Ayer, Alberto Fernández agradeció que la semana terminara: el miércoles a la noche, cuando salía del Alvear Palace Hotel junto a dos personas y sin custodia, escuchó que le gritaban:
—¡Fernández ladrón!
Identificó al agresor, sacó pecho y lanzó, como Robert De Niro en Taxi Driver:
—¿Me decís a mí? (Are you talkin’ to me?)
—A vos te digo, ladrón –repitió el hombre, sin amilanarse y gritando todavía más alto.
El resto de la semana fue todavía peor: su nombre se multiplicó vinculado a la patota del Hospital Francés y al desmanejo del centro de salud. La relación entre el jefe de Gabinete de la Nación y la Ciudad vive desde hace años en un mar de tropiezos: en estos días volvió a recordarse el pase de Borocotó al kirchnerismo, un día antes de que se decidiera el juicio político a Ibarra, y también la destitución del ex intendente, en la que Alberto F no consiguió los votos necesarios parta evitarla y enfrentó la deserción de miembros de la tropa propia, como Helio Rebot.
Algunos también recordaron, en estos días, que el “salvataje” del Hospital Francés le llegó en aquel entonces a Ginés González a través del movedizo Borocotó, quien le presentó un proyecto elaborado para que fuera su hijo Alejandro Lorenzo quien manejara el hospital. La idea se contempló en medio de la discusión del “pase”, pero finalmente quedó en la nada.
Héctor “DJ” Capaccioli, José Luis “Peter” Salvatierra y Sergio “Tuto” Muhamad fueron las marcas en el camino directo hacia el jefe de Gabinete, en una historia de dinero poco claro, internas del poder y violencia brutal.
Amigos son los amigos. “DJ” Capaccioli y Alberto F son especialistas en juntar dinero: ambos tuvieron a su cargo la campaña financiera para la elección de K como presidente. Capaccioli era secretario general del gremio de los operadores técnicos de radio (de ahí lo de “DJ”) y desde allí comenzó una carrera política verdaderamente heterogénea: en su segundo mandato, Ibarra lo nombró como secretario de Descentralización y Participación Ciudadana, y ahora se desempeña como superintendente de Servicios de Salud.
—El manejo de fondos de la SIDE es absolutamente irrregular. Con cuatro decretos secretos de Duhalde y Kirchner se le aumentó en cien millones de pesos el presupuesto. ¿Dónde fue esa plata? ¿Hubo financiamiento político? ¿Tendrá que ver con las campañas electorales?, se preguntó, horas antes de renunciar, el entonces ministro de Justicia, Gustavo Béliz.
La gestión recaudadora de Alberto F y “DJ” Capaccioli nunca quedó clara: en abril de 2004 el cuerpo de peritos contadores de la Cámara Nacional Electoral afirmó que “el actual presidente Kirchner, que declaró haber usado 2,6 millones, habría efectuado gastos por más de 6 millones”. En el monitoreo realizado por Poder Ciudadano sobre el cumplimiento de la Ley de Financiamiento de los Partidos Políticos se señaló la diferencia entre la versión oficial declarada (un gasto de 1.557.733 pesos) y “los gastos en publicidad de la fórmula Kirchner-Scioli entre marzo y mayo del año 2003, que habrían ascendido a un total de 10.780.974 pesos”.
La historia que reunió a “DJ” Capaccioli y “Peter” Salvatierra fue tierna y circunstancial: se conocieron en el jardín de infantes de sus hijas, ambas entonces en la salita de dos, y se hicieron amigos entrañables. El abogado Salvatierra ingresó entonces al estado municipal, bajo dependencia de Capaccioli. La Auditoría de la Ciudad investiga hoy, bajo la gestión de Telerman, la falta de tres partidas destinadas a programas de descentralización que suman 1.200.000 pesos y se perdieron en aquella oficina del Triángulo de las Bermudas.
Hecho el mérito suficiente, Alberto F designó a Capaccioli en la Superintendencia de Servicios de Salud, cargo para el que, como operador de radio, estaba ampliamente calificado. Los recursos que el área de “DJ” controla son increíbles: las obras sociales manejan 6.790 millones de pesos por año para dar servicios médicos a 15 millones de personas, el PAMI (manejado por Graciela Ocaña, que también responde a Alberto F) administra 1.250 millones para 3 millones de jubilados y las empresas de medicina prepaga gastan lo mismo que el PAMI para otros dos millones. Pero el dinero no es todo: fuentes de la Superintendencia señalaron a PERFIL que allí también se albergan algunos miembros de fuerzas de choque atentos a proteger el plan de gobierno: Juan Carlos Biani, uno de los gerentes de la oficina, organizó algunos de esos grupos para Matilde Menéndez durante su gestión en el PAMI, cuando los “batatas” alteraron la paz de la Rural.
“Peter”, por su parte, exhibe otro antecedente ilustre: en 2002, ya como tropa propia de Alberto F, logró parar a través de un recurso judicial presentado ante la jueza “Chuchi” Servini de Cubría las internas simultáneas del PJ. Según declaró entonces en Clarín, no estaba enrolado en línea interna alguna y lo hizo “para ahorrarle plata al Estado”. La República no tiene una, sino varias deudas con “Peter” Salvatierra: en 2005 fue “responsable económico financiero” de la campaña de Rafael Bielsa, y “DJ” fue tesorero. Pero no sólo militó por la democracia, también figura como aportante de la campaña del ex canciller, para la que consagró parte de sus ahorros: su padre, el ex diputado PJ Julio Domingo Salvatierra, aportó mil pesos, Peter cinco mil y el tercer personaje de esta historia, “Tuto” Muhamad, otros cinco mil.
—El Hospital Francés debe ser un hospital para todos –dijo el presidente Kirchner en febrero.
En el marco de una crisis general de los hospitales comunitarios, el Gobierno decidió entonces intervenir el Francés a través de la Inspección General de Justicia, un procedimiento digno del Libro Guinness de los Récords. Alberto F y Capaccioli designaron allí al abogado Peter Salvatierra, que asumió en abril. Ahora, en medio del escándalo y luego de que trascendiera que el mismo Salvatierra se desempeña como “auditor general responsable” de Canal 7, donde cobra unos siete mil pesos, el auditor-interventor se encargó de aclarar que desempeña ad honórem su tarea en el hospital, y sólo cobra en la “televisión pública”. Otro sacrificio de “Peter”, porque es interventor en el hospital desde abril y recién ingresó a Canal 7 el 1º de septiembre. ¿De qué habrá vivido durante esos cinco meses?
Como en un pase de baile, cuando “DJ” Capaccioli pasó del Gobierno porteño a la Superintendencia de Salud, Sergio “Tuto” Muhamad pidió el pase a la Dirección Socio-Cultural de la Secretaría, que luego devino en Ministerio de Descentralización (curioso, ¿no? Faltaría el lema: “Centralizar para descentralizar”). El aspecto de “Tuto” no parece, a primera vista, el de alguien inclinado a la problemática socio-cultural. Sin embargo, no debemos dejarnos llevar por los prejuicios: mientras hay quienes lo acusan de haber integrado la barra brava de Chacarita, él se defiende diciendo que se desempeña como “coordinador de la Subcomisión de Desarrollo Social”.
—¿Si el “Tuto” iba a trabajar? –le comentó un ex compañero municipal a Clarín–. Y... como ir, iba. Pero no tenía tareas, era un militante del PJ que colaboraba en las cosas que iban saliendo...
“Colaboraba en actos, cargando equipos de sonido... la última semana estuvo desaparecido”, afirmó otra fuente del Gobierno de la Ciudad.
Después de los incidentes del martes –en los que la televisión lo mostró sacándole la gorra a un policía y pateando en la cabeza a un trabajador del hospital que estaba en el piso–, el Gobierno porteño rescindió su contrato. Cobraba 1.273 pesos por mes.
“Tuto” conoció estos días la ingratitud de la política: de pronto, nadie parecía conocerlo.
—¿Cómo va a decir que no me conoce si su oficina está al lado de la mía? –se exaltó ante los micrófonos de las radios. De inmediato, el poder entendió el mensaje: era mejor reconocerlo, de otro modo, “Tuto” podía empezar a prender el ventilador.
—No reniego de mi amistad con Salvatierra y Muhamad, pero será la Justicia la que deba resolver qué participación tuvieron en los hechos del Hospital Francés –le dijo Capaccioli a la prensa.
—Es cierto, yo tengo una relación con el Dr. Salvatierra, me puse a colaborar con él ad honórem –abundó “Tuto”, otro militante preocupado por los estímulos morales.
—Le estaban haciendo el aguante al interventor –aseguró una fuente del hospital.
La patota entró pegando como en un western de clase B, y Tuto no estaba solo. También integraban el grupo agresor Marcelo “Voyeur” Galeano, dirigente barrial de Mataderos, el único de traje en los videos, y al menos dos integrantes del Sutecba (Sindicato Unico de Trabajadores de la Ciudad de Buenos Aires), el gremio de Amadeo Genta, uno de ellos con la cara cortada y un revólver en la cintura.
Así entraron en escena los grupos de choque K.
Hospital en Terapia Intensiva. La Asociación Francesa Filantrópica y de Beneficencia, entidad sin fines de lucro que regentea el Hospital Francés, no escapa a otras asociaciones de comunidades que vegetan desde hace años en estado de crisis terminal. El hospital está en concurso preventivo ante la Justicia Comercial y tiene una deuda sin verificar de unos 120 millones de pesos. En marzo de este año, la Legislatura de la Ciudad abordó el problema pero poniéndole una curita a un herido que se desangraba: votó por treinta y siete legisladores a favor, uno en contra y cinco abstenciones la Ley 1923, que estableció un Fondo de Emergencia Especial “por única vez”.
El fondo, de 8.500.000 pesos, se destinó al pago de salarios caídos de los trabajadores. El artículo segundo de la ley se curaba en salud: “La Secretaría de Salud deberá encarar las acciones necesarias –decía– para la búsqueda de soluciones definitivas”. Durante el debate, el legislador de Recrear Jorge Sanmartino –que se abstuvo de votar– señaló que “el proyecto del Ejecutivo ni siquiera tiene una fundamentación de las razones, no tenemos información de cuáles han sido las causas ni si después de esta solución el mes que viene tendremos que aprobar una nueva ley. Hay instituciones que están en una situación parecida y tienen más de cien años en la Ciudad, como la Liga Argentina de Lucha contra la Tuberculosis, que está en convocatoria con 1.600.000 pesos de deuda y no tiene nuestra misma atención”.
La auditoría del hospital elaborada a fines de 2005 en Bordeaux, Francia, por Jean-Claude Cazenave y encargada por la Embajada en Buenos Aires, resultó lapidaria: “El último balance establecido –dice– confirma la situación catastrófica de la asociación. Las estructuras de los balances 2001/2/3/4 así como las cuentas de explotación asociadas, a pesar de arrojar resultados positivos, no resisten el análisis técnico crítico. Por un lado, muestran una situación contable y patrimonial muy degradada, a pesar de un evidente maquillaje de los datos contables y una falta de sinceridad grosera”. Como “tercer punto urgente”, el auditor recomienda “reducir lo antes posible el personal”, comenzando por congelar las contrataciones y jubilar a todos aquellos que tengan más de 65 años. El hospital tiene 1.600 empleados, y la auditoría propuso, en un proceso de dos años, reducir la cifra a 1.100. Cita como ejemplos de reestructuración los siguientes:
“27 administrativos en radiología (sobre 72 agentes), 13 administrativos sobre 45 en los laboratorios, 20 asalariados en farmacia para una facturación de apenas 3 millones (130.000 pesos de venta por agente contra 600.000 euros por agente en Bordeaux) ¡50 secretarías para 219 camas! (N del A: el signo de admiración es del informe original), 52 agentes en los consultorios externos, es excesivo. A pesar de la reducción, la ratio personal/cama permanecería muy fuerte, a saber, 5 agentes por cama”.
La intervención designada por Alberto F para el salvataje tiró sobre el hospital un salvavidas de plomo: en estas páginas pueden verse reproducciones facsimilares de una factura por 384.324,74 pesos de compra de medicamentos, y los correspondientes remitos. En los remitos, al lado de cada producto figura anotado en lápiz el precio que el hospital pagó por cada producto algunas semanas antes. En el detalle de la factura 00001041, figura el precio que se pagó el pasado 30 de junio: entre una y otra columna hay notables diferencias. Por ejemplo:
Sulfatral crema antes $ 20 ahora $ 40
Benadryl antes $ 14,50 ahora $ 21,66
Vicryl antes $ 6,61 ahora $ 11,17
Catgut simple antes $ 3,86 ahora $ 7,57
Agarol antes $ 7,40 ahora $ 16,46
Insulina humana antes $ 87,50 ahora $ 116,20
Copaxone antes $ 5.400 ahora $ 7.264
Botox antes $ 912 ahora $ 1.292
Estas diferencias, que oscilan entre un veinticinco y un treinta por ciento, se registran en el ochenta por ciento de los productos adquiridos.
La idea de creación de un fideicomiso, propuesta por el Gobierno en combo con la decisión de sacar a Peter Salvatierra pero mantener al resto de los integrante de la intervención, favorecería aún más la falta de control. Mientras la Justicia interviene en aclarar los incidentes, quiso el azar que la causa cayera en el Juzgado de Instrucción Número 5, a cargo de Javier Anzoátegui, el mismo juez que sobreseyó a Barrionuevo por los incidentes de Chacarita-Boca del 30 de agosto de 2003, y que contempla la vida vegetativa de una causa por fraude contra Víctor Santa María, el líder de los porteros y operador de Alberto F en Capital.
Investigación: J. L. / Romina Manguel / Luciana Geuna