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kirchner, el gran ordenador

Extrañando a Néstor

El oficialismo trata de cubrir el agujero político que el ex presidente dejó y la oposición asume que contra él, todo era más fácil.

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“De a poco, comenzamos a reponernos del shock, aun cuando día tras día nos vamos dando cuenta de la dimensión del espacio que ocupaba Néstor”, expresaba por estas horas una de las espadas del Gobierno. Consciente de ello y de la necesidad de no dejar baches, la Presidenta se apresuró a delinear los trazos por los que pasará su rango de acción, con la idea de que esos lugares que ocupaba su esposo no vayan a ser usurpados por gente a quien ella no controla. Por eso, su primera definición no sorprendió: ha dicho que ella estará al frente de todas las tareas que desempeñaba el ex presidente. Sin embargo, habrá que ver cómo se instrumenta esto. Hoy nadie la imagina llamando a intendentes y concejales de la manera como lo hacía su esposo. Habrá trabajo extra para algunos ministros. El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, junto con el ministro del Interior, Florencio Randazzo, manejarán las relaciones políticas con los gobernadores y con los intendentes. El ministro de Planificación, Julio De Vido, será quien se encargará de la asignación de la plata para obras públicas. Habrá algunas tareas más que recaerán sobre este último y ellas no serán ajenas a una mayor injerencia suya tanto en el área económica como en la Cancillería.

En medio de su dolor, la Dra. Cristina Fernández de Kirchner supo inmediatamente que debía dar señales tendientes a reafirmar su autoridad y de frenar posibles frentes de tormenta. La reunión de Daniel Scioli con los intendentes de la provincia de Buenos Aires hubiera sido inimaginable en vida de Néstor Kirchner. Las circunstancias han colocado a Scioli en una posición de creciente preponderancia. “La postulación presidencial del mandatario bonaerense acabaría prácticamente con la división dentro del peronismo y eso sería su pasaporte a una casi segura victoria en primera vuelta”, explica un encuestador independiente. Para algunos, dentro del kirchnerismo ha llegado el tiempo de la resignación. La Presidenta sabe que deberá apoyarse en él para tener contenida a la provincia clave en las elecciones argentinas. De eso hablaron en la reunión de casi media hora que tuvieron en la semana que pasó. Desde el Gobierno, se encargan de bajarle cualquier posibilidad a la eventual candidatura presidencial del mandatario provincial.

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Otra de las decisiones de Fernández de Kirchner fue la de respaldar a Hugo Moyano. El presente del secretario general de la CGT no es fácil y la situación que esto le genera en su relación con el Gobierno es compleja. El asesinato de Mariano Ferreyra a manos de una patota que respondía al hombre fuerte de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, complicó a Moyano y dejó al Gobierno mal parado. Esto tuvo a maltraer al Dr. Kirchner. “A mi viejo lo mató el asesinato de este pibe”, fue la frase con la que Máximo Kirchner graficó esa circunstancia. A pesar de todo esto, el Gobierno sabe que no puede prescindir del líder de los camioneros. Lo necesita a su lado, pero controlado. Por ello es que la Presidenta bajó la orden de defenderlo.

Es probable que a Scioli le corresponda tanto apoyar a Moyano como así también limitarlo. El Grupo de los Ocho –conjunto de intendentes kirchneristas críticos del secretario general de la CGT que prontamente podría estar integrado por nueve jefes comunales, si es que se le termina de agregar el de Bahía Blanca– se apresuró a reafirmar su postura referida a la necesidad de producir una renovación en la conducción del PJ bonaerense con base en un proceso democrático y transparente.

Uno que por el momento está a la intemperie es Luis D’Elía, por quien la mayoría de los intendentes del Conurbano profesa un sentimiento que no es precisamente el del afecto. En una declaración, a principios de semana, confesó que muchas veces Néstor Kirchner lo había llamado para pedirle que fuera la voz de su pensamiento. Ni lerdo ni perezoso, Aníbal Fernández salió a desautorizarlo. “Con ese señor no tengo nada en común”.
La ausencia del ex presidente no sólo afecta al oficialismo. También lo hace, y con fuerza, en la oposición. En algunos integrantes del Peronismo Federal hay un estado de desconcierto. En la reunión que se realizó en el piso que posee en la Capital Federal el ex gobernador salteño, Juan Carlos Romero, hubo críticas hacia la postura de Felipe Solá. Su elogio a la figura de Kirchner desconcertó y molestó a sus compañeros de ruta. En realidad, sus declaraciones fueron sorprendentes, ya que el ex gobernador bonaerense venía haciendo críticas durísimas sobre la metodología del apriete empleada por Néstor Kirchner. “No sabe qué hacer para volver al kirchnerismo”, coinciden en las dos orillas del peronismo. Las ausencias de Francisco de Narváez y de Carlos Reutemann pegaron. A De Narváez le cuesta cada vez más sostener un discurso de renovación y ubicarse en ese espacio en el que habita tanto pasado. A Reutemann se le atribuye haber dicho que había que desensillar hasta que aclare. Esta decisión de Reutemann complica a Francisco de Narváez, cuyas esperanzas de que el ex gobernador de Santa Fe pudiera lanzarse a la carrera presidencial vienen chocando contra una realidad adversa.

También Mauricio Macri se ha visto afectado por el nuevo escenario político. La contienda contra el ex presidente lo favorecía. La ausencia de Néstor Kirchner lo ha perjudicado. Tal vez por ello, sus asesores le han aconsejado que se olvide de la candidatura presidencial y se aboque a competir por su reelección en la Ciudad de Buenos Aires, tarea que no le será fácil.
En el radicalismo, las encuestas muestran que el más beneficiado de todo este nuevo panorama es Ricardo Alfonsín. La imagen de Julio Cobos ha quedado, por ahora, desdibujada. Elisa Carrió también ha sido afectada por el fenómeno político producido por el deceso de Néstor Kirchner. Hay que decir, sin embargo, que su silencio fue valorado por el Gobierno, dato que uno de sus funcionarios le hizo saber. “Si mi esposo hubiera fallecido, a mí no me hubiera agradado que Néstor Kirchner hubiese venido al velatorio”, expresó la líder de la Coalición Cívica en una reunión. Finalmente, a los que se ilusionaron con la posibilidad de una mejor relación entre Gobierno y oposición, la Presidenta los puso en su lugar rápidamente. Ocurrió cuando trató a sus opositores de loros durante un discurso en Berazategui. Como bien señaló un alto funcionario del Gobierno “ésa es la profundización del modelo.”

Producción periodística: Guido Baistrocchi