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que es el conurbano bonaerense

Donde conviven el cielo y el infierno

Una descripción de la región que, según todas las encuestadoras, definirá la elección legislativa de junio. Un territorio con profundas inequidades, en la que barrios de grandes casonas lindan con áreas marginales y de gran deterioro, y donde existen más de cien basurales a cielo abierto. Desde 1960 llegaron al GBA, el área más densamente poblada del país, 5 millones de personas, del interior y de otros países. Está dividido en tres cordones, y el segundo es el bastión del peronismo a nivel nacional, lo que da un poder político desproporcionado a sus jefes comunales, verdaderos caciques del PJ.

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La elección del 28 de junio es nacional, aunque por estas horas todas las miradas están puestas en el Conurbano bonaerense, la región más densamente poblada de la Argentina. Vive allí el 60 por ciento del electorado de la provincia de Buenos Aires y el 23 por ciento de los votantes de todo el país. El poder decisivo del voto en el Conurbano se da con un trasfondo de gran inequidad, con áreas de mucha riqueza y otras de extrema pobreza y necesidades insatisfechas de sus pobladores, una situación que se va agravando a medida que se alejan de la Capital Federal, la ciudad más rica del país.

Es así como el Conurbano queda dividido en cordones. El primero está formado por los partidos lindantes a la Capital, que tienen un nivel de vida medio y alto. El segundo cordón, el bastión peronista, es el más poblado y el más pobre. Y el tercero, vecinalista e independiente.

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En el Conurbano, en 2007 unas 650 mil personas habitaban en villas de emergencia; la mitad, niños menores de 14 años. Allí, según estadísticas públicas y privadas, los niveles de violencia familiar, homicidios y otros delitos comunes, adicciones, analfabetismo y desnutrición infantil llegan a triplicar el promedio nacional.

Según el censo de 2001, sólo la mitad de la población del Gran Buenos Aires ha nacido allí: 37,5 por ciento proviene de otras provincias, mientras que 11,5 por ciento son migrantes; la mayoría de ellos, de países limítrofes. El acceso a la salud es en el Conurbano uno de los derechos menos reconocidos. Según el médico Alberto Jorge Tolcachier, “a los problemas de la marginalidad se agregan patologías prevalentes de la migración, como la cistercosis o el Chagas; o del entorno semirrural, como la leptospirosis”.

En un informe sobre medicina ambiental, Tolcachier aseguró que “el 40 por ciento de los chicos pobres de hasta cinco años del área tiene un coeficiente intelectual 20% inferior al de los niños no pobres”, producto de la falta de alimentación durante la infancia.

Los problemas del Conurbano no son nuevos. Tienen su origen en la década de 1960, cuando cientos de fábricas comenzaron a cerrar sus puertas en el interior, y millones de personas llegaron para buscar oportunidades. Al menos 5 millones de personas arribaron entre 1960 y 2001; de ellos, casi 3 millones al segundo cordón, lo que hizo que la población allí se triplicara.

La dinámica de la expansión urbana no fue acompañada por la cobertura de los servicios de infraestructura, explica un documento sobre el tema del especialista Gabriel Lanfranchi. Según él, en 2007 casi 4 millones de personas no tenían servicio de red de agua, es decir 40 por ciento de la población. Además, más de 65% de las personas no tiene cloacas, mientras que la penetración del gas de red no llegaba a 50% en gran parte de los distritos del segundo cordón.

Según la Secretaría de Ambiente de la Nación, hay más de cien basurales a cielo abierto en el Conurbano, la mayoría de ellos sobre la cuenca Riachuelo-Matanza. La contaminación y falta de control de los residuos fabriles y domésticos ha provocado un problema innato para los recién nacidos: su esperanza de vida es dos años menor que si hubieran nacido en cualquier otra parte del país.

El descontrol ha sido aprovechado por la compleja red descentralizada de poder del peronismo, que para los habitantes suele ser más eficiente que los mismos Estados municipales.

El Gran Buenos Aires pasó por tres oleadas de fundaciones. La primera, en la década de 1860, cuando durante la presidencia de Bartolomé Mitre se crearon nueve municipios. La segunda, a fines del siglo XIX y principios del XX, con la llegada de 4 millones de inmigrantes.

No hubo cambios hasta 1994, cuando el entonces gobernador Eduardo Duhalde lanzó el Proyecto Génesis 2000 para crear 20 nuevos municipios. Pero en la práctica el plan sólo pareció tener motivos electorales, al ser separados distritos por razones de este tipo, como Morón (Ley 11.551) y General Sarmiento (Ley 11.550).

En la actualidad, más de 30 ciudades reclaman tener el estatus de partido y así controlar sus propios destinos. Cualquier división debe ser aprobada por la Legislatura provincial, aunque los candidatos, por ahora, no cuentan entre sus propuestas la necesaria transformación.