¿Cuantos miles de millones de dólares obsequió el gobierno o al menos permitió que se lleven los grandes grupos para intentar detener el precio del dólar? Lo grave no es el valor de hoy, sino el costo que pagamos para impedirlo y lo lejos que estuvimos de lograrlo. ¿Incapaces o corruptos? Lo cierto es que el dinero se fugó, eran miles de casas y de escuelas para los humildes que se llevaron los enemigos del “populismo corrupto”, ellos vendrían a ser la expresión de “la gente decente”. Y la amarga sensación de que el estado es impotente frente al oscuro poder de los grupos privados, dejamos de ser una nación para estar ya cerca de ser una simple colonia.
Los ricos son esencialmente pusilánimes, Néstor Kirchner cometió grandes errores, duplico el juego que es siempre corrupto, y participó en la privatización de YPF con este amanuense de Parrilli al que arrastran todavía. Claro que los ricos le tenían miedo, por eso no se llevaban lo que robaban de apuro, le tenían miedo, miedo a que les cuestione las concesiones, que de eso es donde roban todos. Existirían solo dos partidos, el populista donde se les concede demasiado a los ciudadanos y el liberal, donde los grandes grupos pueden saquearnos libremente. Un liberalismo que nos impuso la moda de los monopolios competitivos, un oxímoron que desnuda a las claras lo poco y nada que ellos creen en lo que dicen creer.
Se ocupan de degradar al peronismo, no les cuesta mucho, tenemos como todos demasiadas manchas que ocultar. Claro que en ese colectivo al que denominamos como genérico “peronismo” se superponen infinidad de facetas, desde la dignidad de Ramón Carrillo a la indignidad de Boudou. En rigor ese fenómeno de contener de todo como en botica abarca a todos los sectores nacionales, ni hablemos de los que se asumen “liberales”, esos para encontrar una figura presentable tienen que ir a la generación del ochenta.
El gobierno fracasó en su misma esencia, los gerentes que ungidos de absurda soberbia imaginaban expulsar a los políticos, ellos fracasaron en todas sus decisiones. La figura ayer pretendidamente digna de Marcos Peña no pasa hoy de ser la imagen devaluada de un mediocre charlatán. No sufrieron tan solo un traspié, dejaron en claro que el “gradualismo” definía la velocidad con la que intentaban avanzar sin siquiera saber adónde iban. La insistente idea del “inversor extranjero” se asienta en la concepción inconsciente de que ellos son los dueños de todo y proponen al resto, a los esquilmados de ayer, participar de un pretendido progreso con las reglas de un promisorio mañana. Las grandes empresas no tienen límite en sus ganancias, el gobierno, y en especial el presidente, les concede prebendas y normas para que las acrecienten. Difícil sino imposible comprender en que imaginan que semejantes monopolios van a servir a los ciudadanos.
El gobierno anterior era indefendible por su fanatismo, el actual pareciera estar asociado a las ganancias de los grandes grupos, de esos mismos que ni siquiera lo respetan y mucho menos le temen, y se llevan sus ganancias haciendo estallar todas las medidas oficiales. Un gobierno con la ideología de los grandes grupos a los que defiende y protege y de los que ni siquiera logra un trato digno.
Si fuera cierto que las empresas sufren por el nivel de los impuestos que limitan sus ganancias, ¿Quién se llevó los miles de millones de dólares que generamos y además nos prestaron? Pareciera que de tanto convocar al inversor terminamos incitando al evasor, a ese que sabemos quién es pero su enorme poder impide siquiera que lo denunciemos. Si pudiéramos conocer la riqueza que muchos acumularon en los últimos años tendríamos una foto de la miseria que generaron. Producimos lo mismo que hace cuarenta años, se lo llevan unos pocos y la pobreza no para de crecer. Los enemigos serían el Papa y el peronismo, hasta contratan sicarios intelectuales para agredirlos, pero la plata se la llevaron ellos, el resto es solo cortina de humo.
El gobierno de Mauricio se quedó sin proyecto, antes decían ser gradualistas ahora tan solo están extraviados. Tampoco la oposición logro hasta el momento forjar una alternativa. Eso es importante porque nos puede permitir convocar a la unidad nacional. Al gobierno no le queda otra, esperemos que tenga la grandeza de aceptarlo.