CHAVEZ Y KIRCHNER. Debate: en qué se parecen el peronismo y el socialismo bolivariano. |
Tanto para Carrió como para De Nárváez, después de las elecciones del 28 de junio se viene una ola de estatizaciones. Quienes comparten estos pronósticos creen que las recientes estatizaciones de las AFJP y Aerolíenas Argentinas no fueron casos puntuales con justificaciones específicas sino simplemente los primeros ensayos de un máster plan que incluye varias estatizaciones, por ejemplo la de Somisa (ver página 18), la perla de Techint en Argentina, lo que explicaría por qué el Gobierno no disuadió a Chávez al estatizar las empresas de Techint en Venezuela.
Kirchvez y Charchner. Para Solá: “A Kirchner le gustaría hacer lo que hace Chávez en Venezuela pero no puede”. ¿O no pudo? Para Moyano: “Estatizar empresas privadas no es la política que en su momento nos enseñó Perón”, a lo que De Narváez agregó: “Entre Perón y Chávez, Kirchner se queda con Chávez”. Para Carrió: “El modelo chavista de la estatización es el modelo kirchnerista”. Para Randazzo: “El Gobierno tiene una posición diferente a los venezolanos porque cree en un capitalismo nacional, y no vamos a salir a estatizar empresas”. Y para Aníbal Fernández no existen estatizaciones en puerta porque “los argentinos llevamos la propiedad privada en las venas”.
Así planteado, la genética argentina y la propia del peronismo constituirían una defensa natural contra la nacionalización de la economía. Un argumento repetido ha sido que en nuestro país los partidos de izquierda no prosperaron hasta ser alternativa de gobierno, como sí sucedió en el resto de Latinoamérica en distintos momentos, porque el peronismo ocupó ese espacio.
Con los genes nacemos. Nos los transmiten cuando nos engendran quienes son los generadores: los padres. Perón para Moyano, Solá, De Narváez, Randazzo y Fernández. Pero para los antiguos romanos cada persona obtenía al nacer, además de genes, genios, que lo acompañaban toda su vida, de allí que el lugar consagrado a engendrar, el lecho nupcial, era llamado lectus genialis. Los genios estaban presentes durante toda la vida como un segundo espíritu, pero eran más erráticos y volátiles que los genes. Los humores, por ejemplo, dependían más de los genios que de los genes, y se creía que cada vida estaba marcada desde su nacimiento por dos genios: uno que llevaba al bien, y otro que llevaba al mal, uno elevado y otro inferior, lo que permitía explicar por qué personas que eran de un modo a veces se comportaban de otro: el mal genio y el bueno.
La teoría de los genios y los genes también serviría para explicar los ciclos cambiantes por los que pasó –y podría pasar– el peronismo dependiendo de qué peronismo engendró a cada peronista: el de la primera, la segunda o la tercera presidencia de Perón
Compañero Rocca. Además de las cuestiones de ideología genética, la tímida defensa del Gobierno a Techint ante la última estatización de sus empresas en Venezuela sería la punta del iceberg en una relación que se viene deteriorando acumulativamente. Primero habría sido el apoyo que Rocca habría dado a la campaña presidencial de Lavagna hace dos años, luego el Caso Skanska, donde el Gobierno se defendió acusando a Techint, y no hace mucho cuando el Gobierno nacionalizó Transportadora de Gas del Norte (TGN), de la que Techint era uno de sus dueños para, literalmente, desembocar en la crítica pública de la Presienta esta semana al decir: “Nos hubiera gustado que los primeros 400 millones de dólares que ya cobraron los hubieran depositado (Techint) en la Argentina en lugar de otros países que tienen crisis y no ofrecen garantías”.
A principios de este año Techint suspendió la construcción de un horno de mil millones de dólares en Siderar de Campana, una de las mayores obras privadas del año para Argentina, la crisis mundial frenó las inversiones en todas las empresas del mundo pero la decisión habría sido intencionalmente interpretada por el Gobierno.
29-J. Para después de las elecciones, se agregan versiones de una recreación de la Junta Nacional de Granos y una nueva ley de radiodifusión. En el primero de los casos, con la intención de dominar al campo; en el segundo, a los medios. Los empresarios no saben si temer más a que el oficialismo gane las elecciones o a que las pierda, porque así como después del revés con el campo logró la nacionalización de la jubilación privada, con idéntica lógica podría buscar recuperar el poder con medidas más audaces.