El inicio del año político 2017 es el peor que recordemos desde el año 2003. Ni Alfonsín, ni Menem ni aun De la Rúa, tras un primer año de gobierno, tuvieron un balance tan desolador como Macri para comunicar en la apertura de sesiones de los años 1984, 1990 o 2000.
Analizado el primer año del actual gobierno neoliberal en materia productiva, todos los sectores, salvo el agropecuario más concentrado y el sector financiero, están ingresando o ya se encuentran en crisis plena.
El consumo se ubica en sus niveles más bajos desde el año 2001, con pobreza y desempleo crecientes, este último superando ya el 12% en los grandes aglomerados urbanos, inflación y déficit más que duplicando los niveles recibidos y un deterioro salarial promedio de 10 pp analizando la masa salarial total, formal e informal.
Destrucción intensa de pymes y una tasa de inflación en 2017 que supera por 8 puntos las proyecciones del Banco Central encabalgada en el aumento de costos que induce el Gobierno con subas en tasas y tarifas, así como una ausencia total de control sobre formadores de precios.
Sumemos como frutilla de esta torta de bosta el récord en caída de inversiones y un endeudamiento feroz y a tasas chinas, que en un solo año representó la friolera equivalente al 10% del PBI.
Como se ve, Macri tenía que comunicar un balance catastrófico de su primer año de gobierno y, como ya sabemos, no lo hizo.
Desplegó para boludearnos la habitual saga de mentiras a que nos tiene acostumbrados desde la campaña electoral de 2015, embustes propalando datos insólitos que se aderezan con salsa narrativa elemental : “Autos que se manejan solos, ¡robots!”, barbacoa típica del discurso PRO, diseñado pensando en que su escucha mayoritaria la constituyen sujetos de 9 años de edad de maduración mental promedio.
El típico homo videns criollo, de pensamiento abstracto limitado y emotividad exacerbada, lábil, como la personalidad que mostró el Presidente, al satirizar en medio de su discurso a un dirigente gremial amenazado de muerte junto a su familia, con lo cual propició nuevas amenazas, en una actitud al menos irresponsable.
Esperemos todos que las amenazas queden en eso, pues, de materializarse, la situación abierta será muy difícil de controlar.
En fin, para cambiar el tono de cierre, lo único rescatable de esta apertura 2017, y para que no se sospeche de animosidad alguna para con el Gobierno, resultó la multitud que cubrió la Plaza de los Dos Congresos, que desbordaba de afecto popular por este lindo primer añito de gestión macriana. ¿Ustedes fueron a la plazoleta, estimados lectores? ¿No? Ya sé, mucho calor, una lástima.
*Director de Consultora Equis.