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Efectos sin causas

Hace poco oré en TEDxBuenos Aires: una suerte de mensaje al mundo en 12 minutos, una lluvia de ideas específicas al globo.

Rafaelspregelburd150
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Hace poco oré en TEDxBuenos Aires: una suerte de mensaje al mundo en 12 minutos, una lluvia de ideas específicas al globo. Cada uno de los veinte “oradores” preparó un panorama sobre el estado de su oficio, es decir, sobre el futuro de lo que uno hace: montañismo, clonación, básquet, astronomía, teatro.

La noche previa no pude dormir. ¿Por qué habría aceptado? Los oradores (según las reglas) no podíamos leer las ponencias, pero intentaríamos –al mismo tiempo– sostener una suerte de stand up comedy, pero con contenido. Oradores, bah.

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Preparé mis notas, tomé conciencia una vez más de lo absurdo de mi métier, y me fui a la cama. Pero no dormí nada. Y a las 4 de la madrugada un chanchito de cerámica, una alcancía china de la suerte que vivía en mi biblioteca, se suicidó. Sin motivo alguno, se tiró del estante y se hizo añicos. Me levanté en la penumbra, constaté –sin entender– lo que había pasado, y a la mañana me fui con los pedacitos de chancho en el bolsillo. Había que empezar por ahí. Iba a hablar de la “agonía del sentido”, un título pomposo que le había puesto hace tres meses y del que me arrepentía. Se trata de que las ficciones occidentales, tan afectas a narrar con “símbolos”, están cambiando de dirección, y suelen narrar con “cosas”. Es decir: si el “significado” de los acontecimientos es esa parte de la realidad que lee (verifica) nuestra razón, el “sentido” es toda la otra parte, que al lenguaje se le escapa: lo que no quiere decir nada, y que –en tanto no dicho– es atractor extraño de nuestro espeluznado desconcierto. Personajes que tosen y que –oh sorpresa– no mueren de tuberculosis al final. Eso.

Hay gente un poco orate que gusta de leer significados en el sentido. Consultan astrólogos. Suponen que psicoanálisis es sólo interpretar formas de Rorschach. Ligan mal causas con efectos. Yo podría haber supuesto, mal dormido y aterrado, que el chancho roto era un mensaje. Uno funesto. Pero no pensé nada. No había causas en el proceder del chancho, sino catástrofe pura, así que obcecadamente no leí significados donde sólo había misterio. Conservé el misterio en pedazos, los mostré a la audiencia, y empecé mi charla. Así es mi trabajo.