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El pulpo monstruoso

Se dice que lo mejor es enemigo de lo bueno. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (“Ley Mordaza” o “Ley Antimonopolio”, según los puntos de vista), ya promulgada, sin ser la mejor que pudiera pensarse, hizo de su necesidad, virtud.

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Se dice que lo mejor es enemigo de lo bueno. La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (“Ley Mordaza” o “Ley Antimonopolio”, según los puntos de vista), ya promulgada, sin ser la mejor que pudiera pensarse, hizo de su necesidad, virtud. El tiempo dirá cuan mejorable es esa ley, a medida que su aplicación vaya revelando sus ocasionales inconsistencias.
Mientras, me detengo en dos estereotipos de discurso que hemos escuchado hasta la náusea. En el largo y tedioso debate que obsesionó a los medios industriales de comunicación (cosa comprensible, dado que es su campo de actuación sobre el cual la ley viene a establecer nuevas reglas de juego), me llamó la atención que se considerara como totalmente pasivas de las audiencias, concebidas, alternativamente, como víctimas de la manipulación vil de las grandes cadenas mediáticas o víctimas del autoritarismo de Estado, como si no pudieran sino consumir tales o cuales paquetes de contenidos (y como si cada uno de ellos representara la coincidencia total entre sujeto y objeto, lo que se conoce como el Fin de la Historia).
La otra noción extraña con la que se nos obligó a convivir es la cruzada antimonopólica como una cruzada anticapitalista. El capitalismo es, por definición, antimonopólico, como lo demuestra la atenta vigilancia a los que son sometidos los “pulpos” de Internet (Microsoft, por ejemplo) en los Estados Unidos- El “pulpo monstruoso” (que ataca embarcaciones y pueblos enteros), lo ha demostrado Roger Caillois, es una invención del capitalismo triunfante.
Me va a gustar ver cómo las audiencias aprenden a lidiar con la nueva oferta televisiva (que, monopolios aparte, sospecho, no será demasiado diferente de la actual).