COLUMNISTAS
Pandemia, crisis económica e historia

En eso estamos

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FMI. Kristalina Georgieva había previsto la crisis antes de que llegara el coronavirus. | cedoc

Si algo faltaba para que la crisis mundial del capitalismo quedase en evidencia, esta pandemia lo ha hecho. El año pasado, Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, ya había advertido sobre una desaceleración económica “en el 90% de los países del mundo” (Télam, 8-10-19). Ahora, hay coincidencia en que la depresión mundial será aún más grave que la de 1929, que acabó en la Segunda Guerra Mundial.

O sea que antes de la pandemia el futuro era incierto, pero ahora lo único incierto es hasta dónde llegará la crisis y cual será la salida, si es que hay una. Respecto de la “solución” tradicional del capitalismo a estas situaciones, ¿alguien es capaz de imaginar el resultado de una tercera guerra mundial, o de guerras “menores”? Esta columna ya lo intentó: (https://bit.ly/polvorin).

Respecto de la pandemia, científicos, filósofos y políticos discuten calle de por medio, pero puede decirse que hasta ahora nadie sabe gran cosa y que llegará el momento en que ningún confinamiento podrá sostenerse. Si no aparece pronto una vacuna (y aun así, cómo se va a distribuir mundialmente, cuánto costará, quiénes podrán pagarla), esto va a terminar en una espantada: se abrirán las economías y morirán los que tengan que morir.

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¿Y durante, o después? Estados y mercados en quiebra, explosión migratoria, conflictos fronterizos, sistemas sanitarios colapsados, violencia callejera e institucional. Un escenario de espanto, ante el que ya se oyen voces que apuntan al corazón del problema. Federico Mayor Zaragoza, ex director de la Unesco, señaló: “No se trata de hacer frente a una crisis económica sino sistémica. No de una época de cambios sino de un cambio de época. En los últimos estertores del neoliberalismo, los más recalcitrantes representantes del ‘gran dominio’ intentan convencernos de que volverán a lograr el ‘Estado de bienestar’: el consumo, el empleo, los horizontes sociales… Todo ello aplicable únicamente al 20% de la humanidad, ya que el resto seguiría como hasta ahora, sumido en un gradiente de precariedades progresivas. O Slavoj Zizek: “La solución no será el aislamiento ni la construcción de nuevos muros y posteriores cuarentenas. Hace falta una plena solidaridad incondicional y una respuesta coordinada a nivel global, una nueva forma de lo que antaño se llamó comunismo. (...) Si los Estados se aíslan, comenzarán las guerras” (Other News, 12-5-20).

Entretanto, y mientras que con toda razón millones de personas denuncian el racismo y las desigualdades, algunos imbéciles derriban estatuas, en lugar de entender cada época, sus circunstancias y personajes. Ya hemos tenido aquí episodios con las de Sarmiento, por sus innegables expresiones de desprecio a gauchos e indígenas, sin considerar que proponía educarlos, lo que viene a querer decir darles las mismas oportunidades que a los europeos y sus descendientes, que don Domingo admiraba.

A los verdaderos miserables, esclavistas, asesinos, dictadores, también hay que recordarlos como tales, ya que solo la comprensión de nuestra propia historia nos orienta en estas situaciones.   

Hace 150 años, en El capital, don Karl apuntó que el sistema capitalista llegaría a una fase de su desarrollo en la que sus “fuerzas productivas” (la forma en que produce) entrarían en contradicción antagónica (es decir, sin solución dentro de la lógica capitalista) con sus “relaciones de producción” (la forma en que distribuye la plusvalía). No es necesario, aunque sí razonable, suscribir sus propuestas de solución de entonces. Lo importante es aceptar que en eso estamos, antes de que la catástrofe resulte antropológica; que ya sea por el cambio climático, una guerra mundial, o ambas cosas, al final quedemos unos pocos o ninguno.

*Periodista y escritor.