El programa 6, 7, 8 organizó una de las marchas a favor de la Ley de Medios. Igual que en la Guerra de Malvinas, el canal oficial asume un papel peligroso. |
Hace dos domingos, en una contratapa titulada “Pensamiento mágico y 2 de abril”, se comparó el uso de Canal 7 y algunas pasiones de la política actual con las que despertó la Guerra de Malvinas.
Las marchas a favor de la Ley de Medios del jueves pasado y la del viernes anterior, organizada por el programa del canal oficial 6, 7, 8, refuerzan la sospecha de una historia que puja por repetirse aunque sea en forma de farsa, como escribió Marx en El 18 de brumario...
En la edición de ayer de PERFIL, el escritor Fogwill hizo una crónica sobre la marcha (ver www.perfil.com/contenidos/2010/04/16/noticia_0058.html) que comenzaba así: “Veía pasar los grupos de unos cincuenta a doscientos manifestantes y todo me recordaba al abril de 1982 y a las primeras manifestaciones de apoyo a Galtieri y su aventura de Malvinas”.
Y anteayer, en un reportaje de la revista Noticias, Jorge Lanata dijo: “Un programa como 6, 7, 8 es algo que no veía desde Gómez Fuentes”, el conductor del noticiero de Canal 7 en la época de Malvinas, que repetía la frase “Estamos ganando”.
En la contratapa “Pensamiento mágico...” se reprodujo lo que Marta Tedeschi, productora de Canal 7 en 1982 y quien tuvo a su cargo el programa 24 horas por Malvinas, le dijo a Perfil.com: “En ese momento me comí la galletita, me chupé el chupetón de Galtieri, me creí todo”. Difícilmente queden en los medios actuales personas que se “coman la galletita”, pero en el público en general habrá mucha gente que de buena fe crea en la cruzada de un bueno –el Gobierno– contra un malo –Clarín–. Ya descubrirán que era una lucha entre dos malos.
La foto que ilustra esta columna –tomada en la marcha del programa 6, 7, 8– es un buen ejemplo. La familia que, suponiendo que defiende la libertad de expresión, portaba carteles contra periodistas que trabajan en los medios de Clarín puede no conocer la trama fina de lo que significan. Por ejemplo, los periodistas denostados son casualmente más moderados: Nelson Castro se manifestó a favor de una nueva Ley de Medios y Tenembaum explícitamente apoya a las Abuelas de Plaza de Mayo en su búsqueda por conocer la filiación de los hijos de la dueña de Clarín y es autor del libro Identidad; despojo y restitución, sobre las Abuelas. ¿Por qué los eligen a ellos y no a los periodistas que claramente son soldados acéfalos de la “causa clarineana”? La explicación volvería a conectar algunas prácticas del kirchnerismo con la de los militares de la dictadura. En este caso los periodistas acéfalos serían “irrecuperables”, terminología que usaban los represores, y por eso sería más efectivo concentrarse en producir dolor a aquellos periodistas que sí son sensibles a su honra.
En otra contratapa titulada “Pegarle al periodista”, publicada el domingo anterior a la de “Pensamiento mágico...”, se advirtió sobre las graves consecuencias que tendría para el Gobierno que un periodista sufriera una agresión física considerable. Sería para el kirchnerismo un mazazo insuperable. El temor no era abstracto porque ya se habían comenzado a producir los primeros insultos por la calle a Nelson Castro, Alfredo Leuco y Santo Biasatti, sumados a las acusaciones públicas que recibieron Joaquín Morales Solá y Magdalena Ruiz Guiñazú. En las tres semanas transcurridas desde aquella contratapa, la violencia verbal contra los periodistas no para de crecer. Están dadas las condiciones para que suceda algo grave contra un periodista, y el propio Gobierno será el más afectado.
Y una recomendación respetuosa a 6, 7, 8: el mismo día de la marcha por la Ley de Medios, el 15 de abril, se cumplieron treinta años de la muerte de Jean-Paul Sartre, fundador del diario de izquierda Libération y el mejor ejemplo de periodismo militante. Pero ser militante no habilita a todo, el periodismo debe seguir siendo periodismo. Tampoco oponerse a Clarín (PERFIL tiene acumuladas más horas de vuelo en esa tarea) habilita a todo. Sobre todo si no se quiere ser los Gómez Fuentes del futuro.