Qué bueno que este tarifazo sirva para hacer millonarias inversiones en los servicios públicos. Es cierto que el Gobierno, ocupado como está en resolver los problemas de la gente, todavía no tuvo tiempo de hacer una conferencia de prensa o algún tipo de presentación junto a las empresas de electricidad y gas para anunciar qué mejoras se realizarán en los servicios, gracias a las ganancias extraordinarias que tendrán las empresas que, ahora sí, podrán invertir muchísimo dinero para, ellas también, resolver los problemas de la gente. Pero no dudo de que pronto ocurrirá. Es apenas un olvido. Hay que entenderlos: están aprendiendo. Y cuando eso ocurra, seguro que no sucederá más lo que me aconteció la semana pasada: estuve veinte horas sin electricidad (por suerte no perdí nada de lo que tenía en el freezer, justamente porque el freezer lo vendí el mes pasado para poder pagar la cuenta de la luz).
Trasnochador como soy, sin electricidad, no tuve más remedio que ponerme a escuchar radio en una vieja portátil que por suerte todavía anda. Eran las tres de la mañana y me detuve en un programa que me pareció extraordinario, que pasaba canciones de Sinatra y Tony Bennett. Maravillado por mi hallazgo, lamentablemente me fui a dormir sin llegar a saber el nombre del programa y la radio en que estaba. Unos días después fui a cenar con mi gran amiga E.A. y le conté lo sucedido. Increíblemente ella es gran oyente del programa: se llama Tiempo de show, por Radio del Plata, de lunes a viernes de 2 a 4, los sábados de 2 a 5, conducido por Marcelo Neira y Silvio Baiocco. Allí pasan lo mejor de la gran tradición de la canción popular norteamericana (obviamente con Sinatra a la cabeza) y desvíos por otros géneros, siempre con muy buen gusto y con un estilo inteligente y ameno.
El día que escuché el programa por primera vez se trataba de un duelo: las mismas canciones interpretadas por Bennett y por Sinatra, con los oyentes teniendo que llamar para votar por su preferido. Es la idea más simple del mundo, y sin embargo funciona: toda la cena con E.A. versó alrededor de ese tema (¡Nada es más difícil que llegar a ser simple!). ¿Me gusta más Sinatra o Bennett? No hay nadie que cante mejor que Sinatra, e incluso cada vez que escucho esas canciones que ya escuché miles de veces, siempre me detengo un segundo y reparo en algún detalle que se me había escapado. Pero a la vez tengo un sentimiento de amor incondicional por el fraseo de Bennett, en especial a medida que fue envejeciendo, que fue dejando atrás cierta influencia italiana (la canción popular norteamericana no sería lo que es sin los apellidos italianos) y se fue convirtiendo en lo que es hoy: el más grande crooner de la historia.
A los postres, E.A. me obligó a una definición. No me gustan las definiciones, pero quería ser atento (estábamos cenando en su casa: no teníamos plata para comer afuera) y di mi respuesta: mi favorito es Sinatra, en el período en que grababa en el sello Capitol, pero en particular lo que bien podríamos llamar sus “discos oscuros”, como Only the Lonely, de 1958. Es un Sinatra intimista, por momentos desgarrador, con un Bill Miller magistral al piano, y los arreglos de un Nelson Ridle, que se ajusta como nunca al tono negro y desesperanzado del disco. La versión de One for my Baby es insuperable. Mi favorito es el Sinatra perdedor.