Alejandro Sabella no tuvo suerte en River. Era un zurdo hábil, del estilo de Norberto Alonso, ídolo y titular indiscutido de aquel equipo que dirigió Angel Labruna en 1975. Al año siguiente, el Beto se fue al Olympique de Marsella y parecía que llegaba la gran chance para Sabella de ser titular. Labruna fue claro con los dirigentes: “Sabella va a ser el 10 de River, no compren a nadie”. Por esas cosas que tiene el fútbol, las condiciones de Sabella no se condijeron con las expectativas. Se sentó en el banco de suplentes más de lo que hubiese querido. Pero era un futbolista con grandes condiciones y eso hizo que se lo llevaran a Inglaterra en 1978.
Llegó al Sheffield United, que jugaba en la tercera división. En aquella época, no era tan fácil como ahora llegar a la elite del fútbol europeo. Había pocos argentinos. Básicamente, en España. Pero en Inglaterra, apenas Ardiles y Villa. Y Claudio Marangoni, que llegaba junto a Sabella. Pachorra se destacó en el Sheffield y pasó al Ledds United, que estaba en la Premier, hasta 1981. En el ’82, recibió un llamado de Carlos Bilardo, que estaba armando el equipo de Estudiantes. Ya tenía a Trobbiani. Ya había visto al mendocino José Daniel Ponce. Brown y Russo subieron desde las inferiores y se quedaron como capos del equipo. Trama y Gottardi eran titulares inamovibles. Pero faltaba un virtuoso y Bilardo no tenía dudas de que tenía que ser Sabella. Las únicas dudas las tenía el jugador, que en Inglaterra ganaba buen dinero.
La insistencia de Bilardo –a lo Bilardo, montando una palabra encima de la otra– lo trajo de vuelta. “Vos estabas en Europa, en donde los habilidosos corren. Espero que no seas argentino, que hagas lo mismo. Si lo hacés, salimos campeones.”
Sabella lo hizo y Estudiantes fue campeón con Delménico, Camino, Brown, Landucci, Herrera, Ponce, Russo, Trobbiani, Sabella, Gottardi y Trama. Todavía las formaciones salían de memoria. Pero había que cambiar la disposición. Ya no había wines. Las puntas eran cubiertas por volantes o laterales. Uno de esos laterales que pasaba al ataque como si fuera un wing, era Julián Camino. Camino, hoy acompaña a Sabella en la conducción del Pincha, que está en los Cuartos de Final de la Copa Libertadores de América.
Esta historia, que terminó en títulos y en la reafirmación de un estilo, sale hoy a la superficie, cuando Estudiantes consigue meterse entre los mejores equipos del continente. Acá voy a detenerme en la falta de consideración de la prensa y, por supuesto, del público que consume ese producto. ¿Por qué sólo se habla de “buen fútbol” cuando se habla de Huracán, o sea, de un solo estilo? ¿Por qué nunca equipos como Estudiantes o Vélez “practican buen fútbol”? ¿Por qué tanta pereza intelectual? ¿Por qué tanta literatura barata, por qué tanta ideología falsa y berreta?
Huracán no tiene un jugador como Verón. No lo puede pagar y no lo formó en sus inferiores. Es cierto que el Globo hizo explotar a Javier Pastore y parió a Matías Defederico, aunque hasta ahora no haya sido tan decisivo. Pero no tiene mucho más. ¿Cuántos jugadores como Braña tiene el cuadro de Cappa? ¿Tiene algún cabeceador de dos áreas como Desábato? ¿Tiene un defensor tan veloz como Angeleri? ¿Y un arquero como Andujar? Pero es Estudiantes. Para algunos, nunca jugará “el fútbol que le gusta a la gente”.
Los medios hablan de “oficio”, “eficacia”, “aplicación”… ¿Nunca “juega bien” Estudiantes? ¿Los únicos que juegan bien son Lanús (a veces) y Huracán (siempre)? El fútbol es bastante más que un caño en el medio de la cancha. El fútbol necesita de orden, de recursos, de explotar al máximo las condiciones de cada futbolista, además del estilo. ¿O acaso es malo que Estudiantes gane un partido decisivo en el estadio Centenario con una pelota parada? Tiene a Verón para ejecutar, a un ejército de cabeceadores para resolver… ¿Qué tendría que hacer, no tirar un centro sobre el área? ¿Hacer 170 toques antes de rematar al arco rival?
Estudiantes, a través de su historia, lidió con la ignorancia ajena. Aquella presentación de Sabella del comienzo tiene que ver con el mandato histórico de Estudiantes del que se habló alguna vez aquí. Pachorra es una pieza vital en esta parte de la historia, cuando se puso la 10 de Estudiantes en 1982 y condujo a un equipo con un fútbol sublime (sí, el Pincha también “practica buen fútbol”) a ganar dos títulos y a pelear la Libertadores del año siguiente.
Este de hoy tiene la transmisión de Sabella. Les muestra la foto del ’82/’83 y habla de la gloria y la posteridad. Verón lleva en la sangre los genes de aquellas hazañas sesentistas, de Zubeldía y compañía. Hace 15 partidos que no pierde entre Clausura y Copa (nueve en el Clausura y seis en la Copa y sin que le convirtieran goles). Esto, sin sumar que jugó la final de la Copa Sudamericana en 2008.
Alejandro Sabella apeló sabiamente al equilibrio. Estudiantes posee desde un gran arquero hasta un crack de todos los tiempos, pasando por futbolistas absolutamente funcionales a una idea. Entonces, obtienen el resultado a partir de jugar como le gusta a la gente. A la gente de Estudiantes, por supuesto. Esa que colmó su tribuna en el Centenario y no discute pavadas. Sabe que Estudiantes juega bien, gana y va al frente. Aunque los medios no lo muestren en su total dimensión…