La primera señal surgió el martes 30, cuando se recomendó la nota desde el Twitter oficial de Presidencia (http://e.perfil.com/tuitcasarosada). Al día siguiente, y por la cadena nacional que tanto divierte a Cristina y odian sus críticos enfermizos, llegó el halago explícito.
“...Todos aquellos que pronosticaban calamidades. Y otras cosas más pronosticaban. El otro día leí un artículo que me llamó la atención porque era en un diario, en un periódico, en un semanario, que sale dos veces a la semana, que mucho no nos quiere, a mí en particular, y quiero finalizar con eso porque también es bueno reconocer que cuando sacan algo bueno voy a contarlo, si siempre cuentan cosas malas. Vi el título y decía ‘Ella no lo hizo’; humm, qué hice ahora... Y bueno, da el racconto de todas las cosas que se publicaron, ríos de tinta, no? De que yo iba por la re-reelección, después que el Parlasur, ah, que quería que ganara no sé qué candidato de la oposición, después que había creado el Parlasur para ir por los fueros y encabezar la lista, después que no, que iba a ser candidata a diputada nacional... Yo voy a poner un buzoncito, no para que pidan disculpas, sino para que por lo menos pongan una cartita: ‘Me equivoqué, sorry’. No estaría mal. Porque la verdad, ríos de tinta de cosas... no quiero de las otras cosas que se inventan a diario, hay que estar desmintiendo las estupideces más grandes que se publican y se dicen casi ya profesionalmente” (el fragmento se encuentra pasadita la hora y 35 minutos del video http://e.perfil.com/PERFILencadena).
Más allá de que la Presidenta, como hace siempre con todo, edita lo que le conviene de esa columna escrita por el mismo que firma aquí (http://e.perfil.com/ellanolohizo), el tema requiere de ciertas pinceladas.
Curioso el lugar actual en el que se ha ubicado al periodismo honesto y distante a todos, fruto de la grieta estimulada por kirchneristas y antikirchneristas. Cansa explicarlo, pero hay que volver a hacerlo: unos y otros se dedican a ensalzar a los propios y a denostar a los ajenos. No hay grises ni matices. Y espacio para la autocrítica, menos aún.
Acaso por eso el elogio presidencial no fue recogido por ningún medio. Se sabe que PERFIL tiene una mirada dura sobre el Gobierno, pero también de la oposición. ¿Cómo Clarín o La Nación se van a hacer eco de un aplauso presidencial a un medio crítico? ¿Cómo Página o Tiempo van a destacar el reconocimiento de CFK a un diario no oficialista?
Ocurre que si expusieran la fortaleza ajena de independencia resaltaría la debilidad propia y la del relato que la sustenta: ser salvajemente obvios y binarios. Por eso Moyano, Nisman, Randazzo, Cabral (la lista podría ser interminable) son héroes o villanos según el momento y el medio que lo cuente. Parece que en la brecha hay que estar de uno u otro lado: caen al vacío los claroscuros de todo, de todos y de todas.
Semejante primitivismo no sólo ataca la inteligencia de nuestras audiencias, a las que se subestima. También se retroalimenta. Por múltiples motivos, los medios no desafían a quienes los consumen. Les dan lo que piden. No los contradicen y casi que no se animan a recorrer caminos que puedan modificar ideas preconcebidas.
PERFIL intenta escapar a esa lógica, con triunfos y derrotas. Nos peleamos con todos a la hora de informar (también con anunciantes que eligen dejar de serlo por coberturas desfavorables) y en las columnas se expresa total libertad de pensamiento. Aquí publican kirchneristas, macristas, radicales, socialistas, trotskistas, anarquistas, y así debe ser.
Buscamos que el lector reflexione y tratamos de provocarlo para que se corra del lugar cómodo de pensamiento.
No siempre tenemos éxito en ese objetivo. A veces, por lo que escribimos. Otras, por los que nos leen. Cuando Perfil.com dio un mínimo realce al cumplido de CFK, hubo mayoría de acusaciones de ser panqueques, gurkas y otras por el estilo de parte de los comentaristas en la home y en las redes sociales.
Que nadie se confunda. Ni el hostigamiento ni la ponderación, vengan de donde vengan, nos harán cambiar.