Los partidos amistosos son como la cerveza sin alcohol, les falta algo. De todas formas, me senté a ver Argentina vs. Rusia el miércoles pasado. Verlo a Messi en el banco de suplentes me trae el pésimo recuerdo del día en que Pekerman no lo dejó jugar contra Alemania en el Mundial de 2006, y así nos fue. Pero esta vez la diferencia es que Messi está lesionado. O se supone que lo está, porque Maradona declara una frase rara: “Le dije [a Messi] que lo necesitamos, que hay un lugar en el equipo para él”. Suena más a desencuentro que a lesión. Uno quiere confiar en Maradona como técnico y de golpe lo ve santiguarse cuando suena el silbato inicial. Es como ver santiguarse al piloto antes de despegar el avión. Además, veníamos de la derrota frente a Ecuador. El conjunto albiceleste (diría Argentino Daneri) tenía que demostrar que podía jugar bien antes del partido con Brasil por las Eliminatorias, de manera que este amistoso tiene algo de examen, se juega más contra la desconfianza del hincha argentino que contra Rusia. Pero la cosa empieza mal: se entrecorta el satélite y el paranoico que llevamos dentro piensa que es un boicot a TyC, ya empezaron a cortarle el cable, pensamos, pero no, es la transmisión desde Moscú que se interrumpe y, cuando vuelve, un tal Semshov nos está clavando un golazo. ¿Qué pasó durante esos largos segundos cuando se cortó la imagen? La paranoia dicta que se reacomodaron y escenificaron el gol, que el fútbol no existe sin la tele. Y eso hace pensar cómo será el futuro fútbol estatal. Si el fútbol privado envasaba al vacío los goles del fin de semana para el domingo a la noche, ¿los goles del fútbol estatal serán públicos y abiertos? ¿Serán goles en vivo y en canal de aire? ¿No se verán más noventa minutos de tribuna? De esas meditaciones me saca Agüero cuando de pronto, pese a la sombra gigante de su suegro, hace un golazo. El Kun juega mejor sin Messi al lado. El equipo argentino recupera la confianza y va a terminar ganando 3 a 2. Se vienen tiempos bíblicos para la Selección, hay un tal Jonás (Gutiérrez), un tal Jesús (Dátolo). Los vamos a necesitar para enfrentar al jogo bonito.