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HIPOTESIS Y CONSECUENCIAS

El aporte de Maduro a los cambios

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El escenario político se ha visto sacudido por algunos cambios en el gabinete nacional y son varias las hipótesis que intentan dar cuenta tanto del porqué de esos cambios como de sus posibles consecuencias.

En cuanto a esto último, no son muchas las certezas. El nuevo jefe de Gabinete, cuya solidez y experiencia política no se discuten, se ha mostrado abierto al diálogo sin entregar precisiones, sea por ocultamiento o porque tampoco él está seguro del rumbo que permitirá la señora Presidenta. Se trata de un ex gobernador que pesificó compulsivamente los bonos en dólares, sin que esto impida dar crédito a sus declaraciones en favor de atraer inversiones productivas. En su tarea deberá convivir con el nuevo ministro de Economía, que arrastra un pasado de dogmatismo importante, al tiempo que se verá beneficiado por la salida de Guillermo Moreno, quien hubiera hecho imposible cualquier intento de manejar racionalmente los problemas económicos. Esta salida no es un dato menor, ya que se trata de la caída de un símbolo del relato épico que teatralizaba, para propios y extraños, la forma de manejar los problemas en un proceso cuya consigna era el “vamos por todo”. En resumen, aun con pocas certezas no deberían descartarse enmiendas en la forma y el contenido de las decisiones que se tomen a partir de esos cambios, lo que obliga a la oposición a colaborar para que esas enmiendas se impongan.

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Un ejercicio complementario lleva a preguntarnos sobre las causas de esos cambios. Para ello deben diferenciarse las causas “objetivas” de las “motivaciones” que están por detrás de esa decisión. Respecto de las primeras, baste recordar algunos datos del agotamiento del modelo: freno del crecimiento y de la creación de empleos, inflación descontrolada, inseguridad creciente y caída de reservas; todas derivadas de la improvisación y el voluntarismo que caracteriza a los gobiernos populistas, los que terminan por destruir las potencialidades de un Estado que en su discurso figura como la herramienta fundamental para alcanzar sus objetivos.

Esos datos objetivos estaban a la vista, pero fue necesaria una derrota electoral importante para que fueran reconocidos. A esta toma de conciencia debieron contribuir también algunos sucesos del exterior, como es el caso de los cambios decididos por el partido comunista chino en la dirección de acotar las subvenciones a las empresas públicas y de alentar una mayor participación de las empresas privadas.

Pero hay otro fenómeno externo que, pese a ir en dirección contraria a lo que ocurre en China, ratifica también la necesidad de introducir cambios. Me refiero a lo que está ocurriendo en la “catedral” del populismo y que adelanta lo que debe esperarse al final del camino si se persiste en las arbitrariedades de esta forma de gobierno. Maduro ha pasado de la épica del discurso a una “guerra económica” nada virtual, con guardianes de la revolución y el propio ejército combatiendo a los “usureros que se aprovechan del pueblo”. Una guerra que ha llevado a la expropiación de mercaderías que deben entregarse a precios que tornan no rentable la actividad, por lo que esos comercios cerrarán sus puertas dejando sin empleo a miles de trabajadores. Medidas que no pueden aplicarse a los supermercados porque éstos carecen ya de la mayoría de los artículos más demandados, como harina, aceite, papel higiénico, etc.

Cuando a la falta de libertades y garantías institucionales se suman la desocupación y la escasez de artículos de primera necesidad, el modelo se torna insostenible; ante esa perspectiva debe decidirse entre el suicidio y la supervivencia.

*Sociólogo. Club Político Argentino.