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El pogo de las chicas

Es una posverdad universal que un hombre en posesión de pito, en esta época, puede verse en problemas.

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Es una posverdad universal que un hombre en posesión de pito, en esta época, puede verse en problemas. Más aún si este pito fue usado de manera negligente; pero es más difícil todavía, quizás, ser un caballero intelectual.

Hace unas semanas, en una columna titulada Vigilar y castigar en la posverdad, Fabián Casas comentaba en este diario que una mujer le gritó abusador a Ariel Minimal en un recital donde tocaba invitado. Incómodo, el rockero le pide a la chica que suba al escenario y enfrente a la multitud. Ella se niega. “¿Qué mierda pasa?”, pregunta Fabián. En léxico callejero, él la apuró y ella se comió los mocos. Es una demostración de poder, pero no se lee así: se deduce que si la chica no aceptó ese micrófono tendido y no puso el cuerpo ahí, en vivo y directo, a esa audiencia, solo busca destruir. Fabián concluye que la denuncia anónima es funcional a la derecha y al capitalismo.

¿Es “de derecha” una mujer que acusa a un tipo? Me interesa lo de Fabián porque su análisis coincide con los liberales acérrimos. Durante el Darthés-gate descubrí el tuit de un profesor de la Universidad de San Andrés, Miguel Boggiano, que llama “kirchneristas” a las mujeres que secundan la denuncia de Actrices Argentinas contra el actor; caudillo del inefable J.L. Espert, Miguel ve en Macri a un comunista. La mujer que denuncia es “funcional a la derecha” si sos un tipo de izquierda; y la mujer es kirchnerista (léase zurda) si sos un señor creyente en el libre mercado y bajar impuestos como vehículo de felicidad.

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Como es evidente, con estas vándalas de las conciencias el credo político no es descriptivo, sino una forma de descrédito. El argumento ad hominem es en rigor ad mulierem.

Fabián critica la app del Gobierno para denunciar violencia machista: lo ve como una movida de la derecha (la app funciona en celulares y tener celular, es sabido, es cosa de ricos). Miguel tampoco es fan del Estado Presente. Fabián dice que este clima le recuerda a 1976 después del golpe. Boggiano: “No podemos tener un Tribunal Ad Hoc que condene a alguien públicamente sin juicio. Eso hacía la dictadura.” Pero la dictadura secuestraba y mataba clandestinamente, sin juicio público. ¿Estamos ante un feminismo de lesa humanidad?

Es verdad que las redes permiten odiar a mucha más gente que antes, mucho más rápido. Pero creo que, incluso en la dictadura, los hombres podían diferenciar entre un grupo de tareas del Tigre Acosta y una chica que le dice no a un escenario, o 43 chicas en un blog. “¿Cómo que no?, a mí no me decís que no”, cuenta otra anónima que se resistió, refiriendo las seducciones de los miembros de la banda Onda Vaga en un blog. No señalan delitos: son relatos de momentos feos, como ser una fan de quince años y que de la nada te manoseen en público. El blog fue levantado por orden judicial.

“El concepto de abuso de privilegio es algo nuevo que tenemos que entender y aprender no solo los músicos, sino también el público”, reflexiona Minimal en Facebook. Un miembro de su banda fue acusado penalmente por abuso sexual y desde entonces, cuenta, perdieron la conexión con el público; están haciendo terapia grupal. Minimal tiene buen oído: el abuso de privilegio es la queja esencial de las chicas.

Cuando leo los relatos anónimos de denuncias del rock, siento que son chicas haciendo pogo al grito de “se va a caer”. Darwinismo musical: el punk de las chicas, superior en rugido y pasión, le come el escenario al rock chabón. Es cruel hablar de modas; digamos que un día cambia el paradigma y dejás de escuchar Pixies y te volvés fan del jazz etíope. Ejercemos un vigilar y castigar unos a otros, hecho de likes e indiferencia. Administramos audiencias, y a veces perdemos seguidores. Humilde, Minimal dice: “Acá estoy. No puedo volver el tiempo atrás, pero sí puedo intentar ser mejor de acá en adelante.” Brindo por eso, y le deseo mil musas para la reconquista de sus fans.

Es Navidad mientras escribo, y quiero aclarar que ningún pito ha sido rebanado o colgado del arbolito durante la redacción de este artículo. La ideología no es nada cuando lo que queda en liza es el desprecio por los desposeídos. De pija.