COLUMNISTAS
Defensor de los Lectores

De firmas y otras ausencias

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Quienes transitan habitualmente por las páginas de este diario habrán notado, seguramente, que sus contenidos no tienen algunos detalles del continente habitual en sus notas. Uno de esos cambios –ausencias, para ser más preciso– es la falta de firmas en la mayoría de los textos. Es parte de la normativa de PERFIL que todo artículo informativo, editorial o de opinión, debe llevar la firma de su autor o autores cuando su extensión supera los mil caracteres. Esto fue resuelto así para que los lectores sepan quién habla cuando habla, y que el o los periodistas responsables se hagan cargo de cada línea escrita. Esta norma no se está cumpliendo por la misma razón por la cual los lectores habrán advertido errores de diversa naturaleza en las recientes ediciones, en particular en la que ayer tuvieron en sus manos. La explicación está en el conflicto salarial que desde hace ya semanas existe entre el gremio de los trabajadores de prensa (periodistas y administrativos) y las cámaras que nuclean a editores de diarios, revistas, agencias y portales de noticias en internet. No se llega a un acuerdo en la discusión paritaria y ello motiva acciones de fuerza tales como retiro de firmas, asambleas con interrupción de actividades en las redacciones, paros parciales por turnos y –la más seria medida desde el comienzo de la discusión– un paro general de actividades ocurrido el pasado viernes, sin concurrencia a los lugares de trabajo y por toda la jornada coincidente, además, con el Día del Periodista, que era no laborable hasta que la dictadura de 1976-83 dispuso que dejara de serlo. Pensé en escribir algunas líneas en relación con nuestro día, con la función del periodista en la sociedad y con el actual momento por el que pasa este oficio. Sólo diré tres cosas: no hay periodismo cerca (y menos aun dependiente) del poder, sea éste gubernamental, sectorial, religioso, económico o institucional; no hay periodismo libre e independiente sin los números en azul para las empresas (cuando están en rojo, es casi inevitable su muerte o su subordinación a alguna caja salvadora) y tampoco para los asalariados de este oficio, que necesitan paz de espíritu y bolsillos razonablemente alimentados para pensar en la noticia y no en cuánto falta para llegar a fin de mes; no hay periodismo que sirva a la sociedad sin acceso irrestricto a las fuentes informativas, oficiales y no oficiales y sin libertad para servir de eficiente correa de transmisión entre la noticia y sus destinatarios por pleno derecho: los lectores, oyentes, televidentes y usuarios de internet.

Dos respuestas. El lector Isidoro Andrés Avila ejerce su derecho a la catarsis en el correo que se publica en esta misma página. Pero hay algo de sus palabras que requiere respuesta. Dice: “Por eso las cartas de lectores, que fueron en su oportunidad una forma de poder expresar una opinión diferente y/o igual a la del medio, son en la actualidad censuradas por la dirección del medio de prensa”. Esto, señor Avila, no es cierto en el caso de PERFIL. Si leyera atentamente esta sección advertiría que no se censura carta alguna, y si cree que ha sido usted víctima de algo así, deberá precisar el caso concreto.
El señor Díaz, lector mendocino, se queja en la página 42 porque las promociones de Kids News no benefician a su nieta (ni a él) porque están limitadas al Area Metropolitana. Creo que tiene razón: los lectores de PERFIL tienen derecho a un tratamiento igualitario, y exhorto a los responsables del área de suscripciones a que den respuesta al lector y –en lo posible– una solución.

Otros temas. Siempre admiré al ex canciller de Raúl Alfonsín, Dante Caputo, con quien compartí una agotadora gira presidencial alrededor del mundo allá por 1985. Sus columnas de Política Internacional publicadas hasta no hace mucho en PERFIL me parecieron, en su casi totalidad, de una excelencia notable. No creo que haya sido una buena idea el que haya pasado a escribir sobre Política Nacional, considerando su claro alineamiento político, aunque aún no se haya definido si será o no candidato por un sector de la oposición. Su postura tiñe claramente cada comentario. Para quienes lo siguen, sería una solución pasar sus columnas a la sección de Ideas, donde conviven columnistas de las más variadas posiciones políticas.