Cosas que la ponen a una nerviosa: las tijeras, los camiones de propaganda, la cumbia, las tormentas eléctricas, los cortes de luz, las señoritas que le venden a una por teléfono que se ganó un Mercedes Benz con manijas de oro o diez días para dos personas en el hotel siete estrellas de Dubai, Dubai, los Kirchner, los zapatos puntudos, los tirabuzones, el ex comisario Patti, los trabajos urgentes, las amigas de la adolescencia, las manchas de tinta de birome en las camisas blancas, las películas sobre chicos que sufren muchísimo, Luis D’Elía, los cortocircuitos, los mimos, los empleados públicos y las empleadas públicas, los teléfonos con 0800, el frío, los perros “cariñosos”, los dueños y las dueñas de los perros “cariñosos”, Aníbal Fernández, las y los que fueron a Santorini, la gente que le ofrece a una ideas geniales para un cuento, las muñecas, Sándor Marái, las telas de araña, las arañas, la televisión, las máscaras indonesias africanas australianas incaicas aztecas o lo que sean, el balcón de Julieta Capuleto, las milanesas a la napolitana, los ventiladores, los días cortos y oscuros del invierno.
Cosas que la ponen a una de excelente humor: el verano, el río Paraná, las playas de Brasil, cortarse el pelo, charlar por teléfono con una amiga (no de las de la adolescencia), Luiz Inácio Lula, Cantando bajo la lluvia, Carlos Gardel, Boccherini, hacer solitarios (mejor con las cartas y no en la computadora porque con las cartas una puede hacer trampa; con la computadora no), los gatos, el césped, los árboles, los libros comprados en las librerías de viejo, las frutillas con crema, Chavela Vargas, el sol, Rainer María Rilke, el lavavajilla, los aros, los collares, los broches para las solapas, los colgantes para el escote, los sujetalibros, los relojes pulsera, los jueguitos de té de porcelana en miniatura, las fotos de las viejas tías cuando no eran tías ni eran viejas, los cumpleaños, los espejos (perdone, don Borges), los viejos bares (los nuevos también), las casas de compra-venta, los paraguas, los cuadernos sin estrenar, el olor a tierra mojada y a pasto cortado.