hilton de Ricardo Fort; en fin: el Gardel de cada argentino.
Como si de verdad el juego de toque y posesión se hubiese inventado en La Masía, Batista se emociona mientras admite sin pudor la copia. Haciéndolo, desmiente u olvida toda referencia a la vieja identidad futbolera nacional, aquello que los veteranos, con soberbia y gran poder de síntesis, llamaban “la nuestra”. Una idea florecida gracias al genio y el aislamiento en el que vivieron los grandes maestros de los años 40 y 50, que quedó groggy en 1958 por el “desastre de Suecia” y totalmente nocaut con los extranjeros del fallido “fútbol espectáculo” ideado por Armando y Liberti a principios de los años 60. Más tarde volvió con Menotti, y volvió a caer con Bilardo, dos en guerra permanente. Está en nuestra historia.

Sí: antes de Iniesta y Xavi haciendo firuletes en los LCD high definition, tuvimos mucho tiki tiki por aquí. ¿O nada quedó de la herencia de solistas como De la Mata, Tucho Méndez, Moreno, Palito Balay, Sacchi o Coco Rossi? ¡Lo juro, chicos: hubo vida antes de Torneos y Competencias y Fútbol para Todos! ¿Habrá que resignarse a dejar testimonio de nuestra amnesia cultural y copiar cada movimiento de la escuela catalana como si fuesen novedad en estas pampas? Qué pena enorme si es así.

Y ojo que no es la mía una postura nacionalista, que Dios me proteja de semejante exceso. Se trata, simplemente, de no olvidar quiénes somos, de donde venimos y lo que nos representa, además de la imprevisión, la voracidad, la picardía disfrazada de inteligencia, una insólita capacidad de adaptación a la catástrofe, nuestro descomunal ego; esas cosas. Nunca está mal mirarse en el espejo, colegas.

Parece que Batista está dispuesto a boxear con paciencia y jab de izquierda, toc, toc, hasta encontrar el hueco. Nada que ver con el estilo fighter a todo o nada con el que se jugó (y mal) en Sudáfrica. Será menos intenso pero más ordenado, o seguro, si las cosas salen. Con laterales de verdad y un circuito conformado por artistas de pie sensible en el medio del campo, el sistema batistiano promete, al menos, buenas intenciones.
Ojalá, más allá de cualquier resultado, que recuperemos estética y dignidad, nada menos. Brindo por eso, compatriotas.