Esta semana trascendió una carta de intención para la eventual conformación de una asociación entre la empresa estatal Arsat y la norteamericana Hughes para el lanzamiento de uno o más satélites de telecomunicaciones.
La carta establece que se crearía una nueva sociedad, llamada Newco, cuyo objetivo específico será desarrollar y operar el Arsat 3, y que por lo menos el 51% del paquete accionario corresponderá a Hughes. Ya Rodrigo de Loredo, presidente de Arsat, le había dicho en diciembre a PERFIL que estaban buscando un “socio privado” para desarrollar Arsat 3.
Sin embargo, al difundirse los detalles del pre-acuerdo surgieron también las críticas. Es que la eventual asociación violaría la ley 27.208 (de Desarrollo de la Industria Satelital), aprobada en noviembre de 2015, que en el artículo 10 establece: “Cualquier acto o acción que limite, altere, suprima o modifique el destino, disponibilidad, titularidad, dominio o naturaleza de los recursos esenciales y de los recursos asociados de las TIC… que pertenezcan o sean asignados a Arsat, requerirá autorización expresa del Honorable Congreso de la Nación”. Para el físico Jorge Aliaga, ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas, otro de los puntos críticos del acuerdo es que el Estado argentino entrega el uso de sus órbitas, un bien estratégico, a una empresa extranjera para la provisión de servicio de banda Ka.
A través de un comunicado, el directorio de Arsat (hoy bajo la órbita del Ministerio de Modernización) se limitó a decir que la carta de intención no prevé la privatización de Arsat y que las órbitas que ocupará el satélite serán del Estado nacional. También el presidente Mauricio Macri defendió el acuerdo y enfatizó que Arsat 3 se fabricará en Invap: “Les digo a los muchachos de Invap que no se preocupen, van a seguir trabajando”.
En el fondo de la discusión hay dos visiones de Arsat en pugna: la del kirchnerismo, que tenía como fin desarrollar una industria satelital, y el de la nueva administración Macri, que considera Arsat como una empresa de servicios satelitales. De hecho, la prioridad de Arsat es hoy achicar la brecha digital.