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duro cruce con francia

El tema migrantes es eje del primer roce entre Giorgia Meloni y la Unión Europea

La premier mantuvo su rechazo al desembarco de cientos de migrantes rescatados del Mediterráneo por el buque de una ONG humanitaria, que permaneció en el mar por tres semanas, hasta atracar finalmente en Toulón, Francia, que acusó al gobierno italiano de violar las leyes del derecho internacional y los acuerdos de la UE y advirtió que habrá consecuencias por la decisión de Roma, que en el año ya recibió a 90 mil de esos migrantes.

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Ocean Viking. El interior del barco de la ONG, donde había 234 personas, entre ellos 57 niños. | afp

Más de 900 migrantes rescatados en el Mar Mediterráneo por diferentes naves humanitarias esperaron durante semanas un destino seguro para desembarcar. Ni Italia ni Francia querían hacerse cargo de los refugiados, la mayoría provenientes de Libia.

Como en otras ocasiones, la Unión Europea busca la redistribución de los recién llegados entre sus países. Meloni, con su política antimigratoria, se resistió al desembarco, con declaraciones que no salen de su discurso habitual: “No hay náufragos, sino migrantes”. Francia enarbola la bandera de la libertad al aceptar a tan solo 230 migrantes. 

Libia. La disputa se centra entre estos dos países, y principalmente en Italia, por ser la nación “segura” más cercana a Libia, de donde parten la mayoría de las embarcaciones clanestinas con migrantes. que luego son rescatadas en el ma por las naves de las ONG. Meloni, muy a su pesar, aceptó al buque “Rise Above”, que transportaba 90 personas, que desembarcó el martes en Calabria. Lo mismo sucedió para los 572 migrantes de la nave “Geo Barents”, en la que viajaron 60 menores sin sus padres. Igualmente, en el sur de Italia, llegó la navegación ‘Humanity 1’, con 35 pasajeros a bordo. 

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El buque de la discordia fue el “Ocean Viking”, que llevaba 234 migrantes, rechazado por Italia y que, tras presiones internacionales, fue aceptado por Francia. Ayer atracó en el puerto militar de Tolón y, con esta navegación, se inauguró la primera crisis de Giorgia Meloni en su relación con la Unión Europea.

Números. La italiana respondió a las críticas referidas al rechazo de la última nave al recordar que, en lo que va del 2022, llegaron a Italia 90.000 migrantes, de los cuales Francia recibió a 38 y el resto de Europa a 117: “¿Qué hace enojar? ¿Que Italia deba ser el único puerto posible para el desembarque de migrantes? Esto no está escrito en ningún acuerdo”. Su ataque no se limitó a Macron, sino que involucró a toda Europa: “Ahora podemos decidir que somos el único puerto de Europa, pero no estoy de acuerdo, no tuve este mandato de los italianos. No creo que debamos pelearnos con Francia, Grecia, España, Malta. La única solución común, y lo hablé con Macron y con Alemania, es la defensa de las fronteras externas de la UE, una solución europea”. Francia anunció “represalias” contra Italia, y Meloni criticó la reacción “agresiva e injustificada” de París: “Cuando se habla de represalias en una dinámica de la UE, algo no funciona”.

París. El gobierno francés, que definió como “inhumana” la decisión de rechazar al barco de la disputa, permitió el atraque del Ocean, pero acogerá a un tercio de los migrantes; el resto serán distribuidos entre Alemania, Croacia, Rumania, Bulgaria, Lituania, Malta, Portugal, Luxemburgo e Irlanda. 

Mientras que el ascenso de la derecha en Italia endurece el discurso migratorio, su correlato francés, el partido de Marine Le Pen, critica a Macron por “ceder” ante las presiones internacionales, y elogian “el cumplimiento de la palabra” de Meloni. La ultraderechista Le Pen, contrincante de Macron en las últimas elecciones aprovechó para dejar en claro su posición: “Este es el inicio de una serie de barcos de esas ONGs cómplices de los traficantes de personas”. 

Críticas. A pesar de que Italia aceptó a la gran mayoría de los migrantes, las críticas llegan por dos razones principales. La primera, el tiempo de espera, más de dos semanas, hasta la decisión de aceptarlos, cuando el desembarque debe ser inmediato ante el pedido de refugio. La segunda, la decisión de “envíar” a Francia el buque Ocean: el destino al que llegan los migrantes es el que debe aceptarlos. 

Los dos líderes europeos, Meloni y Macron, se habían reunido a finales de octubre, el mismo día de la asunción de la italiana. Dicho encuentro fue satisfactorio para ambos, por lo que el gobierno francés, consideró el rechazo del “Ocean Viking” como una “puñalada en la espalda”. 

Gérald Darmanin, ministro del Interior de Francia, fue uno de los más duros contra su vecino: “Italia es la gran perdedora de estos comportamientos. Habrá consecuencias fuertes en las relaciones bilaterales y europeas. Rechazamos esta decisión contraria al derecho internacional”, afirmó tras decidir el endurecimiento de los controles en la frontera entre ambos países.