Lo de Nisman es un quilombo difícil de seguir; lo de Germanwings fue muy preciso y ordenado. Parece que hasta en las muertes en formato de suicidios o asesinatos son atravesados por las culturas que dan forma a los sujetos que producen o ejecutan decisiones de este tipo.
Muy desacertadamente uno podría pensar que esto pone en duda la precisión y el extremo cálculo alemán para todo lo que se hace. Lufthansa parecía perfecta, confiable y deseada por los pasajeros, y resulta que de repente no conoce el estado psiquiátrico de sus comandantes. Ahora, más allá de ese detalle poco pequeño, el acontecimiento está contenido en normas de seguridad que funcionaron excelentemente bien.
Los aviones despegan y suben sin parar hasta su altura asignada para volar, que es algo así como treinta y ocho mil pies. A esa altura los aviones vuelan con mínimo riesgo, menor presión y hasta gastan menos combustible. No fue hasta que ese procedimiento culminó ordenadamente que el copiloto inició su acto suicida. Además, la puerta antiterroristas funcionó de maravillas, lo cual es un éxito para el fabricante de esas puertas y una pena para los otros del avión que no querían morir. Lufthansa pone puertas que ni los de Estado Islámico podrían romper, puertas perfectas. Y por último, el piloto fue un suicida con mentalidad accidental. Podría haber estrellado el avión contra una gran ciudad, pero lo hizo prolijamente contra una montaña.
Mientras las noticias buscan con desesperación unánime imágenes del copiloto, las primeras fotos que aparecen de él son en el Golden Gate y varias corriendo maratones, es decir teniendo una vida sana.
En Argentina Nisman tiene fotos en boliches y rodeado de mujeres, ninguna haciendo actividad física. Cada dos días Lagomarsino agrega datos nuevos a la causa no dichos en cada episodio anterior mientras por otro lado, la modelo Florencia Coccuci analiza aceptar o no una invitación al “Bailando” y responde sonriendo que deberían llamarla por lo que es y no por este caso. Arroyo Salgado sale por radio Mitre y en una entrevista de una hora otorga detalles que cuestionan cada día más el accionar de la fiscal Fein, y a los minutos la fiscal Fein sale a responderle por radio La Red. Unos días atrás Lagomarsino habló por radio Metro porque tiene un perfil joven y desestructurado. Las otras protagonistas hablan sólo por AM.
Al día siguiente mismo de lo que era un accidente, se develó el misterio en los Alpes franceses. La compañía misma Lufthansa salió rápidamente a confirmar que había sido un acto suicida, confirmando la versión iniciada por el fiscal que atiende esa causa. Listo, ahora a evaluar nuevas medidas de seguridad que tendrán luego alguna otra variante de riesgo no prevista y que será también vuelta a modificar o ajustada. Mientras lo de Nisman se complica cada día más, la tragedia de Germanwings ya discute otra cosa. No se pudo entrar a la cabina ni con un hacha, mientras Lagomarsino pudo llevarle un revólver a Nisman rodeado de custodios. La tragedia del avión sigue siendo algo bien alemán y organizado, lo de Nisman es bien argentino y caótico.
Eso de controlar el riesgo es ilusorio, pero comprende formas que de alguna manera lo reducen o contienen sobre formas más concretas. Una estructura bien armada de contención de accidentes no los evitará en todos los casos, pero como mínimo hará muy evidente la falla. En una estructura de riesgo alto y poco organizada, las múltiples alternativas hacen casi imposible encontrar un único motivo.
El caso Nisman se puede expandir al infinito porque se despliega en el medio poco ajustado argentino de reglas, el mismo que permitió el atentado a la AMIA. Se pueden elegir las radios donde salir, los abogados, las fotos que mostrar, las pruebas y los testigos, la filtración de imágenes en el allanamiento de la casa, usar Twitter para acusarse entre todos y hasta poner custodios de poca precisión. No es un asunto judicial, es un asunto sociológico; es una producción específica del medio social argentino.
El copiloto suicida de Germanwings fue alemán hasta el último segundo, y su accionar tiene una lógica basada en reglas. Los de por acá han sido y son argentinos a cada instante. No pueden parar, es imposible. La tentación del caos es muy fuerte, hasta en los boliches.
*Sociólogo – Director de Ipsos Mora y Araujo.