El lenguaje también es un virus que, como en las malas y buenas películas de ciencia ficción (desde El increíble Hulk hasta La mosca), produce mutaciones en aquellos que se ven expuestos a sus efectos. Recordemos al distraído lector: Yuri Valentinovich Knórozov, soldado ruso-ataque Berlín Segunda Guerra Mundial-descubre en la calle dos libros abandonados por los bibliotecarios berlinenses en su fuga: La relación de las cosas de Yucatán, de Diego de Landa, y Los códices mayas de los hermanos Villacorta.
Terminada la guerra, Knórozov vuelve a Berlin y en el Instituto de Etnografía se dedica a descular la escritura maya, asunto que hasta entonces se suponía irresoluble. Lo que hace es pisar los pasos de sus precursores, el primero de ellos Landa, que en su Alfabeto había querido traducir al español (o, digamos, al castellano)a la lengua maya, buscando un equivalente de sus signos en cada letra de su propio alfabeto. Pero, ¡ay Castilla!, no la había, porque la escritura maya era silábica (resulta duro decir que una lengua “era” y no que es, ahora que el permafrost se disuelve y pronto podremos resucitar a los mamuts de Siberia); los glifos(o signos) mayas podían representar tanto un sonido como una palabra entera.
Pero Knórozov es más grande y logró lo que tantos, antes, nunca nada pudieron. Cómo lo hizo. El lector puede averiguarlo consultando su Písmennost Indéitsev Maiya, La escritura de los indígenas mayas, 1963), publicado en la Revista Soviética de Etnografía, o en todo caso confiar en su sentencia: “No hay escrituras indescifrables, cualquier sistema de escritura producida por el hombre puede ser leída por el hombre”. Lo que sí es interesante señalar es que el “mayista” más destacado de entonces, Cyrus Thomas, descalificó sus descubrimientos calificándolos de pura falacia científica y propaganda comunista y tuvo que oponerse a esa vituperación una pléyade de colegas y de epigrafistas, que aplicando el método fonético de Korónozov lograron descifrar, por ejemplo, la historia de la dinastía que gobernó en Palenque. ¿Bullrich lo habría señalado como un triunfo del comunismo? Otro enigma del lenguaje.
Recién en la década del 90 Korónoz pudo visitar la tierra cuyos lenguajes arcaicos había descifrado. En 1999 murió a causa de una neumonía que lo cogió por esperar cama en un pasillo helado de un hospital de San Petersburgo.