Quisimos indagar en el distrito más sensible para la presidenta Cristina Kirchner cuánto habían afectado su prestigio las denuncias respecto del enriquecimiento del empresario Lázaro Báez. La suposición necesaria era que aquellas habían tenido un efecto significativo. Suponíamos que, de alguna manera, la sociedad santacruceña nos mostraría al menos algún grado de sospecha, una ceja levantada, una duda.
Los políticos, se sabe, son siempre sospechados a priori. Algo así como que son corruptos hasta que prueben lo contrario.
Así, con la intención de indagar acerca de esto, iniciamos una encuesta telefónica en la localidad de Río Gallegos, Santa Cruz.
En general este tipo de relevamiento, en cualquier lugar del país que se lo haga, registra entre el 10% y 15% de rechazo. Es decir que de cada cien personas que responden el llamado, entre diez y 15 se niegan a responder la encuesta y cortan la comunicación.
Pero en el caso de Río Gallegos la proporción se invirtió. El 90% de los encuestados declinaban responder y, al hacerlo, ofrecían motivos como “no, disculpe, de la Presidenta no voy a hablar”.
Había en esas respuestas un tono terminante, informan los encuestadores; había respeto, algo del orden de lo intocable.
Es arriesgado, lo sabemos, concluir algo sobre un dato tan frágil; pero si tuviésemos que hacer una suposición deberíamos decir que, de algún modo, la figura presidencial en el imaginario de los habitantes de la provincia de Santa Cruz aún se registra como una figura de respeto y poder.
Quizás, arriesgando aún más en la opinión, podríamos suponer que algo así, una atribución de superioridad, está en la base de ese, aproximadamente, 40% dispuesto a votarla en todo el país, que la mayoría de las encuestas serias registran.
Si esto es así, si la Presidenta verdaderamente ocupa ese lugar en el imaginario de un sector tan significativo de la sociedad, deberíamos concluir que ha logrado adquirir uno de los atributos más necesarios a la condición de líder: ser percibida en un status superior al del ciudadano de a pie. Pero todo esto que decimos arriba es apenas, entre varias posibles, una suposición arriesgada basada en una encuesta que no fue.
*Director de Raúl G. Aragón & Asociados.