El diario La Capital informó recientemente que: “El ministro de Obras Públicas provincial, Hugo Storero, aseguró ayer que su par de Planificación Federal de la Nación, Julio De Vido, reconoció ante el gobernador Hermes Binner “un retraso muy fuerte” en la intervención de la Casa Rosada en los planes federales de vivienda pública a concretar en el territorio santafesino. Una deuda que puede rozar los 700 millones de pesos.
Además, ambas administraciones acordaron avances para mejorar o realizar emprendimientos viales clave para la región e impulsaron pactos en materia energética y de saneamiento y provisión de agua potable. Binner, quien calificó el encuentro como “ampliamente satisfactorio”, llevó al despacho de De Vido carpetas con todos los proyectos de obra pública de Santa Fe vinculados con la Nación. De ahora en más, los responsables de cada área articularán los pasos a seguir.
Esta noticia, en rigor un acercamiento notable entre las administraciones nacional y provincial, merece varias lecturas, particularmente resulta muy sugestiva la que se realice de cara a la dinámica electoral santafesina, un megadistrito electoral que aporta nueve de cada cien votos nacionales y resultó uno de los que mayores dificultades ofreció al FpV en 2009 donde en las elecciones de medio mandato, el oficialismo obtuvo el 9,6% de los votos provinciales.
Además de la lectura del notable ensamble entre la gestión nacional y provincial, el acercamiento señala a nuestro juicio que ante la inminencia de las elecciones provinciales, ya sin la presencia de Carlos Alberto Reutemann, tradicional gran elector santafesino en las últimas décadas, y frente a la crisis probablemente sin solución de la unidad del FpV y el PJ a nivel provincial, hoy constituido como un espacio bifronte prácticamente imposible de unificar donde cada cual atiende su juego, la salida nacional para el oficialismo requiere de un cambio de perspectiva, drástica.
En particular supone ayudar a desplegar en las elecciones presidenciales (que por manda constitucional van desdobladas de las provinciales y municipales) el mix de votantes Cristina/ PS provincial, que es muy importante y en algunas localidades como Rosario, donde se realiza el 30% del padrón provincial, aun más intenso que el flujo eventual de los electores provinciales socialistas que optasen por la fórmula panradical encabezada por Ricardo Alfonsín.
El espacio que representan el justicialismo y el FpV santafesinos parece no tener vocación provincial en ninguno de sus polos, ni chance cierta de disputa, ése es un dato que puede gustar más o menos, pero resulta inexorable y no hay tiempo para filosofar demasiado. ¡Todo fluye!
Así las cosas, cuando el actual ministro de Gobierno y candidato de Hermes Binner, Antonio Bonfatti, probablemente sea el candidato y ganador de la Gobernación de Santa Fe y el panjusticialismo, partido en al menos dos espacios de diez puntos promedio cada uno (si los casi inexistentes peronistas federales se meten en el acuerdo pejotista aportarán un punto adicional), no habrá ya motivos para insistir en considerar propio lo que es ajeno y viceversa.
Visto desde la perspectiva de sostener el liderazgo nacional de la presidenta Cristina Kirchner, que multiplica electoralmente por cuatro cualquiera de los dos mojones panperonistas provinciales, sostenimiento que es lo que en esta etapa importa y es posible al oficialismo para afianzar al menos electoralmente el proyecto nacional del FpV.
*Director Consultora Equis. Asesora al Gobierno.