COLUMNISTAS
BATALLA MEDIATICA

El problema es de raíz

En la actualidad, los medios –en todas sus variantes– se rigen bajo un formato de comunicación audiovisual donde la imagen le gana la batalla al contenido.

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En la actualidad, los medios –en todas sus variantes– se rigen bajo un formato de comunicación audiovisual donde la imagen le gana la batalla al contenido. Es un escenario donde es más importante el cómo que el qué. Con sólo ver las tapas de los diarios y las portadas de las revistas, podemos apreciar los grandes titulares y el tamaño de las fotografías. Estamos en la era de hablar para el “videograph” de la televisión o sintetizar la comunicación en 140 caracteres como fija el Twitter para comunicarnos. “La imagen es todo” rezaba un famoso slogan publicitario de una marca de gaseosa.

Días atrás, finalizado el partido Uruguay-Argentina, millones de televidentes quedamos sorprendidos, una vez más, ante las declaraciones realizadas por el actual director técnico de la selección nacional de futbol. No tanto por el destinatario de toda su furia, sino porque nos puso otra vez en ese debate que privilegia las formas por sobre el fondo. Poco se habló de la “épica” o del “poco brillo” (depende si miramos el vaso medio lleno o medio vacío) que tuvo la clasificación para el Mundial. Todo se centró en el tono del lenguaje del dueño de la mano de Dios. Sin hacer un exhaustivo juicio de valor sobre el destino de su artillería pesada, el periodismo tiene un papel preponderante en esta diatriba encarnada por el ex futbolista.

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Para ser claros con los legos, son los medios en general –principalmente audiovisuales– los que nos llevan a este campo de batalla. Casi como un espectáculo circense podemos ver en programas periodísticos de muchas voces (no sólo dos) cómo obligan a los entrevistados a “titular”, a expresar una idea en un minuto y medio. ¿Cómo hace, por ejemplo, un funcionario de salud para explicar una política sanitaria en tiempos “tiranos” (recordando ese lugar común que suelen decir los conductores cuando te sacan del aire)? Existe un proverbio español que dice: “…Con estos mimbres he de construir la cesta…”, la versión porteña sería: “Es lo que hay”. Es por ello que, más allá del nuevo formato de comunicación que hace que uno comience por la conclusión de una idea y luego el desarrollo por el temor a que lo saquen del aire, la discusión debería centrarse en otro plano: ¿Cuáles son los ejes de fondo? ¿Por qué los medios nos someten a tomar como naturales o cotidianas expresiones que deberían sorprendernos? Perder la capacidad de asombro o asimilar modismos como habituales es claudicar ante estos embates.

El tema de las formas –aunque parezca un juego de palabras– tiene estrecha relación con aspectos más profundos. Lugares comunes como “es un problema de educación” se escuchan a diario en la mesa de todos los argentinos para justificar muchos de los conflictos sociales que nos muestran amplificados los medios de comunicación. Preguntarnos sobre la educación, en momentos donde se discute una nueva reforma al sistema de enseñanza del colegio secundario, es querer encontrar alguna punta para explicar este tipo de aseveraciones públicas.

Si analizamos en el tiempo cuáles son los principales problemas del país según la opinión pública, aparecen indicadores sociales como seguridad o delincuencia y económicos como pobreza, inflación y pérdida de empleo. La pregunta es por qué los reclamos siempre están puestos en el corto plazo. ¿Por qué indicadores como educación figuran en la lista de los principales problemas del país pero nunca mueven el amperímetro? En esta última medición de Ipsos, realizada en las principales ciudades del país, se aprecia una tendencia que puede cambiar el rumbo. ¿Será que la foto que vimos en los diarios de los chicos uruguayos con guardapolvos blancos y computadoras personales nos hizo tomar conciencia como sociedad? ¿Podemos pensar una nación con toma de escuelas públicas por parte de estudiantes –y lo que es peor, padres que avalan– que plantean reclamos que poco tienen que ver con el motivo real por el que se va a la escuela?

La respuesta es poco satisfactoria y no es para alegrarnos. Deberíamos tomar conciencia de que los problemas se resuelven desde la raíz y no conformarnos con podar la copa de los árboles.

 

*Director ejecutivo de IPSOS-Mora y Araujo.