COLUMNISTAS

El ‘borscht’ de la historia

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Comunismo e historia. Ultima actividad en Vladivostok antes de partir: comida y conversación con una profesora sobre cómo se enseñaba Historia Rusa Contemporánea antes y después del comunismo. Al llegar a la Argentina, otro abuso de la historia: Joaquín Morales Solá, acusado por Hebe de Bonafini.

Walter Bejamin –en Ensayos, Tomo IV– escribió sobre el borscht, la clásica sopa rusa con remolacha, que antes de probarla “tus ojos ya bebieron de la roja exuberancia de este plato”. Benjamin, el filósofo de la historia que sostenía que “articular históricamente el pasado no significa conocerlo tal como verdaderamente fue”, viene a cuento del borscht porque ése fue el plato que preparó Svetiana, una profesora de Historia de colegio secundario en Rusia, en su dacha de las afueras de Vladivostok, de donde regresé el lunes pasado, para compartir junto con nuestro tema de conversación: la historia.

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Las dachas son las clásicas casas de campo rusas, la gran mayoría muy austeras y construidas por sus propios habitantes sobre un terreno de diez por veinte metros, al que todo ciudadano tenía derecho a acceder gratuitamente –además de su vivienda en la ciudad, con aproximadamente tres años de espera– en la época de la ex Unión Soviética, espacio para una huerta donde plantar verduras que servían para el consumo doméstico de cada familia. Las verduras del borscht de la foto de esta columna fueron cultivadas en su huerta por Svetiana, quien, entre plato y plato, explicó cómo vino enseñando Historia Rusa en el colegio secundario donde trabaja desde hace cuarenta años y cómo tuvo que modificar el relato tras la caída de la ex URSS.

En los colegios secundarios, siempre se enseñó Historia Rusa hasta cada presente; por ejemplo, actualmente las últimas clases se dedican a la historia rusa del siglo XXI. Como es de imaginar, mientras existió la Unión Soviética se les enseñaba a los alumnos que todo marchaba bien gracias al comunismo y desde que éste se extinguió, se enseña lo opuesto. “Yo trato de explicarles a mis alumnos –dice Svetiana– que el comunismo también tuvo aspectos positivos, pero muchos profesores se limitan a seguir las pautas oficiales del Ministerio de Educación que, a comienzos de la década pasada, rehízo los manuales de texto yéndose al otro extremo.”

Relato. Benjamin –se cumplen setenta años de su muerte el lunes de la semana próxima–, en su Tesis de filosofía de la historia, escribió que “como las flores que vuelven su corola hacia el sol, así también todo lo que ha sido, en virtud de un heliotropismo de estirpe secreta, tiende a dirigirse hacia ese sol” (el de los triunfadores del hoy). “La historia es objeto de una construcción cuyo lugar no es el tiempo homogéneo y vacío sino el que está lleno de tiempo del ahora.”

Cómo se enseña Historia Rusa antes y después del colapso soviético es un caso extremo de contaminación del pasado por cada presente pero, a los argentinos, el abuso de la historia y su utilización política nos remite a la costumbre del kirchnerismo de recortar situaciones de los años 70 y 80 para reelaborar su significado y no pocas veces mentir lisa y llanamente.

El mismo lunes, al regresar a Buenos Aires, encontré otro ejemplo más: el comunicado de Madres de Plaza de Mayo contra Joaquín Morales Solá, de quién decían: “Como toda víbora venenosa, estira el cuello, saca la lengua e intenta morder destilando veneno a nuestro querido Dr. Néstor Kirchner que, por suerte, goza de buena salud. El veneno de Morales Solá demuestra toda la cantidad de dinero que le pagan Clarín y La Nación para mantenerlo en la cueva de las víboras. Lo que no sabe Morales Solá es que muchos de nosotros sabemos cazar víboras, con un palito y un lacito. Pero para que el odio no lo reviente, le vamos a seguir permitiendo que lo siga destilando en esa cueva. Ya les queda poco tiempo. Por eso también vimos cómo salen las ratas y las arañas para infiltrar el veneno en la población. Nos quedamos cortos con el juicio ético y popular que las Madres realizamos en Plaza de Mayo el 29 de abril, pero ya vendrán otros que van a ser los que se hagan en la Justicia y los tribunales de nuestra patria”.

Entre las “pruebas” históricas del “juicio” anterior se destacaba el recorte del diario La Gaceta de Tucumán, donde Morales Solá trabajó al comienzo de su carrera, cubriendo un acto por el Día del Periodista, convocado por el gobernador Bussi. Tan poco serio es el historicismo kirchnerista que corre el riesgo de confundir a Diego Gvirtz y Televisión registrada con las investigaciones de Tulio Halperín Donghi o José Luis Romero.