Desde hoy y hasta el próximo miércoles, se realiza en Hilversum, ciudad de los Países Bajos (Holanda septentrional), la conferencia anual de la Organization of News Ombudsmen (ONO), una institución global que facilita el debate y la tarea de quienes ejercemos la función de defensoría de lectores y audiencias en diferentes latitudes del mundo. Es un momento particularmente interesante para el debate de las problemáticas comunes a los colegas de quien esto escribe, en particular porque hay cuestiones que cruzan las fronteras y –con más o menos semejanzas– inquietan a los medios y promueven interrogantes en sus destinatarios.
La consigna de esta reunión es plantear “herramientas e ideas para defensores de los lectores, editores públicos y editores de normas para reconstruir la creencia pública en los medios de comunicación”.
Los lectores de PERFIL reconocerán algunos de estos temas globales y locales en la exposición de fundamentos para la convocatoria: “La continua politización de las noticias etiquetándolas de ‘falsas’, el uso de las redes sociales para interrumpir y dividir –si no socavar– nuestras instituciones democráticas, hacen que este sea un momento tenso y emocionante en el periodismo”. La mira está puesta en compartir “experiencias e ideas sobre el trabajo que se está realizando para restablecer la confianza y el compromiso del público con los medios de comunicación”.
Una de las expositoras principales es Sally Lehrman, directora de The Trust Project, un esfuerzo de colaboración internacional para desarrollar las mejores prácticas. Es un consorcio de organizaciones de noticias comprometidas con la “transparencia en el periodismo con el objetivo de construir una prensa más confiable y de confianza”.
Otro es Kyle Pope, editor en jefe de Columbia Journalism Review, publicación de gran prestigio creada en el marco de la Universidad de Columbia. Pope abordará las amenazas a la prensa libre y lo que las organizaciones de noticias pueden y están haciendo al respecto.
Hace poco tiempo, Stephen Pritchard se retiró de su función de defensor de los lectores del periódico dominical británico The Observer; expondrá experiencias vividas durante sus años de ejercicio del periodismo activo, el rol del ombudsman en la prensa y los desafíos de los nuevos tiempos.
En su convocatoria, la ONO propone “compartir ideas sobre el fenómeno #metoo, y la preocupación de los editores sobre publicar nombres y acusaciones sin muchas pruebas”. En esa línea, se presentará un proyecto de verificación de los hechos, y su impacto será evaluado en la Universidad de Leiden.
“Abordaremos los problemas que todos enfrentamos, como el agotamiento y cómo evitarlo en este enojado mundo de ‘noticias falsas’, y cómo lidiar con la presión gubernamental”, concluye la ONO.
En verdad, la cuestión de la credibilidad de los medios ha sido abordada por este Defensor de los Lectores en más de una ocasión. Una de ellas fue la semana pasada, cuando dedicó su columna a evaluar y calificar las posturas editoriales de los diarios generalistas editados en Buenos Aires en relación con la concentración opositora realizada el 25 de mayo en el Obelisco y sus alrededores. Es interesante verificar cómo las opiniones y datos que aquí se vierten impactan y movilizan a los seguidores de este diario. El lector Gabriel A. Wolf envió un mail que se reproduce en el Correo de hoy, con críticas a lo que calificó como autocensura en aquel texto por no mencionar por sus nombres los diarios que allí se citan, excepción hecha de PERFIL. Quiero aclararle al señor Wolf que no se trató de autocensura, y tampoco de temor a represalias legales o de otra naturaleza, sino a una postura constante: evitar la mención de otros medios identificándolos por sus marcas, cuando a ningún lector avisado o desprevenido pueden quedarle dudas acerca de qué periódicos se habla. Las dudas del lector no son tales porque sabe a qué medios me refería. Le agradezco, no obstante, su crítica porque tal vez sea tiempo de revisar mi postura.
De lo que se trata, en definitiva, es de brindarles a quienes leen este diario los instrumentos necesarios para clarificar temas, hacer más sólida y franca la relación entre PERFIL (y la prensa en general) y su audiencia. Hace ya tiempo que algunos medios han perdido credibilidad, y también la han perdido profesionales de este oficio que abandonaron el buen ejercicio para sumarse a facciones o incumplir normas básicas del buen periodismo, tales como la congruencia, la coherente exposición de datos, el chequeo insistente de información.
En una visita que hizo a Buenos Aires en 2006, el entonces ombudsman de los lectores del diario británico The Guardian, Ian Mayes, invitó a “definir una nueva relación con los lectores para recuperar la confianza”.
Esa es la idea.